No se puede relajar uno ni cuando realiza sus necesidades más íntimas en su propia casa. O esa es la lección de lo sucedido el pasado martes a un vecino de La Felguera, que se llevó un susto de muerte en un momento de lo más inesperado. Todo comenzó cuando el joven se dirigía a su casa en compañía de su novia tras su jornada laboral. Al llegar a su domicilio la mujer decidió bajar a "dar un paseo a la perra" quedando el hombre solo: la necesidad fisiológica le llamaba. Y fue entonces cuando intentaron asaltar su domicilio.

El joven ya se encontraba en el baño, sentado en el inodoro, cuando escuchó que llamaban a la puerta. "Pensé que era mi novia, pero sería absurdo teniendo ella llaves de casa. Después pensé que igual era un colega que estaba a la puerta y miré el whatsapp por si había avisado, pero nada", narra.

El joven decidió seguir a lo suyo, sin levantarse, pensando que la persona que llamaba al timbre podía irse en cualquier momento al ver que no había nadie. Pero la sorpresa estaba por llegar. "Al poco de quedarme parado y en silencio, de repente escuché unos ruidos en la cerradura, como una tarjeta o algo así pasando por el marco de la puerta. No pasaron ni cinco segundos cuando sentí cómo se abría. Evidentemente salí 'escopetau' del baño con los pantalones por los tobillos. Cuando llegué al pasillo me encontré a una tipa cara a cara, que según me vio se asustó más que yo, tenía cara de terror", cuenta el joven.

Al ser descubierta, la ladrona se dio a la fuga y el hombre tuvo que decidir en un segundo qué hacer: "Tuve un dilema, o ir detrás de ella y armar una de la de dios o acabar con lo que estaba haciendo y después llamar a la policía y pegar una batida a ver si la veía. Opté por eso, y entonces ya no encontramos a nadie", explica el joven. El susto no fue a más y la ladrona en cuestión no fue localizada.

Este tipo de intento de robos se conocen como "resbalón" y solo funcionan en el caso de que la puerta que se intente abrir no se encuentre cerrada con llave. Los cacos suelen utilizar tarjetas de crédito, plásticos e incluso radiografías para acceder a las viviendas. Por eso es aconsejable cerrar las puertas con llave una vez se entre en el domicilio.

Por fortuna, este caso se quedó un susto. El propio langreano afectado lo explica de forma gráfica: "Estoy entre muerto de miedo y muerto de risa por lo sucedido".