Alumnos y profesores de la Escuela de Arte y Superior de Diseño Fernando Estévez, en Santa Cruz de Tenerife, denuncian que, en los últimos días, el problema existente en el antiguo edificio de la Facultad de Bellas Artes se ha agravado. Así, junto a la generación de incendios de diversa intensidad, algunos individuos se dedican ahora a lanzar piedras a los pasillos, patios y áreas de entrada de su centro sin motivo alguno y con el riesgo que eso entraña para la integridad física de estudiantes y docentes. Hasta ahora, en este enclave del Camino del Hierro no ha habido heridos, "pero por casualidad", según uno de los consultados.

La raíz de este asunto hay que buscarla en el evidente estado de abandono del inmueble que acogió la sede universitaria, al que entrar individuos que cometen diversos tipos de actos vandálicos.

Durante el martes de la semana pasada, tales personas causaron un conato de incendio que fue apagado de forma rápida por bomberos del Consorcio de Tenerife del parque de Tomé Cano. Dos días después se registró otro fuego de mayor importancia. Esta vez las llamas se propagaron en el interior de una vieja aula del inmueble en desuso.

El vicedirector de la Escuela Fernando Estévez, José Ángel Trujillo Padilla, comenta que los servicios de seguridad y emergencias evacuaron parte de las instalaciones educativas del Gobierno canario, ya que una de sus naves modulares se encuentra a unos tres metros del recinto donde empezó el incendio. Todas esas incidencias ocurren, de forma general, en horario de tarde, pasadas las 19:00 horas. Trujillo Padilla manifiesta que, en numerosas ocasiones, se ha solicitado la intervención de diferentes administraciones para resolver los problemas, pero hasta ahora no se logrado una salida satisfactoria.

En base a sus declaraciones, el edificio abandonado es propiedad de la Universidad de La Laguna; el suelo en el que se asienta pertenece al Cabildo de Tenerife y las instalaciones del centro Fernando Estévez son de la Consejería de Educación del Gobierno canario.

De forma periódica, agentes de la Policía Local, miembros de la Policía Nacional o los bomberos son activados por la sala operativa del 1-1-2 y se desplazan hasta el enclave por diferentes episodios de vandalismo desde que el recinto quedó abandonado.