Un testigo ha afirmado que el acusado de asesinar a un ocupa de 26 años en Morro Jable (Fuerteventura) la noche del 22 de enero de 2018 golpeó con una piedra a la víctima al tiempo que le decía "perro", cuando ya se encontraba en el suelo en la calle tras la pelea que habían tenido poco antes en el bar "Eliseo".

En la segunda sesión del juicio que se sigue contra el cocinero asturiano jubilado, Jesús M.L., este testigo, vecino de Morro Jable, ha explicado al Jurado de la Audiencia de Las Palmas que vio la agresión desde la terraza de su casa y que el procesado "parecía una fiera".

El acusado estaba sobre la víctima, E.J.O.H., y con un pie le pisaba un brazo y con el otro tenía inmovilizado el cuello, ha dicho este testigo, que luego vio llegar a un guardia civil de paisano que se abalanzó sobre el procesado ayudado por otras dos personas, uno de ellos un vigilante que llevaba unas esposas, y lograron reducirle.

Este testigo ha dicho que no vio el bastón que tenía atado en la punta la mitad de una tijera y con el que presuntamente le había agredido previamente. El arma fue encontrada por un policía local debajo de un coche a unos 30 metros del lugar en el que se hallaba la víctima en el suelo, según ha explicado al tribunal el agente que la descubrió y custodió.

En esta sesión ha declarado también el hombre que ayudó a reducir al acusado, quien ha afirmado que vio a la víctima con el pecho ensangrentado y apoyada en un coche mientras el agresor le asestaba al menos "dos estocadas" y que después se fue hacia un descampado donde cogió un ladrillo y una piedra para continuar su agresión.

Otro testigo que estaba viendo un partido de fútbol en el bar donde se pelearon previamente, ha indicado que primero entró el joven al local y dijo que se iba "a liar", y después el acusado con un bastón, del que nadie se percató que tenía atada una media hoja de una tijera hasta que se produjo la pelea.

"No nos dimos cuenta de que lo estaba apuñalando delante nuestra", ha añadido este testigo, quien ha calculado que la pelea duró un minuto y medio, una cuestión en la que han coincidido otras personas que la presenciaron, así como en que el joven fue quien entró primero al local, seguido por el acusado, quien le quería matar, según le oyó decir otro de los clientes del bar.

La pareja con la que vivía el acusado cuando sucedieron los hechos ha relatado al tribunal que residían en su casa, en Gran Tarajal, y que el procesado había denunciado a la víctima al menos en tres ocasiones, la primera por la usurpación de su vivienda y las siguientes por lesiones, insultos y amenazas.

Esta testigo ha dicho que presenció tres discusiones entre la víctima y su pareja y que en una de ellas, que se produjo debajo de su casa, en Gran Tarajal, la víctima le amenazó también a ella.

Ha manifestado que no se explica lo que le pasó a Jesús M.L. ese día, pues habían estado juntos en casa hasta las 20.30 aproximadamente, cuando le dijo que se iba a comprar al supermercado.

Según esta testigo, el acusado tenía problemas y sufría una depresión, pero era una persona tranquila y se le debieron de "quemar las neuronas".

Así mismo, ha indicado que su pareja tenía miedo del acusado y había pedido una orden de alejamiento: "Pedía ayuda a la Justicia pero no se le hacia caso".

La Fiscalía solicita una condena de 22 años de prisión por un delito de asesinato y que se prohíba al acusado vivir en Fuerteventura, mientras que la acusación particular ejercida por la madre y el hijo menor de la víctima piden una condena de 25 años de cárcel, y comparte la petición para que no viva en la isla.

La abogada de Jesús M.L. considera que su cliente actuó en defensa propia y sufría una alteración mental transitoria en el momento de los hechos.

El juicio continuará este miércoles con la práctica de la prueba forense.