En el último fin de semana hemos asistido a un trágico e infortunado suceso en una prueba automovilística. Serán las autoridades competentes las que determinen las causas del lamentable fallecimiento de un espectador que se encontraba siguiendo la sexta edición del Rallye Ciudad de La Laguna; una triste e irreparable pérdida humana. A nadie se le esconde que el automovilismo en Canarias y en el resto del mundo es un deporte de riesgo y donde, para minimizar en lo posible el mismo, todos tenemos nuestra parte de implicación, desde las organizaciones, que deben emplear hasta el último euro de su presupuesto en el plan de seguridad y en evitar trazados con altos índices de riesgo, hasta los equipos, los medios de comunicación, los aficionados? Con todo, una cosa está clara: en materia de seguridad en los rallyes y pruebas de montaña nunca se sabe todo, pero lo que sí no admite dudas es que siempre debe ser el factor primordial; es decir, lo primero y, después, todo lo demás. Hay que tener en cuenta que, cuando se va a ver un rallye o una subida, para poder disfrutar en toda su plenitud de la carrera hay que respetar unas mínimas normas, las cuales se deben seguir a rajatabla. Pero, además, hay que tener sentido común y prever una posible situación de peligro, por si en algún momento ha habidoalguna alteración en las inicialmente medidas de seguridad previstas por el organizador. E, incluso, el buen aficionado debe indicar a aquel que no esté bien ubicado el riesgo de un accidente no deseado en una modalidad, guste o no, seguida cada fin de semana en el Archipiélago por miles de personas y que compite de tú a tú como el mismo fútbol por ser el deporte rey en Canarias.

* Periodista