La autopsia practicada al cadáver de David Carragal muestra que el profesor cudillerense sufrió al menos dos traumatismos importantes en la cabeza, uno posiblemente consecuencia de una patada, y otro compatible con una caída contra el suelo, en la zona parietal izquierda, el más grave, que le habría causado la muerte. La necropsia realizada el pasado martes por los forenses Luis Conti y José Antonio Sánchez Moro en el Hospital Universitario Central de Asturias -debido a que David Carragal era donante de órganos- también revela que la patada que le lanzaron a la cabeza impactó previamente en el hombro del cudillerense. Todo ello indicaría que se encontraba en una posición baja cuando fue atacado.

La defensa de J. C. C., el joven llanisco de 18 años que ha sido mandado a prisión por la muerte de Carragal, mantiene la tesis de que lo ocurrido fue un "homicidio imprudente", dado que la patada fue lanzada "sin intención" alguna de matar. El letrado Gabriel Cueto solicitará presumiblemente una ampliación del informe para aclarar algunas cuestiones que no le parecen claras, como la sucesión en que se produjeron las lesiones. Y es que Carragal, tras impactar contra el suelo, intentó levantarse y comenzó a convulsionar, de forma que las lesiones que presenta podrían derivarse de las mismas.

Frente a la tesis de la defensa se alza la de la Fiscalía y la jueza instructora, que consideran que estamos ante un "homicidio doloso". Entienden que, aunque la intención de J. C. C. no hubiese sido la de matar, debía ser necesariamente consciente de las consecuencias derivadas de propinar una patada a alguien en la cabeza.

Internado en un módulo sin drogas

El joven pasó ayer del área de Ingresos de la cárcel de Asturias, donde pernoctó, a la Unidad Terapéutica y Educativa 1, un módulo sin drogas en el que J. C. C. podrá estar relativamente seguro. En este módulo fueron ingresados, por ejemplo, el exconsejero José Luis Iglesias Riopedre o la exdirectora general María Jesús Otero, implicados en el "caso Marea". Recibe a reclusos que quieren abandonar las drogas o cuyo perfil no se corresponde con el de los delincuentes curtidos. Entre ellos, los que tienen menos de 21 años, salvo excepciones. No ha trascendido que tenga activado el protocolo antisuicidios.

J. C. C. compareció anteayer miércoles ante la jueza María Luisa Llaneza, titular del Juzgado de instrucción número 4 de Oviedo, mostrando un gran aplomo y tranquilidad. De la declaración, en la que mantuvo los mismos extremos que ante la Policía Nacional, salió dando resoplidos, pero sin apartar la mirada en ningún momento. La jueza Llaneza le mandó a la cárcel y dejó en libertad a los otros dos implicados, A. S. S. y R. B. D., aunque les imputa un posible delito de omisión del deber del socorro, al no haber ayudado a la víctima, infracción que también se atribuye a J. C. C.

La muerte de Carragal ha dejado hundida a su familia, que presumiblemente se personará en la causa como acusación particular y exigirá la máxima ejemplaridad a la hora de juzgar a J. C. C. Y es que consideran que la gratuidad con la que se le quitó la vida debe tener un duro castigo.