Un yesero que estaba trabajando en Gran Canaria para un hombre con intereses inmobiliarios tanto en la isla como en el condado inglés de Durham, perdió una tarjeta del teléfono que encontró el propietario español de la propiedad que al examinar la tarjeta comprobó cómo se mostraba un vídeo en el que una persona estaba manteniendo relaciones sexuales con una niña, era el yesero Christopher Scott.

Tras la denuncia a la policía en el Reino Unido, se celebró el enjuiciamiento en el que la joven admitió haber tenido relaciones sexual con el yesero cuando estaba realizando su trabajo, aunque confesó a la policía que desconocía que esas actividades estuviesen siendo grabadas de alguna forma. Los datos procesados revelaron también el sexteo, envío de mensajes sexuales, eróticos o pornográficos, por medio de teléfonos móviles, entre ambos.El intercambio de mensajes cada vez más subidos de tono entre el yesero y la niña, así como el intercambio de imágenes íntimas no era el único contenido que sorprendió durante la investigación. También mostró una escena de bestialidad, una relación sexual de un hombre o una mujer con un animal, no relacionada inicialmente con este caso practicado por una mujer desconocida.

El varón reconoció que la relación había durado unas siete semanas y desmintió a la niña reconociendo que ella era consciente de lo que estaba haciendo. La madre de la niña realizó una declaración destacando el gran impacto que ha causado toda esta situación tanto en la joven como en toda la familia.

Finalmente el yesero acabó admitiendo diez delitos, siete de ellos relacionados con la actividad sexual con la niña menor de 16 años, otros dos de posesión de imágenes pornográficas de menores y el último de pornografía extrema, según la legislación británica. El varón afirmó que estaba superando una etapa de depresión y que tras dejar de tomar la medicación que le habían recetado, intentó aliviar sus problemas con la niña.

El varón reconoció su culpa de mantener una relación inapropiada con una menor antes de recibir la sentencia de ocho años de prisión, así como su registro como delincuente sexual de por vida. El Registro de Delincuentes Violentos y Sexuales es el sistema utilizado en el Reino Unido vigente desde 2003, en el que quedan registradas todas las personas que son encarcelados por más de 12 meses por delitos violentos y sexuales. No es una base de datos pública, sino que el registro es accesible para el Servicio Nacional de Libertad Condicional, el Servicio de Prisión de Su Majestad y la Policía.