Cuatro personas han sido encontradas fallecidas en el interior de un vehículo que había caído por una altura de 75 metros en un barranco dentro del término municipal de Gáldar. El accidente ha ocurrido en la GC-21, a la altura del kilómetro 34 entre Artenara y Pinos de Gáldar.

Un padre, dos de sus hijas y el marido de una de ellas fallecieron la noche del pasado martes después de que el vehículo en el que circulaban por la carretera que conecta Artenara con Valleseco, a la altura de los Pinos de Gáldar, se saliera de la vía y cayera por la ladera de un barranco desde 120 metros de altura. Un operario de mantenimiento de Carreteras dio la alerta en la tarde de ayer, 18 horas después del accidente, al ver varios malecones de seguridad destrozados y un turismo Kia Niro despeñado. Cuando un rescatador del helicóptero del Grupo de Emergencias y Salvamento (GES) pudo llegar al lugar confirmó el fallecimiento de los cuatro pasajeros. Las víctimas tenían profundas raíces en el pueblo de Artenara, que anoche durmió consternado con el suceso.

Las primeras indagaciones de la Guardia Civil de Tráfico apuntan a que el siniestro se pudo producir entre las nueve y las diez de la noche de anteayer, martes, 8 de diciembre. El padre, el mecánico asturiano Iván García Buelna, sus dos hijas Marta y Rita García Bolaños, y el marido de esta última, el piloto de aviones británico de nombre Richard, abandonaban la casa familiar del pueblo cumbrero después de visitar a la abuela de ellas. Era de noche, hacía mal tiempo, con lluvia y neblina; y por delante tenían un largo trayecto hasta llegar al barrio capitalino de La Isleta, donde residían. El accidente ocurrió sólo tres kilómetros después de partir del casco urbano artenarense. En una curva a derecha situada en el kilómetro 35 de la GC-21 el coche se salía de la vía por el margen izquierdo, colisionaba contra varios quitamiedos de hormigón que se encuentran en un tramo de apenas 20 metros, entre dos vallas de seguridad, y se precipitaba por una pronunciada ladera.

Como indicó ayer el alcalde de Artenara, Jesús Díaz, en este punto se han producido varios accidente de este tipo. Sin embargo, hasta ahora retamas de más de un metro de altura conseguían retener los vehículos antes de que se despeñaran hasta el fondo de Barranco Hondo de Arriba, a los pies de los Pinos de Gáldar. En esta ocasión, la naturaleza nada pudo hacer por evitar el brutal accidente. El incendio que el año pasado arrasó con gran parte de esta zona ha convertido estos arbustos en palos esqueléticos que se quiebran con facilidad. El turismo dio numerosas vueltas de campana hasta que a unos 120 metros de profundidad paró su trayectoria.

A esa hora, nadie más circulaba cerca. Nadie se percató de lo ocurrido. Tampoco durante gran parte del día de ayer. Hasta que poco después de las tres de la tarde, un trabajador de la empresa encargada del mantenimiento de las carreteras de Gran Canaria vio cómo dos de los pretiles estaban destrozados. Al alongarse consiguió ver al fondo un coche de color blanco. Fue entonces, a las 15.48 horas, cuando alertó al Centro Coordinador de Emergencias y Seguridad (Cecoes) 112 de lo ocurrido ante la sospecha de que pudiera haber personas atrapadas en su interior.

La sala de emergencias movilizó de inmediato al helicóptero del Grupo de Emergencias y Salvamento (GES) del Gobierno de Canarias, así como a Bomberos del Consorcio que acudieron desde las bases de Gáldar, Arinaga, Telde y San Mateo. Los rescatadores de la aeronave fueron los primeros en personarse en el lugar. Uno de ellos consiguió situarse junto al vehículo y confirmó el fallecimiento de los cuatro ocupantes. 

El lugar en el que se encontraba, de difícil acceso; así como las condiciones meteorológicas, con niebla persistente y lloviznas, hicieron inviable recuperar los cuerpos por vía aérea. Los bomberos, con la colaboración de Protección Civil de Artenara y Valleseco, valoraron hacerlo por tierra, aunque el amplio dispositivo descartó cualquier maniobra ante la peligrosidad que suponía. Así, el juez en funciones de guardia del partido de Santa María de Guía tomó la decisión de posponer la recuperación de los cadáveres hasta primera hora de la mañana de hoy. Si las condiciones meteorológicas lo permiten, la operación se tendrá que realizar a través del helicóptero, según informaron fuentes de los recursos que participaron en el servicio. La intención es afianzar el vehículo para sacar los cuerpos del habitáculo y proceder a su traslado a una zona segura. 

El equipo de Atestados del Subsector de Tráfico de la Comandancia de Las Palmas, por su parte, inició ayer las pesquisas para tratar de conocer las causas del accidente del que realizarán un informe técnico de lo ocurrido ante la falta de un testimonio que pueda esclarecer que fue lo que sucedió para que el coche se saliera de la vía y se despeñara.

El padre, José Iván García Buelna, era natural de Asturias y se afincó en Gran Canaria tras contraer matrimonio con su mujer Lucía Bolaños, ya fallecida, en la ermita de La Cuevita. Tuvieron tres hijas. Marta, trabajadora social, y Rita, ingeniera informática, iban en el coche junto a Richard, piloto de aviones de la aerolínea Norwegian y marido de esta última, ambos residentes en Inglaterra y que estaban de vacaciones en la Cumbre. El alcalde de Artenara evaluaba ayer declarar varias días de luto en el municipio por el trágico accidente que ha conmocionado a los vecinos, quienes han mostrado su dolor con crespones negros en las redes sociales. 

Los cuatro fallecidos

Iván García Buelna, mecánico

El padre, José Iván García Buelna, era un asturiano que se vino a vivir a Gran Canaria, donde conoció a su mujer Lucía, natural del pueblo de Artenara. Contrajeron matrimonio en la iglesia de la virgen de la Cuevita, en el municipio cumbrero y tuvieron tres hijas: Raquel, Rita y Marta. Pese a abandonar muy joven su tierra, García Buelna visitaba con frecuencia Asturias donde una de sus hijas instaló su residencia. El fallecimiento de su mujer afianzó la unión con sus hijas pese a la distancia que había entre ellos ya que Rita vivía en Iglaterra, Raquel en Asturias y Marta en Gran Canaria. Tenía un taller de mecánica para vehículos en Jinámar.

Marta García Bolaños, trabajadora social

Diplomada en Trabajo Social en la Universidad de Las Palmas de Gran Canaria, Marta García Bolaños era una persona muy activa, que participaba en actividades deportivas y lúdicas que le llevó a estudiar también el curso de técnico superior de Animador Sociocultural en el IES Roces de Gijón, en Asturias, antes de los estudios universitarios. A diferencia de sus dos hermanas, regresó a la Isla donde residía actualmente. En las últimas elecciones municipales, incluso, hizo una incursión en política y se presentó por el partido Ciudadanos al Ayuntamiento de Artenara como número 2 de la lista que lideraba Borja Díaz.

Rita García Bolaños, ingeniera informática

Se encontraba de visita en la Isla junto a su marido cuando ocurrió el fatal accidente. Rita García Bolaños también había estudiado en la Universidad de Las Palmas de Gran Canaria, pero una rama completamente diferente a la de su hermana. Ella se inclinó por la ingeniería informática, que le llevó a estudiar un año de Erasmus en la Universidad de Niza, en Francia. Durante su carrera profesional trabajó algo más de dos años en el grupo canario Lopesan como programadora y desarrolladora informática, primero como becaria gracias un programa de la ULPGC y posteriormente como empleada. Su caminó siguió hasta Inglaterra, donde trabajó primero para una compañía de Software instalada en Edimburgo y, en la actualidad, formaba parte del equipo de la multinacional Ovo Energy, especializada de energías renovables, en Londres.

Richard, piloto de aviones

El marido de Rita, el británico Richard, era piloto de aviones. En la actualidad formaba parte de la aerolínea de bajo coste Norwegian. Su pasión por las alturas también se la trasladó a su pareja, a la que invitaba a conocer los entresijos de su profesión con cursos para que se pusiera a los mandos de una avioneta junto a un instructor por la isla de Gran Canaria. Ambos solían regresar a la Isla con asiduidad para visitar al padre de Rita y a su abuela en el pueblo de Artenara.