La víctima del apuñalamiento grave ocurrido en el centro de Las Galletas (Arona) el pasado 14 de octubre cree que el único motivo que tenía el joven Daniel para atacarlo de forma brutal fue una deuda de 40 euros, que estaba a punto de saldar. Nueve días después del suceso, miembros de la Guardia Civil detuvieron a D.B.P.D., de 19 años, como presunto autor de una tentativa de homicidio. Su captura se produjo en Fuerteventura, a donde el citado individuo, natural del País Vasco, había viajado para estar con una hermana.

Tras ser puesto a disposición judicial, el arrestado ingresó en prisión provisional y permanece en la cárcel de Tahíche (Lanzarote), según el entorno del afectado.

La víctima recordó para EL DÍA cómo ocurrió el episodio en el que estuvo a punto de perder la vida, pues quien creía su amigo casi lo mata. Explicó que "él vivía en la playa y yo hablé con un amigo, que le dejó una casa para que se quedara". Señaló que también le entregó ropa, zapatos, comida. Comentó que cuando en alguna ocasión otros jóvenes quisieron darle una paliza a Daniel, "lo defendí, y hasta le presté dinero, 80, 100 euros, o le compraba cigarros".

En ocasiones también lo llevó a comer a la casa de su madre. "Pero se pasó de la confianza e iba hasta cuando yo no estaba, casi todos los días", según el afectado. En un determinado momento, la progenitora del herido le manifestó que ella vivía de una pensión y que no tenía suficientes recursos como para mantenerlo siempre, por lo que le aconsejó que se buscara un trabajo. Un día, la víctima le pidió prestados 80 euros y después le devolvió la mitad, por lo que faltaba por pagarle 40 euros. Y reconoció que estaba a punto de saldar dicha deuda. El pasado 14 de octubre, el ahora detenido acudió hasta la vivienda de la familia de su amigo en Costa del Silencio, lanzó una botella de cristal ("una litrona") contra la fachada y después trató de llevarse un ciclomotor propiedad de la hermana del afectado. Como no lo consiguió, según la versión del herido, "la rompió". Su entorno le relató lo ocurrido y le enseñó una fotografía en la que supuestamente se ve al ahora acusado manipulando la moto.

Aunque se hallaba encapuchado, el joven lo identificó al instante y, junto a un amigo, acudió al bar en el que estaba Daniel, junto a su madre y la pareja de esta.

"Fui a dar con él, le di la mano y sentí la primera puñalada" en el abdomen, relató el denunciante.

Aclaró que, para responder a esa agresión por sorpresa, lo golpeó "con dos puñetazos, a ver si caía", pero no fue así. Entonces, el agresor trató de propinar la segunda puñalada en la cara, de arriba a abajo, según la víctima. Pero consiguió esquivarla, y le afectó al trapecio y no le tocó el pulmón por milímetros. El amigo del herido le dio un puñetazo lateral, lo que facilitó que el afectado huyera corriendo. Aunque fue perseguido, el denunciante se terminó defendiendo con un cartel. Después, se taponó las heridas con su camiseta y toallas de los vecinos.