El acusado de asesinar a su hijastra de 5 meses entre el 26 y el 27 de mayo de 2018 en La Matanza (Tenerife), usó su derecho a la última palabra para asegurar que quería tanto a la víctima como a la hijastra mayor, de 19 meses, ambas hijas biológicas de la también acusada por asesinato, Irene T.T.

Durante la cuarta y última jornada del juicio oral con jurado popular en la Audiencia Provincial de Santa Cruz de Tenerife, las partes del caso emitieron sus alegatos finales y repasaron las pruebas y testimonios evaluadas desde el pasado lunes, y también declararon los últimos testigos del caso.

Prisión permanente revisable

El fiscal mantuvo su acusación y su petición de condena iniciales (prisión permanente revisable para ambos) e hizo hincapié en el detalle de que la pareja no llevase a la bebé al médico 48 horas después del 22 de mayo, cuando la llevaron al hospital porque la pequeña tenía vómitos, pero presentaba, por lo demás, un buen aspecto general. Para el fiscal este es un detalle esclarecedor, puesto que los forenses determinaron posteriormente que encontraron en el cuerpo de la bebé "incontables hematomas y marcas de distinta data", lo que implica necesariamente, desde su punto de vista, que los maltratos comenzaron a partir del 22 y evitaron por ello que recibiera una atención médica que habría desvelado las marcas de los golpes.

Por lo demás, resaltó que la versión de la pareja que sostiene que la bebé se le cayó a uno o a otro al suelo, dependiendo de si la relata Joel M.M. o Irene T.T., es "mentira" e "increíble", y apeló asimismo al informe forense que determinó que era imposible que una sola caída provocase esa cantidad de hematomas.

"Se acusan el uno al otro con mentiras. Es imposible que le dieran dos biberones el domingo 27 por la mañana, y que la bebé se los tomase enteros y se durmiera, y que tampoco se percatasen de su aspecto. Es imposible que no la escuchasen llorar esa noche", insistió el Ministerio Público.

Un bebé que ya tenía el hígado roto, lo que provocó una hemorragia interna que irritó, entre otras regiones, al peritoneo, ambas lesiones "muy dolorosas" que se pudieron prolongar durante horas, según los peritos, por lo que la pareja "necesariamente" debió de escuchar los llantos de la pequeña. Y añadió que avisaron a la ambulancia cuando ya constataron que la niña estaba muerta. Entonces montaron, dijo el fiscal, un relato "ficticio" para justificarse, pero recordó asimismo que distintos técnicos de ambulancia que atendieron a la bebé, la encontraron muy pálida, fría y con los labios azules, prácticamente muerta.

La defensa de Irene T.T. reitera su petición de inocencia, y el defensor de Joel M.M. solicita que los hechos se consideren un homicidio imprudente y se tengan en cuenta como atenuantes las dilaciones indebidas. La defensa de la madre alegó que no consta ninguna prueba de que Irene maltratase a la bebé, que no se ha probado que tuviera una participación directa o indirecta en los hechos o que tolerase esos maltratos y, además, añadió que "todas" las pruebas apuntan a que el único responsable de los malos tratos y el asesinato fue Joel.

Irene T.T. era víctima de malos tratos, padecía baja autoestima y dependía emocionalmente de Joel M.M., además de que enseñó los hematomas y golpes que había sufrido días después de los hechos a la Guardia Civil, y que las psicólogas que la trataron meses después la catalogaron como un "perfil de llamada de socorro".