Investigadores de la Policía Nacional continúan realizando gestiones para tratar de esclarecer el asesinato del empresario herreño Carlos Machín en abril del año pasado, cuando salía de la Escuela Oficial de Idiomas de La Laguna. Agentes de la Brigada Provincial de Policía Judicial efectuaron en la mañana de ayer trabajos para la localización, supuestamente, del arma de fuego utilizada por los sicarios que tirotearon a la víctima. Pero no se localizó pistola alguna en el enclave. El rastreo de un tramo del cauce del barranco del Drago, a la altura del barrio lagunero de Gracia, fue ordenado por agentes de un Grupo de Homicidios de la Comisaría General de Policía Judicial de Madrid que lleva el caso desde hace meses.

La intervención se desarrolló junto al estrecho puente situado en la calle Aries, concretamente entre la citada vía y el muro que corta el cauce. El dispositivo comenzó poco después de las diez de la mañana. Un total de 14 agentes de la Policía Nacional y media docena de operarios de una empresa de jardinería revisaron, limpiaron y desbrozaron unos 60 metros lineales del barranco.

En las tareas de búsqueda tomaron parte el inspector jefe del Grupo de Homicidios, un integrante de la Brigada de Policía Científica con un detector de metales y una docena de agentes de paisano. Tras más de dos horas, no se localizó objeto metálico alguno relacionado con el trágico suceso que conmocionó a la sociedad.

El operativo desarrollado por agentes del cuerpo de seguridad generó cierta expectación entre decenas de vecinos que pasaban por la calle Aries, o bien observaban desde sus viviendas o desde el muro de la calle Pico Cho Canino. Algunos de ellos expresaban su escepticismo sobre que los autores tiraran el arma al citado cauce o lamentaban que la búsqueda se realizara un año y un mes después del trágico suceso. El cauce del barranco del Drago inspeccionado se encuentra entre el lugar donde fue abatido a tiros Carlos Machín (el aparcamiento de la Escuela Oficial de Idiomas) y el enclave en el que los autores quemaron el Renault Clío en el que huyeron del escenario del asesinato (junto a un templo religioso situado en el barrio de Gracia y cerca de la cafetería Habana).

La huida de los asesinos

En principio, de la búsqueda llevada a cabo ayer se deduce que, según los investigadores, los implicados en la muerte violenta pudieron huir por la calle Aries. De ser así, tras acribillar a Carlos Machín en el interior de su Nissan Qashqai, los sicarios debieron descender por el Camino Real de La Verdellada y la calle Córdoba, desde la Escuela Oficial de Idiomas hacia Pueblo Hinojosa. Y, a partir de ahí, circular en sentido contrario por la calle Aries, en dirección al barrio de Gracia y al lugar en el que quemaron el Renault Clío.

Hasta ahora no han trascendido avances relevantes en la investigación de este asunto. Inicialmente, las pesquisas fueron asumidas por la Brigada de Policía Judicial de la Comisaría de La Laguna y por el Grupo de Homicidios de la Policía Nacional en Santa Cruz de Tenerife. Sin embargo, meses después, la investigación fue asumida por un grupo de agentes de Homicidios de Madrid.

Prosigue la investigación

Desde ese momento, como publicó EL DÍA el pasado mes con motivo del primer aniversario del asesinato de Machín, los funcionarios de dicha unidad han viajado en diferentes ocasiones a Tenerife para realizar gestiones, o bien han encargado las mismas a integrantes del Grupo de Homicidios.

La muerte de Machín se consideró, desde el primer momento, como un trabajo efectuado por "profesionales" y un asesinato por encargo, en el que, al menos hasta ahora, no se han hallado indicios o pruebas que conduzcan directamente hasta los autores o los inductores.

Los asesinos habían hecho un seguimiento a la víctima y lo atacaron cuando era más vulnerable, ya que se hallaba en el interior de su vehículo, por lo que no tuvo opción de escapar. Dos de los siete disparos fueron letales; uno le alcanzó el pecho y el otro, la cabeza. Los esfuerzos del personal sanitario por reanimarlo resultaron infructuosos.

Durante años, Machín ejerció como encargado en dos locales de ocio nocturno muy conocidos del casco urbano de La Laguna, como son el pub Kapitel y la discoteca El Palco.

Las personas que lo trataron en esa época lo recuerdan como un "relaciones públicas" extraordinario, que hablaba "con todo el mundo" y siempre estaba muy preocupado por cuidar su imagen, tanto su aspecto físico como su vestimenta.

Cuando ocurrieron los hechos, el ciudadano herreño ya estaba desvinculado de ese tipo de establecimientos y trabajaba en otros proyectos empresariales. Precisamente, según señaló un portavoz familiar al día siguiente del asesinato, Machín estudiaba inglés para poder consolidar su avance como empresario.