Un mal diagnostico por parte de los médicos ha terminado en tragedia para la familia de la pequeña Aoife Flanagan-Gibbs, una niña británica de tres años que ha fallecido por un cáncer.

Los especialistas les dijeron a sus padres que la pequeña padecía estreñimiento infantil común, tal y como informa el diario británico "The Mirror" . La niña tenía dolores en todo el cuerpo y un tumor visible tanto "el trasero" como en el hígado. Los médicos llegaron a insinuar incluso a la madre de que no la estaba alimentando adecuadamente. Pero unas pocas semanas después la niña falleció. "La abracé porque sabía que algo andaba mal con ella. Murió en mis brazos", cuenta la madre al diario británico. La niña de tres años había sido diagnosticada con cáncer de células germinales y murió solo cinco días después de que su familia recibiera la devastadora noticia.

Tal y como relata Eilish Flanagan, la madre de la menor, la pequeña era una joven enérgica y alegre. A principio del mes de junio se empezó a encontrar mal y a tener dolores en el estómago y su madre acudió con ella al médico. "La llevé a ver al médico de cabecera o r 11 veces en tres semanas", dijo su madre. "Entraba y salía del hospital con diferentes infecciones y problemas, pero nos decían que tenía estreñimiento infantil común", explica. "Como madre, sabía que había algo más. Les conté a los médicos que estaba preocupada y que ella tenía dolores en otras partes del cuerpo que los médicos nunca miraron. Tenía un tumor en el trasero, pero no pudieron investigarlo", relata.

"La primera noche en el Hospital Southend, me dijeron que no la alimentaba adecuadamente y que necesitaba más ejercicio". "Tenía un tumor enorme en el hígado que bloqueaba su intestino. Cuando estábamos esperando ser transferidos a otro hospital nos mostraron una radiografía y se podía ver la enfermedad y los tumores". Sabíamos que estaba en su hígado y sabíamos que estábamos en una mala situación. Aunque el cáncer de células germinales reacciona bien a la quimioterapia, los médicos le dijeron que era demasiado tarde", explica la madre.

Ella describe cómo su hija estaba "asustada porque había perdido mucho peso, pero todavía tenía el coraje y luchaba con cada onza de su cuerpo, era muy valiente". Aoife murió en los brazos de su madre, de repente, en el hospital el 7 de julio. "Fue completamente inesperado, tuvo un gran paro cardíaco", agregó. "La abracé porque sabía que algo andaba mal con ella. Murió en mis brazos.