El hombre de 43 años acusado de fabricar y colocar el artefacto explosivo ante una vivienda de La Matanza de Acentejo el domingo 22 de noviembre tiene antecedentes penales y es sobrino y primo de las víctimas (un padre y dos de sus hijos). Cabe recordar que la magistrada del Juzgado de Primera Instancia e Instrucción número 2 de La Orotava decretó el ingreso en prisión provisional, comunicada y sin fianza para el citado individuo como presunto autor de los delitos de asesinato en grado de tentativa y fabricación de explosivos.

Poco más de tres días después de que ocurriera el sorprendente suceso, en el que un hombre de 48 años resultó herido de gravedad, mientras que su padre y su hermano registraron lesiones moderadas, los investigadores de la Guardia Civil consiguieron identificar, localizar y detener al ahora acusado, gracias a diferentes pesquisas de la Unidad Orgánica de Policía Judicial (UOPJ) y del Equipo Territorial del Puerto de la Cruz. Ya entonces los agentes certificaron que el implicado compartía un apellido con los afectados y analizaron las bases de datos pertinentes. Dichos profesionales hallaron una conexión con la familia de los heridos que les resultó curiosa. Y, de esa manera, llegaron a determinar el posible móvil del caso, una venganza de tipo sentimental.

El apresado se dedicaba profesionalmente a la cerrajería y es natural de otro municipio del Norte de la Isla. Según las fuentes consultadas, la expareja y madre de los hijos del arrestado también lo denunció y el individuo llegó a ingresar en el centro penitenciario Tenerife II, aunque hacía varios años que estaba en libertad y ahora residía en Granadilla de Abona.

Hacía más de un lustro que las personas afectadas por la explosión no tenían contacto alguno con dicho acusado

Hacía más de un lustro que las personas afectadas por la explosión en el Camino Andaga no tenían contacto alguno con dicho acusado y, por ese motivo, cuando los agentes de la Guardia Civil les preguntaban en los primeros días si tenían sospechas de alguien que pudiera haber atentado contra ellos, afirmaban que no y que, ni siquiera, habían recibido en los últimos años amenazas o advertencias.

Fue un ataque no esperado. En la madrugada del 22 de noviembre, el presunto autor se dirigió hasta el mencionado enclave de La Matanza y dejó un saco con el artefacto explosivo en el interior. Utilizó una caja metálica para guardar y disimular el dispositivo. En la tapa de la misma pintó el primer apellido de la familia afectada.