El pasado sábado10 de agosto suponía para los isleños de tierra adentro uno de los principales días festivos de la localidad, jornada dedicada a la celebración de la bajada de la rama que desde hace un siglo el pueblo de Juncalillo dedica a su patrón, Santo Domingo de Guzmán, nombre vinculado allí a la salvación de desastres.

No en vano, el año pasado se inauguraba una escultura y un parque mirador en recuerdo de la protección que había brindado a sus habitantes durante un monumental temporal. 101 años después, llegaría otro, pero con distinto elemento: el fuego.

El lugar, muy poco poblado durante el resto del año, acoge por estas fechas a cientos de personas, que desde primeras horas de la mañana comienzan con el rito de música y danza mientras a unos pocos cientos de metros en línea arriba, en el cruce que se encuentra entre los pagos de Las Peñas y Las Arbejas -con 'b' en el callejero local-, el teldense José S. R. enciende una radial para terminar una puerta de hierro.

Durante la mañana y mediodía se sigue celebrando la fiesta, presidida por la humacera que se eleva por la loma superior de Juncalillo, sin mayor alarma, hasta que a las dos de la tarde el Infoca declara la situación nivel 1 por incendio forestal. A las 17.15 horas el Cabildo de Gran Canaria lanza su primer aviso a la población: "Medios aéreos y terrestres actúan en fuego declarado en Las Peñas. No suban, por favor. Quién esté, que se aleje".

Pero no parecía ir a mayores, a pesar de una temperatura de 30 grados y una brisa que no llegaba a rachas. Esa percepción cambia radicalmente a las seis y media de la tarde, cuando el fuego "tipo exprés" llega a la cumbre por Cuevas del Caballero, amenazando con saltar a Cruz de Tejeda y Artenara, con unos operarios trabajando a destajo. Y se cierra el anillo de carreteras cumbreras.

La previsión es estabilizarlo en las próximas horas, con la movilización de dos helicópteros del Cabildo, el del Gobierno de Canarias, el Kamov del Estado, y los equipos Presa, Bravo, agentes forestales..., cien efectivos a las siete de la tarde. El Cabildo ofrece una primera rueda de prensa, no obstante, tranquilizadora.

Pero en Juncalillo comienza una suerte de estampida. Se cierra la fiesta y comienzan a formarse atascos hacia la costa. Una vecina desvía el tráfico actuando de eficaz policía local en Barranco Hondo, muy cerca de Risco Caído. Y cae la noche. Y con ella llegan los vientos. Aquél fuego en "fase de control" se desarbola, al punto que se ejecuta la evacuación de diez casas de Peña Rajada, cuyos vecinos se cobijan en el albergue de Tejeda; y luego de los barrios de El Tablado y Las Peñas, en Gáldar. Hay 112 hectáreas de superficie quemada, entre matorral y pinares. Esa misma noche se solicita el apoyo de la Unidad Militar de Emergencias. El domingo amanece con un frente de 23 kilómetros de perímetro, pero que ahora parece quedar estable.

El dispositivo durante el domingo es de 600 personas y once aparatos aéreos que durante la jornada vierten unos 300.000 litros de agua, gracias en buena parte a la última incorporación, un hidroavión procedente de Málaga. De Andalucía también llega un equipo de la UME con base en Sevilla. La emergencia ya es nivel 2, y el Gobierno de Canarias asume la crisis.

Ahora son 90 las personas que han sido desalojadas de Los Majuelos, Crucitas, Erilla, Peña Rajada, Rincón, Los Manantiales, Juan Fernández, La Culata y Retamal, en el municipio de Tejeda; el casco, Los Hoyos, Las Peñas, Coruña, Chachunco y Lugarejo, en Artenara; y Juncalillo, El Tablado, El Retamar, Molino de Viento, Barranco Hondo y La Gloria en Gáldar. Y la gran nube de humo es visible no solo desde casi todos puntos de Gran Canaria sino también de Tenerife. Las redes arden, exigiendo más medios y lamentando la catástrofe.

Cae de nuevo la noche, con todos los aparatos en tierra, a las dos de la madrugada del lunes alertan al alcalde de Artenara, Jesús Díaz. Se ha abierto un frente de Coruña a Tamadaba que si entra promete otros quince días de fuego. Su cabeza tiene más de medio kilómetro. Tanto el alcalde como el operativo que trabaja en sofocar el nuevo conato viven uno de los momentos más delicados y peligrosos de todo el episodio: "el fuego nos iba a comer", asegura Díaz.

Pero ha sido tanta la batalla de efectivos y flota aérea durante esos dos días que para el lunes el incendio cumbrero queda en un reducto de la caldera de Tejeda, que también sufrió su desalojo, no sin después quemar una casa en construcción.

Por el lado en el que se inició el incendio, sus vecinos reocupan su casas, desde Barranco Hondo hasta El Tablado y Las Arbejas. "Los augurios son buenos" declaraba el presidente del Gobierno de Canarias, Ángel Víctor Torres al término de la jornada, una hora antes de la siguiente sorpresa.

Eran las once y cuarto de la noche cuando se detecta fuego en Cazadores, el lugar y el momento perfecto, con todas las cuadrillas agotadas tras tres días de lucha, a once kilómetros de distancia en línea recta del foco cumbrero, y con los medios aéreos atrapados en tierra por la falta de luz.

"Sabía lo que hacía", comenta un pastor de Guayadeque, cauce del que tienen que salir personas y más de un centenar de animales por el potencial peligro de propagarse por el emblemático barranco.

Este fuego de distracción obliga a desviar una buena parte de las 260 personas del turno de noche a combatir el nuevo foco a los altos teldenses para combatir un incendio que, según testigos, se presentaba virulento y las llamas, visibles en gran parte del este de la Isla.

En apenas unas horas quema 20 hectáreas.

Para el martes 13 se daba por estabilizados tanto el siniestro cumbrero como el que se había iniciado en Cazadores.

El primero, según los primeros avances ofrecidos por el Gobierno de Canaria, se había llevado por delante más de 1.500 hectáreas, aunque afortunadamente la mayor parte de monte bajo.

El recuento se hacía en la misma jornada en la que el autor confeso del incendio principal comparecía ante el juez en Arucas y eludía la prisión con 25.000 euros de fianza.

Quienes también regresaban a sus casas fueron los vecinos de Tejeda, que durante más de 30 horas habían vivido con la incertidumbre de qué encontrar en el regreso.

Los peor parados eran Emilio José Canino y Antonio Hernández, dueños de las dos únicas casas quemadas dentro del municipio de Tejeda, en El Majuelo. Especialmente doloroso era el caso de Hernández, que según decía, perdía en el siniestro quince años de trabajos.

Durante el miércoles, jueves, y viernes continúan las labores de refresco, mientras se anuncia un fuerte episodio de calor para ayer sábado, una predicción cumplida con la máxima temperatura registrada ayer en todo el país, como los 42.2 grados de Tasarte, récord del país ayer, y entre los 35 y 36 grados en la cumbre, con rachas de viento hasta 50 kilómetros por hora.

Fue así como a las cuatro de la tarde de ayer salta un nuevo escalofriante aviso del Cabildo de Gran Canaria: "Medios acuden a fuego declarado en el Barranco de los Pajaritos, entre Cueva Corcho y Crespo, Valleseco. Activados AH-31 y Kamov.Conato que se presenta con gran potencial", para completar esta infausta semana de los infiernos.