El 6 de enero de 2003, uno de los cuñados de Carlos Torres Hernández fue hallado muerto y con evidentes signos de haber sufrido una brutal paliza en una cantera de extracción de áridos ubicada en la costa de Granadilla de Abona. El cadáver fue hallado en El Confital, un paraje situado entre los núcleos de El Médano y San Isidro. Más de 17 años después, este homicidio no ha sido esclarecido. Y el autor o autores nunca fueron detenidos. Antonio Manuel Pérez Correa, conocido como "Toño", tenía 26 años de edad y trabajaba, precisamente, en la cantera en la que se halló su cuerpo.

El joven recibió un importante número de golpes. Días antes, un sábado, fue su cumpleaños y esa noche estuvo con su novia, hasta las tres de la madrugada del domingo. Según trascendió el día de los hechos, uno de sus hermanos recibió una llamada suya a las 22:00 horas del domingo en la que la víctima le aseguró que estaba en el núcleo de Los Abrigos y que, de forma inmediata, se dirigiría a San Isidro, donde vivía. Pero "Toño" nunca llegó a su domicilio y su familia empezó a preocuparse. Cuando falleció, Pérez Correa llevaba siete años trabajando en la cantera de áridos. Su vehículo, un Peugeot 306 de color azul, fue localizado en el aparcamiento de la cantera. Su hermana inició hace algún tiempo varias gestiones para que se revise la investigación que en su día efectuó la Guardia Civil sobre el caso.