Un turista americano ha sido denunciado por una presunta agresión a una trabajadora de Vueling en el aeropuerto de Ibiza porque le retiró las tarjetas de embarque al negarse a pagar por exceso de equipaje. Desde el sindicato USO de Iberia se quejan de un aumento de amenazas y agresiones verbales, las físicas son una minoría, a los empleados de la terminal, lo que achaca, en parte, a la falta de personal.

Los hechos denunciados por la trabajadora de Vueling ocurrieron el pasado 19 de julio. Un pasajero de nacionalidad americana se acercó al mostrador de facturación número seis para solicitar que le enviasen a su domicilio una maleta adicional, a lo que la empleada respondió que debía pagarla.

A continuación, le retiró las tarjetas de embarque, que estaban sobre el mostrador, cuando el denunciado le pidió "de malas formas" y gritando en diferentes idiomas que se las devolviera. Al negarse la trabajadora, el ahora denunciado le propinó un fuerte golpe en el costado izquierdo, lo que provocó que cayera sobre su compañero, según consta en la denuncia interpuesta por la afectada.

Tras la agresión, otros trabajadores acudieron a dicho mostrador para ayudar a la empleada, que sufrió en ese instante un ataque de ansiedad. Posteriormente, se presentaron en el lugar tres agentes del Puesto Fiscal de la Guardia Civil del Aeropuerto de Ibiza y la perjudicada denunció lo ocurrido.

El pasajero, por su parte, se subió al avión y abandonó la isla.

Denuncia en los juzgados

Por último, la denunciante acudió al juzgado de guardia, habilitado provisionalmente en la Torre 1 del edificio Cetis, acompañada de la representante sindical de USO Iberia, Alicia De Amador, para presentar la pertinente diligencia por esta infracción penal.

Desde el sindicato USO de Iberia explicaron que, aunque las agresiones físicas no son frecuentes porque suele intervenir el personal de seguridad», las verbales «son diarias» y se incrementan cuando hay cancelaciones y retrasos de vuelos. «Los pasajeros pagan con los trabajadores su enfado por las cancelaciones o retrasos, pero no son conscientes de que nosotros también somos afectados por estos problemas», explicó De Amador, que señaló que esta situación es «insostenible». «Aguantamos situaciones de estrés y tensión con los pasajeros. La gente descarga su enfado, que es comprensible, con nosotros, pero nos ven como enemigos cuando somos las personas que les ayudaremos», señaló la portavoz de USO de Iberia.

Asimismo, recordó que es más efectivo poner una reclamación a la compañía que gritar a los trabajadores de las aerolíneas. La mayoría de estos gritos proceden de turistas españoles. «Los británicos son menos agresivos y suelen tenerle bastante respeto a las autoridades, ya que saben que si se pasan de la raya pueden impedirles el vuelo. Los de España nos quejamos mucho, pero luego no reclamamos», criticó la sindicalista de USO de Iberia.

Por último, De Amador denunció que debido a estas situaciones de estrés y a la precariedad laboral, muchos trabajadores con años de experiencia han dejado el trabajo.