El accidente mortal de Pinos de Gáldar no dejó huellas de una frenada brusca en el asfalto, antes de que el vehículo se despeñara ladera abajo. El alcalde de Artenara, Jesús Díaz, reconoce que es una vía con cierta peligrosidad, en la que se han registrado graves percances en la última década, por lo que solicita que se coloquen vallas de seguridad en las curvas y tramos peligrosos, en sustitución de los actuales malecones, que absorben menos los impactos.

Los agentes de Tráfico de la Guardia Civil continúan investigando las posibles causas que pueden haber originado esta tragedia en la que se han visto involucrados cuatro miembros de una misma familia. De momento, los investigadores descartan que se pueda haber visto implicado un segundo vehículo, si bien al tratarse de una carretera sin mucho tráfico no hay testigos que puedan arrojar mayor luz sobre lo sucedido.

El suceso tuvo lugar a la altura del punto kilométrico 34,500, en la carretera GC-21, ya dentro del término municipal de Gáldar. Se trata de una vía convencional propia de montaña, sin arcén que permita sortear en un momento dado algún contratiempo, y de doble sentido. A esto se sumó que en el momento del incidente el asfalto debía estar mojado y muy probablemente la visibilidad era baja, debido a la niebla y puede que la lluvia.

El vehículo que conducía una de las hermanas, Marta García (que se encontraba al volante al ser hallada ya sin vida), y de la marca Kia Ceed, se salía poco después de una curva. Los primeros análisis reflejan que en el asfaltado no quedaron huellas de frenada antes de chocar con los muros y despeñarse. Se baraja que la falta de adherencia por estar mojada la carretera pudo avivar la salida de la vía.

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Jesús Díaz solicita a la consejería de Obras Públicas del Cabildo de Gran Canaria que en las curvas y los tramos peligrosos se reemplacen esos muros de piedra colocados hace décadas por vallas, para evitar en lo posible este tipo de accidentes.

El tramo de la tragedia ha sufrido al menos cuatro sucesos similares en los últimos años, en unos casos con víctimas mortales y, en otros, con un final menos dramático. En parte, porque la vegetación frenaba a los vehículos en las caídas, ya que ahora tras los últimos incendios se han quedado despoblada las laderas. Y el ejemplo más claro es que algunos de estos automóviles han vuelto a salir a la luz al quemarse los arbustos en estos barrancos, donde se propagó uno de los grandes incendios forestales de hace algo más de un año.