El chaleco antibalas le salvó la vida. Un guardia civil sufrió ayer tres disparos de bala de un individuo en el parque urbano de Arinaga, en Agüimes, uno de los cuales lo alcanzó a bocajarro en el muslo con un orificio de entrada y otro de salida, mientras el segundo, dirigido al abdomen lo frenó a prenda protectora, que absorbió los impactos en el torso cuando forcejeaban, y una tercera se perdió. Las fuerzas del orden buscan al autor, que huyó del lugar, dejando atrás el revólver.

El suceso se registró a las 3:15 horas de la pasada madrugada cuando, según el relato de la Guardia Civil, "una patrulla del puesto principal de Agüimes se dirigía a un aviso por alteración del orden público", al tener conocimiento de ruidos que alteraban el descanso de los vecinos. Al llegar a las inmediaciones del parque urbano de Arinaga observaron a una persona con ropa oscura cerca de la carretera (kilómetro 30 de la GC-100), que intentaba ocultar una mochila negra.

La acción de agacharse levantó las sospechas de los agentes, que decidieron dar la vuelta para identificarlo. Pero cuando se aproximaban hacia el individuo, "de repente, sacó un arma de fuego corta (tipo revólver) y disparó al agente, impactando el primer tiro en el chaleco antibalas reglamentario, comenzando entonces un forcejeo entre ambos y haciendo también el agente uso del arma de fuego reglamentaria, aunque sin embargo recibió un disparo más en la pierna, que fue atravesada por la bala".

El chaleco le salvó la vida del agente, ya que la bala se quedó incrustada en el elemento de protección. Sin embargo, no pudo evitar un segundo impacto, con orificio de entrada y salida en la pierna. Además, se registró un tercer disparo, que se quedó en una bala perdida, tras lo cual lograron arrebatarle el arma.

El autor empleó un revólver de la Marca Llama, que está ya en manos de los investigadores. Precisamente, en la mañana de ayer hicieron una búsqueda en el parque en busca de pisas que puedan servir para la detención del individuo y las pruebas que lo incriminen.

El funcionario fue evacuado en una ambulancia medicalizada del Servicio Canario de Salud al Hospital Insular de Gran Canaria, donde recibió las curas, tras ser trasladado en primera instancia al centro de salud de Agüimes por sus propios compañeros.

El parte inicial apunta que la bala no causó graves daños, por lo que recibió pocas horas después el alta médica, pudiendo regresar a su domicilio para recuperarse de las lesiones.

El tiroteo alertó a otras unidades de la Guardia Civil, Policía Local de Agüimes y Policía Nacional, que se desplegaron por la zona para localizar al autor de los disparos.

Aunque en la mañana de ayer se barajó que el autor había sido detenido, hasta anoche no se había confirmado este dato.

Las fuerzas del orden mantienen activa la búsqueda de este individuo, que se corresponde con el perfil de un varón de 1,70 metros de altura. Todo ello, bajo la dirección de la Unidad Orgánica de la Policía Judicial de la Comandancia de la Guardia Civil de Las Palmas.

Este tipo de hechos es poco habitual en Gran Canaria. Y menos que un posible delincuente responda de esa forma con un agente de la autoridad.

El agente herido tiene 42 años de edad, es vecino de Las Palmas de Gran Canaria y oficia como agente de la Guardia Civil desde el año 2007, estando destinado en el puesto principal de Agüimes desde el año 2010.

Compañeros del funcionario hicieron un llamamiento para que el uso del chaleco antibalas fuera de norma cotidiana, aunque en estos meses de calor resulte incómodo. Sobre todo, al comprobar cómo la prenda ha salvado al agente.

Desde la Asociación Española de Guardias ivil (AEGC) se insistió, a través de un comunicado, que el guardia civil llevaba los nuevos chalecos antibalas, de dotación personal y por tanto de su talla, "gracias a lo cual ha salvado su vida". Y reclamó por ello que todos los compañeros dispongan de este material, para lo cual instan a los responsables del Cuerpo.