El bebé se ahogaba. Los padres, que se encontraban en ese instante en el vestíbulo de la Ciutat de la Justícia de Barcelona, se bloquearon. En el vestíbulo del juzgado de L'Hospitalet de Llobregat, con el recién nacido en brazos, rodeados de cada vez más personas que los observaban angustiados. Una de ellas, una mujer, corrió al exterior a buscar ayuda y dio con una pareja de agentes de los Mossos d'Esquadra de guardia. Era una patrulla integrada en el dispositivo 'Toga', que da seguridad a sedes institucionales ante actos vandálicos. La mujer, como pudo, les indicó que había unos padres en apuros en el interior del edificio porque su hijo se ahogaba. Los dos policías, uno en prácticas y el otro a punto de ser padre primerizo -su hija nacerá en enero-, abandonaron el puesto y la siguieron. Corriendo.

En el vestíbulo, los agentes encontraron a los padres, en estado de shock, con el niño en brazos, rodeados por una multitud. El bebé estaba rígido y su piel amoratada por la falta de oxígeno. Sobraban las explicaciones. El agente en prácticas cogió al lactante, lo puso sobre su rodilla, boca abajo, y comenzó a practicarle una maniobra de reanimación casi intuitiva: golpes suaves en la espalda acompañados de un ligero masaje de presión intermitente en el estómago. El otro compañero, el futuro padre, gestionó el auxilio de una ambulancia del Sistema d'Emergències Mèdiques (SEM), que llegó a los pocos minutos, y se sumó a la tarea de asistir al pequeño.

El masaje del policía logró mantener con vida al bebé durante ese rato, el que transcurrió hasta el auxilio médico. Cuando llegó la ambulancia, los sanitarios cogieron al recién nacido y lo tumbaron en la camilla. Volvió a respirar, su piel recobró un color más sano y, de repente, abrió los ojos. El pequeño fue trasladado de urgencias y se ha recuperado sin secuelas del susto.

Este miércoles, la pareja de agentes acudió a regalar a la familia un peluche del oso Pau. El mismo que usan los agentes catalantes de Trànsit para distraer a menores que se ven inmersos en situaciones traumáticas en la carretera. El mismo que los agentes trajeron a la familia del niño que murió atropellado en el atentado de La Rambla de Barcelona que se juzga estos días en Madrid.

En el vídeo que los Mossos filmaron de aquel reencuentro entre agentes y familia se aprecia al protagonista de esta historia, que se llama Tiago, bostezar desacomplejadamente durante el encuentro. Ajeno al espanto que vivieron sus padres. Los policías le dicen a la madre que para ellos ha sido un regalo haber podido ayudar, que eso es algo que se llevan. "Yo me lo llevo más", responde ella.