El cadáver de Blanca Fernández Ochoa ha sido hallado en el pico de la Peñota de Cercedilla. Las autoridades han confirmado el hallazgo de la exesquiadora, desaparecida desde el pasado 23 de agosto, tras doce días de intensa búsqueda y angustia.

Una angustia que ha convertido en noticia a Blanca Fernández Ochoa y que ha hecho que recordemos el momento tan duro que vivió cuando falleció su hermano Paquito. Muy unida a él, su desaparición fue un antes y un después para la deportista.

Ella misma nos habló semanas antes de la muerte de su hermano, de como se encontraba este: "Muchas veces entras a ver a Paco y sales encantado. Es él el que te anima, es una maravilla", y se refería a su familia como una auténtica piña: "Estamos apoyándolo en lo que podemos y estando a su lado que es lo que hay que hacer. Él mismo dice que gracias a Dios que le ha tocado a él y no le ha tocado a ningún hermano suyo, a ningún hijo, a ningún sobrino. A veces vamos a verle y entras con miedo, pero sales encantado. Es una máquina".

Una dura batalla contra un cáncer linfático que comenzó en octubre de 2005 y terminó un año después. Tras su muerte, Blanca intentó apoyarse en sus hijos para superar esta dura pérdida y recordar siempre con una sonrisa a su hermano Paquito: "Hasta el último momento ha estado muy fuerte, muy valiente. Y lo único, eso, momentos puntuales, Navidad, donde él hacía el ganso mucho, se vestía de tirolés, se vestía de Papa Noel, nos hacía reír un montón. Vamos a echar de menos esas carcajadas. Pero por lo demás, nos ha dejado muy buenas consignas, muy buen legado y muy buen recuerdo. No podemos estar mal".

Un buen recuerdo que para Blanca tenía una justificación clara: "Ya era bueno antes de la enfermedad, pero esto le ha hecho más humano si cabe y nos ha demostrado que es superior". Unas palabras de 2006 donde deja claro que su hermano fue todo para ella.