La Guardia Civil ha logrado aislar siete muestras biológicas que prueban la presencia de Marta Calvo, por lo que si su presunto verdugo, Jorge Ignacio P. J. siente la tentación de cambiar su versión en algún momento del proceso, llegará tarde. Solo uno de esos vestigios refleja ADN individualizado de la joven -en una lentilla de color que se le cayó junto a la cama-, mientras que en los otros seis, su perfil genético aparece entremezclado con el de su presunto asesino. Tres de esas muestras en las que ambos ADN están combinados son las que pueden acorralar a Jorge Ignacio P. J.

Una de ellas fue detectada en una mancha de sangre en la pernera de un pantalón vaquero del acusado, encontrado en su casa de l'Olleria a finales de noviembre por la Guardia Civil y que el presunto asesino aún no ha explicado -en su 'confesión', aseguró haber descuartizado a la joven en Manuel, pero dijo haberlo hecho desnudo, por lo que la sangre difícilmente habría llegado hasta el trozo de tejido que cubría su muslo derecho si su versión fuese fiel a la verdad de lo ocurrido-.

Las otras dos muestras especialmente incriminatorias, con material biológico de víctima y acusado, fueron encontradas durante la minuciosa inspección ocular llevada a cabo por la Guardia Civil en la casa de Manuel el 17 de diciembre pasado. Una de ellas estaba en el borde del sumidero de la ducha y la otra en la cara interna del lateral de un zócalo. Son los dos indicios que más cerca están de probar que, tal como aseguró Jorge Ignacio P. J., descuartizó a su víctima sobre el plato de ducha de ese baño, situado en la planta baja del inmueble.

Tres muestras en el dormitorio

Hay otros tres puntos donde el perfil genético de ambos aparece mezclado: en dos interruptores de la luz, ubicados en la pared y la parte derechas de la cama, que posiblemente tocaron ambos en momentos distintos, y en una colcha de color blanco que estaba guardada en un armario.

La Guardia Civil halló ese cobertor con restos genéticos de ambos doblada dentro de un armario, en el pasillo de la casa, donde Jorge Ignacio P. J. pensaba que no iba a llamar la atención de los investigadores.

Se equivocó. Y no fue su único error. Justo al pie de la cama de su dormitorio, uno de los guardias civiles que participó en la primera inspección ocular de la vivienda, a finales de noviembre, encontró la lentilla de color verde que Marta llevaba aquella noche y que posiblemente perdió cuando ya había fallecido y su presunto asesino manipuló el cuerpo. Y Jorge Ignacio no se percató de ese detalle ni vio la lentilla cuando limpió la casa de arriba abajo para eliminar pruebas de su acción. Ahora, ya es una pieza de convicción.