Dos veces en una semana. El fuego ha vuelto a expulsar de sus casas a los vecinos del municipio de Tejeda por segunda vez en tan solo ocho días. El incendio forestal declarado a las 15.50 horas de la tarde de ayer en Cueva Corcho, en la localidad vecina de Valleseco, obligó a evacuar anoche, pasadas las 21.00 horas, a todas las personas que se encontraban en el casco de la localidad como medida preventiva ante el temor de que las llamas pudieran alcanzar la zona durante la madrugada.

En total, 2.000 personas fueron evacuadas ayer, la mayoría del pueblo de Tejeda, según informó anoche el consejero de Administraciones Públicas, Justicia y Seguridad del Gobierno de Canarias, Julio Pérez, que fueron trasladadas hasta el Polideportivo de San Mateo, donde han pasado toda la madrugada, a la espera de poder regresara sus casas.

Cinco horas antes, pasadas las cuatro de la tarde, y prácticamente momentos después de conocerse el inicio del fuego, fueron evacuados los núcleos de la Cruz de Tejeda, El Rincón y el Parador, ante la rápida propagación del fuego.

Durante toda la tarde, efectivos de Cruz Roja y más de una veintena de voluntarios esperaban en las inmediaciones del club de mayores y del polideportivo de San Mateo a la espera de la llegada de los evacuados. Los primeros comenzaron a llegar sobre las 23.00 horas. Cruz Roja desplegó más de 70 camillas en el local social de la localidad para pasar la madrugada.

Hasta anoche, el incendio forestal había quemado ya más de 500 hectáreas de terreno en suelo de los municipios de Tejeda, Valleseco y Moya.

Desde que la gran humareda provocada por el fuego asomase en lo alto de la cuenca de Tejeda y casi cubriese el cielo por completo, los vecinos de la localidad volvieron a mostrarse estremecidos por que, en menos de una semana, un segundo fuego fuese a arrasar con parte del patrimonio natural de la zona.

Sara Ramírez se encontraba a esa hora en la piscina de Tejeda, junto a otras 180 personas. "Estábamos en el agua y de repente comenzamos a ver cómo asomaba el humo por la montaña", explicó. Inmediatamente, relató, prácticamente todos los presentes salieron del agua. "Todo el mundo empezó a preocuparse, nadie se creía que se estuviese quemando de nuevo la Isla", manifestó Sara.

"Salvé a mis animales"

En cuestión de minutos, la nube había crecido y comenzaron a visualizarse las llamas del fuego. "Primero unas pocas, y a los pocos minutos estaba la ladera llena de fuego", contó Sara, vecina de Arucas que se acercó hasta esta piscina para soportar mejor las altas temperaturas que se registraron ayer en la Isla.

En apenas 10 minutos, todos comenzaron a irse. "Tuvimos que salir por la carretera del Sur, porque la de la Cruz de Tejeda estaba ya cerrada al tráfico", dijo, "y detrás de nosotros, mucha gente más". Pero pese al susto inicial, señaló Sara, "la gente estaba tranquila, aunque asombrada por lo que veía y lamentando que por tercera vez esta semana se hubiese quemado el monte". Además de estos dos incendios, el martes declaró otro en Cazadores, en el municipio de Telde, que quemó 160 hectáreas de monte en suelo teldense y de la localidad de Ingenio.

En un lugar seguro en la carretera que conduce al Pico de las Nieves, Pepa Blanco observaba con tristeza cómo el cielo volvía a teñirse de gris y cómo el bosque se volvía cada vez más negro. Residente en una vivienda ubicada en Mesas de Galaz, Pepa no quitaba ojo a su casa. "Lo único que hago es rezar y llorar porque estamos en alerta naranja y no tenemos aquí un cuerpo de bomberos, tenemos que esperar a que vengan desde San Mateo o Las Palmas de Gran Canaria".

Con esta, son tres las ocasiones en que Pepa ha visto su vivienda y su finca en peligro. "Hago todo lo necesario para mantener segura mi casa y limpio los terrenos, pero está en zona de pinar y eso lo dificulta todo", relató ayer, "¿de qué nos sirve tener un parque de bomberos cerrado? Necesitamos tener un retén de agentes aquí arriba que al menos lleve a cabo la primera intervención hasta que lleguen los demás medios".

Junto a Pepa, Pedro González se mostró "asustado porque el fuego ha vuelto a salpicar a valles que están secos; es muy peligroso". "Se me desencaja el cuerpo, me veo impotente porque quiero ayudar pero sé que no estoy preparado para eso". Cuando vio las llamas y el intenso humo, Pedro tampoco se creía que la Cumbre se estuviese volviendo a quemar por segunda vez en una semana.

A su memoria solo acudía la misma imagen una y otra vez: su casa y su terreno, en las inmediaciones del barranco de La Mina, completamente quemados como consecuencia del incendio que arrasó la zona en 2017. "Todavía la estoy arreglando, volviendo a instalar el agua, las cañerías y reforestando los árboles y ahora viene otro incendio; no me lo creo", contó. Como Pepa, Pedro también lamentó que "no haya una parte de los efectivos de bomberos en las zonas de cumbre de la Isla, sobre todo durante el período del verano, cuando más falta hacen".

Desde Cuevas Corchos, donde se inició el incendio, fue evacuado Carmelo Santana. "El incendio se inició a pocos metros de nuestra casa", explicó ayer en el cruce de Ariñez, donde llegó con su camioneta cargada de las gallinas y cabras que logró sacar de su finca. "Salvé a mis animales para que no fueran víctimas del fuego", relató. Mientras miraba desde este punto el humo, Carmelo se confesó con el "cuerpo cortado".

"He escapado tanto en los últimos diez años que temo que en cualquier momento mi familia ya pierda todo lo que tiene; hemos estado toda la vida luchando para tener lo que tenemos". Cuando fue evacuado de su vivienda, Carmelo solo miró una vez hacia atrás. "No quería mirar más".

Al igual que todos los evacuados, Carmelo Santana solo esperaba despertar hoy con buenas noticias. "Quiero volver y ver que todo se ha quedado bien", concluyó.