El último invierno fue muy seco en Canarias. De hecho, el invierno de 2018 ha acabado coronándose como el más seco de la historia del Archipiélago, con máximos mensuales que apenas alcanzaron los cuatro litros por metro cuadrado en muchas estaciones, según la Agencia Estatal de Meteorología (Aemet). El comportamiento seco también caracterizó los meses de enero y febrero, convirtiéndose este último en el mes más seco registrado desde 2012. Marzo y abril, por su parte, dieron una tregua acumulando varios episodios de precipitaciones continuadas, pero no ha sido suficiente para que el terreno pueda recuperarse de la sequía.

Estos periodos caracterizados por una menor proporción de precipitaciones y una baja humedad provoca que, de cara al verano, el suelo en las Islas se llene de "combustible" que, en caso de incendio, facilitará la expansión de las llamas.

Según fuentes expertas en medio ambiente y ecología consultadas, esta situación es peor cuando hay carencia de lluvia y humedad en periodos muy largos, pero este no es el caso al que se enfrenta Canarias.

Aunque los propios técnicos de la Unidad Militar de Emergencias (UME) que se encontraban el pasado miércoles mitigando el incendio del Parque Nacional del Teide, afirmaron que tan solo el mayor volumen de combustible hará más difícil el ataque a los futuros incendios.

"Han habido periodos con sequías más prolongadas", afirma uno de los expertos consultados por este periódico, que remarca que, aunque "este año la acumulación de combustible es importante", no es "anómala".

"Si aumenta la temperatura hasta los 40 grados en dos meses y el viento empieza a ser fuerte, nos acabaremos encontrando en una situación de vulnerabilidad", concluye.

Por su parte, el geógrafo y director de la Cátedra de Reducción de Riesgo de Desastres Naturales de la Universidad de la Laguna, Pedro Dorta Antequera, afirmó que en todo caso el incendio del Parque Nacional, está "fuera de lo normal", tanto por la época como por la vegetación afectada. "Normalmente son los pinares los que se queman y estos son más difíciles de sofocar", concluyó.