Un joven agricultor que tiene su explotación en el municipio de Arona ha sufrido en apenas un mes y medio el robo de casi 200 plantas de aguacates. En este nuevo giro a la delincuencia que actúa en el campo para sustraer dicha fruta, ahora ya no se llevan solamente el producto, sino también la propia planta.

Antonio Rancel señala que comenzó su actividad como agricultor en octubre de 2016 en la zona de La Sabinita. Pero sus problemas empezaron a finales de mayo de este año, cuando alguien rompió una valla y accedió a una de sus huertas para sustraerle 40 plantas. A mediados de junio, sufrió un segundo delito, en el que unos desconocidos se apropiaron de otros 40 ejemplares. Sin embargo, durante la madrugada de ayer, los ladrones se apropiaron de 110 plantas de aguacates. El problema de Rancel se complica por momentos por varias razones. Los delitos que ha sufrido le han supuesto una evidente pérdida económica como productor. Pero, además, está acogido a un programa del Gobierno canario para jóvenes agricultores por el que percibirá una subvención.

A cambio, Rancel se comprometió a la plantación de 450 plantas de aguacate con su proyecto.

Hasta ahora, había sembrado 300 de ellas, pero dos terceras partes se las han robado. Y en octubre tiene la última visita de inspección para certificar que ha cumplido su compromiso.

Hasta ahora, los tiempos de espera para adquirir tales plantas han sido de más de un año, según Rancel.

En estos momentos, depende de que en el vivero comprendan la gravedad de su situación y puedan suministrarle a tiempo las plantas.

Rancel comenta que en algunos establecimientos el precio de cada ejemplar puede llegar a los 50 euros, si no hay acuerdo previo. Pero lamenta que, ni siquiera pagando esa cantidad, resulta sencillo conseguir tales plantas, debido a la fuerte demanda que se ha generado entre los agricultores.

Ha puesto varias denuncias ante la Guardia Civil. Pero desde el Instituto Armado le han advertido de que, sin cámaras de seguridad en su finca y sin testigos de los robos, será difícil atrapar a los autores.

Además, se le exige que invierta más en vallar convenientemente y colocar videovigilancia en su explotación.