Cuando llegó a Gran Canaria, acudió a una comisaría de la Policía Nacional y denunció que había pasado cinco días secuestrado en el interior de un montacargas de una nave en Madrid. Dos ciudadanos de origen chino han sido detenidos como presuntos autores de un secuestro de otro compatriota suyo, residente en la Isla, al que liberaron después de que la familia les ingresara 8.000 euros en una cuenta bancaria de su país. La investigación se prolongó ocho meses y los arrestados amenazaron a la víctima con cortarle los dedos de las manos si no pagaban el rescate.

Los hechos se remontan al pasado 6 de febrero. El afectado había aterrizado en el aeropuerto Madrid-Barajas en un vuelo procedente de Copenhague. La Dirección General de la Policía indicó ayer en un comunicado que la víctima había quedado con una antigua amiga que le iba a dar alojamiento durante los días que tenía previsto quedarse en la capital de España. Sin embargo, esta persona, después de recogerlo, lo trasladó hasta la localidad madrileña de Serranillos del Valle, se dirigieron a un polígono industrial cercano y, allí, mediante engaño, le hizo entrar en una nave. Dentro, dos hombres lo esperaban para primero quitarle todas sus pertenencias y después obligarle a introducirse en el interior de un montacargas.

En ese momento comenzó su cautiverio. Cinco días en los que sufrió golpes y amenazas. Según informó la Policía Nacional, los secuestradores pidieron a la víctima 8.000 euros para salir en libertad, además de solicitarle el contacto de sus familiares para informarles de los hechos y que consiguieran esa cantidad si querían volver a verlo. Todo ello bajo la advertencia de que si no lo hacían le iban a cortar los dedos de las manos.

Para conseguir su propósito, los ahora arrestados incluso llegaron a grabar vídeos de la víctima dentro del habitáculo en el que lo tenían retenido y que después enviaron a sus allegados para así presionarlos.

Al quinto día, un familiar realizó el ingreso bancario de 8.000 euros en una entidad bancaria de China. Además, le obligaron a redactar un escrito en el que le obligaban a decir que había permanecido en el lugar de manera voluntaria y que la finalidad de su viaje había sido la de pagar una deuda que había contraído con su amiga.

Con la cabeza tapada

Con el dinero en su poder, los secuestradores taparon la cabeza del rehén, lo sacaron de la nave y lo trasladaron en coche hasta un lugar próximo al Polígono Cobo Calleja de Fuenlabrada (Madrid). Allí lo soltaron y le indicaron que no se quitara el pasamontañas hasta pasados unos minutos.

Un día después, el secuestrado cogió un avión hasta Gran Canaria, donde interpuso la denuncia. Los agentes de la Policía Nacional lo pusieron en conocimiento de sus compañeros de Madrid, que iniciaron una investigación que, ocho meses después, se ha saldado con la detención de dos de los autores materiales del secuestro y a la localización del lugar del cautiverio, donde aún había un colchón dentro del elevador.