Ramón Mayor mantenía ayer una serenidad digna de mención. Sentado sobre uno de los antiguos bloques de hormigón que hacían las funciones de quitamiedos en los carreteras, veía a lo lejos cómo el incendio que se originó en Cueva Corcho caminaba, avanzaba entre los pinos generando una gran columna de humo. A la izquierda del barranco de Crespo descansaban sus 200 ovejas y 20 cabras, que dejó encerradas en su corral. "Creo que no va a alcanzar mi casa", decía esperanzado mientras alrededor decenas de personas se coordinaban para intentar atajar el fuego. Esa esperanza, sin embargo, se diluía anoche. El fuego avanzaba sin control y obligaba a desalojar a más de medio millar de vecinos de la mitad alta del municipio de Valleseco.

Mayor contaba que estaba en su casa-cueva cercana al cruce de Cueva Corcho cuando sobre las cuatro de la tarde se percató de la presencia del incendio. Se disponía a ir atender a los animales, pero lo que hizo fue dejarlos en el corral. "Si los echo fuera es peor, porque no sabemos hacia donde va el incendio", explicaba. Junto a su mujer, dejó a las más de dos centenares de cabezas de ovino y caprino y se quedó en la curva del Lomo del Corral, en las proximidades del barrio vallesequense de Lanzarote. Desde allí presenciaba cómo las llamas, que se habían iniciado junto a la carretera GC-21 que conecta Valleseco con Artenara, avanzaban. Por el centro, hacía los Llanos de Constantino en dirección Tejeda, por abajo hacia el barranco de Corcho y a lo lejos ponía rumbo a Los Moriscos, parte del pinar de Pinos de Gáldar que había quedado a salvo del fuego que esta semana afectó a más de 1.100 hectáreas.

Alrededor comenzaban a llegar los diferentes recursos y el cielo empezaba a tomar un color anaranjado del humo que se interponía con el sol. El valle se llenaba de sirenas de camiones y vehículos que acudían a intentar combatir las llamas. También lo hacían el delegado del Gobierno en Canarias, Juan Salvador León, vecino de la zona; junto con el alcalde de Valleseco, Dámaso Arencibia, quienes apenas podían aportar datos en los primeros momentos. Y el pastor seguía sentando, con un papel en la boca, sin perder la calma mientras atendían a sus vecinos que se intereseban por el avance de las llamas.

El humo cada vez era más visible. Los barrios de Lanzarote y Valsendero quedaban en sobre aviso por si tenían que ser evacuados ante la proximidad de las llamas. Una guagua esperaba en La Laguna de Valleseco por si tenía que trasladar a algunos de los afectados y decenas de vehículos pasaban en dirección a la cola del incendio. Fermín y Pablo Quintana, padre e hijo vecinos de Lanzarote, mostraban su preocupación por un incendio que ya afectaba a una de las zonas de mayor belleza de la Isla: el barranco del Andén. Allí se encuentra uno de los reductos de laurisilva y la cascada del barranco, que ya el pasado mayo sufrió la acción de las llamas que en aquella ocasión calcinaron una hectárea y media.

Por el aire, los helicópteros comenzaban a sobrevolar el punto de origen del incendio y a descargar los cestas que habían llenado de agua en los estanques de las medianías de Gran Canaria. León explicaba que un hidroavión ya había despegado de Málaga y que se esperaba que aterrizara en Gando sobre las once de la noche, por lo que a primera hora de hoy está previsto que comience a trabajar. Y explicaba el delegado que en una zona con una orografía tan escarpada como en la que se había originado el incendio era imprescindible sobre todo la labor que realizaban los helicópteros, que podían introducirse en el mismo barranco. Y así lo hacían, con una labor encomiable los aparatos del Cabildo de Gran Canaria, del Grupo de Emergencias y Salvamento (GES) del Gobierno de Canarias y el Kamov del Ministerio de Medio Ambiente, así como la avioneta destinada en La Gomera de este último organismo, no cesaban en su empeño de intentar atajar las llamas.

En Lanzarote, todos los vecinos miraban hacia la Cumbre a la espera de tener noticias. Todos estaban preparados para celebrar el fin de semana grande de lasfiestas en honor a Santa Rosa de Lima, cuyos actos quedaron suspendidos. Un poco más abajo, en Valleseco, numerosas personas se reunían en torno a la gasolinera del pueblo para seguir la evolución de las llamas.

Mayor seguía sin perder la calma. "Lo que está, está", manifestaba para explicar que no por coger nervios iba a conseguir que el incendio se parara antes. E indicaba que el campo estaba muy seco, lo que propicia que el riesgo de incendio sea aún mayor. "Este invierno apenas llovió", apuntaba junto a su vecino Antonio Quesada, quien indicaba que Ramón Mayor es el "jefe" de Cueva Corcho. "A mi me tendrían que pagar por vivir aquí arriba", apuntaba con humor el pastor.

El calor, con temperaturas que rozaban los 35 grados a las cinco de la tarde, iba remitiendo con el paso de las horas. Aún así, las llamas no paraban de arrasar con todo aquello con lo que se topaba. Uno de los datos a priori positivo era que en el barranco del Anden, que recientemente fue acondicionado por el Cabildo de Gran Canaria para el disfrute de los ciudadanos con un sendero, existe vegetación muy húmeda que podría hacer de parapeto para que el fuego no siguiera en dirección a la montaña de Pajarito.

El viento, en cambio, seguía soplando de este. La bandera de Canaria que los vecinos de Lanzarote clavaron en la montaña del Cortijo de Calderetas por los festejos servía de guía para conocer la intensidad de las rachas. "Veo que está calmado", apuntaba Mayor, que seguía sentado en el bloque, con su cachorro en la cabeza y su papel en la boca, con la esperanza de que la noche pasara y que cuando regrese a sus propiedades estén sus 200 ovejas y 20 cabras sanas y salvas.

Sin embargo, las noticias que llegaban a última hora de la noche no eran nada positivas. El avance de las llamas continuaba y lo hacía en dirección norte hacia el pueblo de Lanzarote, cuya parte alta tuvo que ser evacuada al cierre de esta edición. Ocurrió lo mismo con el de Madrelagua, donde los vecinos abandonaron las viviendas por precaución al igual que en Cuevecillas y Calderetas. Valsendero también fue desalojado al caminar el fuego por el barranco homónimo. El municipio de Valleseco vivía anoche una auténtica pesadilla.