Wolfredo Wildpret de la Torre, botánico, explica que conoce la vegetación del Parque Nacional del Teide desde 1943, cuando tenía apenas 10 años. Cuando se le pregunta por la afección del incendio de esta semana, lo primero que dice es: "Si ya está controlado, afortunadamente, no ha tenido consecuencias graves; el fuego hubiese hecho un gran daño si hubiera llegado a La Fortaleza".

Explica que en dicho enclave del Teide existe "una reserva de la Biosfera especial por su biodiversidad".

Según Wildpret, "las especies que se han quemado, como son retamas, codesos y rosalillos de cumbre, entre otras, se recuperarán con el tiempo por sí solas". Pero advierte de que "el tiempo biológico es diferente al humano".

El científico tinerfeño manifiesta que "estas plantas, a lo largo de la historia, han sido quemadas por los fuegos de distintas erupciones volcánicas".

Y, como ejemplo, pone la evolución de la vegetación tras procesos eruptivos como los de Arafo o El Chinyero.

En el caso de las retamas, expone que están "en una fase de retroceso, que algunos expertos atribuyen al cambio climático".

Respecto al codeso, apunta que "se mantiene como siempre", mientras que el rosalillo de cumbre ha pasado de estar casi en peligro de extinción a tener una población muy importante.

El reconocido botánico señala que cualquier incendio "es lamentable y penoso, de entrada, al que nos tenemos que acostumbrar".

Dice que los incendios forestales en todo el planeta "se han convertido en una epidemia ambiental".

Explica que este ha sido un invierno muy cálido en Tenerife y hasta octubre se desarrollará un "largo estío".

Recuerda la gravedad de que coincida la regla de los "30", es decir, más de 30 grados centígrados, menos del 30 por ciento de humedad relativa y más de 30 kilómetros por hora de viento.

El geógrafo Pedro Millán, gerente de la Fundación Santa Cruz Sostenible, comenta que "este año no ha nevado, está todo muy seco y la insolación en la cumbre es muy fuerte".

Wolfredo Wildpret argumenta que en la parte alta de La Fortaleza se desarrolla un "bosque de cedro canario que ha crecido de forma natural" y al que se refiere como si de una auténtica joya se tratara. Advierte de que, si las llamas hubieran alcanzado ese territorio, "se hubiera producido una catástrofe de grandes magnitudes". El cedro es un arbusto que puede llegar a alcanzar una altura de hasta 25 metros, pero, generalmente, sus ejemplares tienen entre cinco y veinte. Se trata de un endemismo macaronésico que pervive en Madeira, La Gomera, La Palma, Tenerife y, en menor medida, en Gran Canaria. En el Archipiélago, esta especie se ha adaptado a diferentes hábitats. En cuanto a Tenerife, se le puede localizar a los 2.200 metros de altitud, en un área de bajas precipitaciones y con una gran variedad de temperaturas a lo largo del día. En La Gomera, se halla a una altitud media de 1.150 metros, en el bosque de laurel, donde los niveles de humedad son altos, como consecuencia de los vientos alisios del Nordeste. En Gran Canaria, únicamente existe en la Montaña del Cedro, a unos 800 o 900 metros de altura, donde las temperaturas son más altas que en las otras islas.

A salvo los cedros canarios del Parque Nacional