"Me desalojaron a las seis de la tarde (del domingo). Les pedí refrescar la zona, pero la policía me dijo que si me negaba lo harían por la fuerza. Yo no podía estar en el polideportivo o en casa de un familiar. Por eso pasé la noche en el coche en la sociedad de Cazadores del Cerrillal (en el linde con la zona industrial de San Isidro de Gáldar) para ver desde allí si el fuego iba para mi casa en El Valle, aunque parece que de momento no le ha afectado". Antonio Gil es uno de los cerca de un millar de vecinos de una decena de barrios del citado lugar y el Risco, en Agaete, que han tenido que ser evacuados por el incendio.

La tragedia acecha Agaete. La carretera de La Aldea (GC-200) permanece cerrada al tráfico en la salida del casco del pueblo marinero. No se trata de un desprendimiento, ni de lluvias intensas y menos un problema de la vía, como se repite ocasionalmente. En esta ocasión, se trata del fuego y el humo, que tiene en vilo al municipio, y que se ha extendido por el paraje de Tamadaba.

Las autoridades desalojaron en la tarde del domingo a unos 1.500 residentes de los barrios de El Risco y de El Valle. El fuego ha ido avanzando, y los vecinos andan muy preocupados porque saben que las llamas ya han arrasado casas y fincas de El Hornillo y Sao (por encima de Los Berrazales), y parece ser que hasta la iglesia. Y que anda paso a paso bajando por todo el valle.

Un grupo de vecinos permanece junto a las vallas que cierran el paso en el cruce de San Pedro, sin perder de vista la mirada al horizonte de la zona alta del municipio. Allí esperan varios camiones-cuba de empresas particulares para abastecer a los camiones de emergencias que están en la zona alta frenando las llamas.

En la zona el calor seco próximo a los 40 grados complica la situación, si bien el viento va hacia arriba y contiene en parte su avance, aunque no evita la propagación. "El peligro es que por la noche puede ser al revés", responde un lugareño.

Muchos vecinos se mostraron ayer enfadados porque desde el domingo habían solicitado la presencia de un par de helicópteros para frenar el fuego en El Hornillo-El Sao y El Risco, que son las zonas más afectadas, pero las fuerzas no se centraron en el lugar hasta la cinco de tarde de ayer. En ese momento actuaron dos helicópteros para luchar contra el incendio, además de llegar más medios terrestres.

Antonio Gil está nervioso. Y enfadado, porque echa en falta la presencia de medios terrestres y, sobre todo, aéreos. Asegura que con un par de pasadas de helicópteros se hubiese frenado el avance. "Me preocupa, porque en el finca tengo plantado café, aguacates, mangos. Y nosotros podríamos ayudar haciendo cortafuegos, como se hacía antiguamente. Nosotros conocemos el terreno".

Gran preocupación

A pesar de que vecinos hablan de casas quemadas en los primeros caseríos afectados, el Centro de Coordinación Municipal (Cecopal) del Ayuntamiento de Agaete comunicó ayer tarde que "el fuego no ha afectado a ninguna vivienda del barrio de El Valle".

El polideportivo municipal se ha convertido en el punto neurálgico para atender a los vecinos obligados a salir de sus casas. Muchos de los afectados se han ido a otras cosas, con familiares y amigos, pero unas 65 personas pasaron la noche.

Pedro Cruz es una de las personas recluidas en el pabellón municipal de Agaete. Atrás dejó el negocio familiar, con un almacén lleno de mercancía, tres furgones, las tierras con frutos tropicales y cabras. Tuvo que salir con lo justo la pasada noche.

Las muestras de solidaridad de particulares y empresas han sido múltiples. Desde una churrería de Gáldar que envío chocolate y churros para desayuntar, y pan de Guía, hasta los restaurantes del municipio que llevan sus comidas, pasando por empresas locales que aportan hielo, agua y todo tipo de alimentos.

Cruz recuerda que hace años pasaba un camión y recogía a los vecinos del pueblo para hacer cortafuegos, pero que ahora no pueden hacerlo. A su juicio, ahora todos son pegas para hacer cualquier tarea en el mundo rural, convirtiendo los campos en caldos de cultivo para fuegos como el actual. Y, a su vez, cuestiona que no se pongan todos los medios desde un primer momento para este tipo de actuaciones por culpa de los protocolos.

Solidaridad en el polideportivo

El empresario, que lleva el negocio junto a su esposa María Luis a Viera, reconoce su nerviosismo, pero recalca que han recibido numerosas llamadas de clientes para ofrecer su apoyo y ayuda. El concejal de Desarrollo Medioambiental de Agaete, Alberto Cruz, se mostró preocupado por la evolución del viento, que ayer corría con fuerza en la zona baja del pueblo.

En el polideportivo, el coordinador del operativo de acogida a los evacuados, Matías Hernández, tranquiliza a los presentes si les faltan las medicinas, ya que el centro de salud les entregará otras recetas electrónicas para comprarlas.

Mientras, numerosos voluntarios se apoyan para recoger los alimentos que llegan a cuentagotas, mientras se prepara la comida. Y, en el exterior, algunas canchas se han transformado en una inesperada granja para ir recogiendo animales desalojados de los pagos afectados.