Las fuertes rachas de viento, que llegaron a ser de hasta 70 kilómetros por hora, y una humedad relativa del 13 por ciento impidieron que los medios de extinción pudieran dar por controlado ayer el incendio que se inició el pasado miércoles a los pies del Teide, en un territorio de paso para cazadores y caminantes. Una vez más, el operativo para apagar el fuego estuvo a expensas de las condiciones climatológicas. Estas fueron favorables durante la noche, la madrugada y la mañana. Sin embargo, por la tarde el viento y la humedad contribuyeron a reactivar el fuego en una superficie de 6.000 metros cuadrados que ya se había quemado antenoche. Según una de las fuentes consultadas, estas llamas se registraron por el flanco derecho del territorio afectado, es decir, hacia La Fortaleza.

Debido a esta circunstancia, un helicóptero tuvo que realizar vertidos de agua sobre el citado paraje por la tarde. Sin embargo, antes de que anocheciera dejó de operar, por lo que para evitar la reactivación de las llamas estuvieron de guardia unos 22 operarios de las Brigadas Forestales (Brifor).

Hasta anoche, la superficie afectada por el fuego rondaba las cuarenta hectáreas, según explicaron fuentes del Cabildo en su cuenta de Twitter.

En cualquier caso, desde la administración insular aclararon que las llamas "no llegaron a estar fuera de control a lo largo de la jornada de ayer".

Para las autoridades, desde las 2:40 horas de la madrugada, el incendio se hallaba estabilizado y así se mantuvo a lo largo del jueves. Es decir, que la reactivación de algunos focos por el viento no significó que se hallara fuera de control.

Durante la mañana de hoy, los responsables del dispositivo valorarán si resulta necesario activar a los helicópteros.

Unos 74 miembros de la Unidad Militar de Emergencias (UME) y 34 integrantes de las Brigadas Forestales (Brifor) de la corporación insular hicieron antenoche y la madrugada de ayer un esfuerzo importante para evitar otro drama medioambiental. Con un número significativo de operarios por tierra se pudo evitar la entrada y expansión del incendio por el pinar en el municipio de San Juan de la Rambla, donde se hubiese expandido con mayor rapidez en condiciones normales.

Tal y como predijo la corporación insular a través de su director de Extinción, José María Linares, el pasado miércoles, el fuego perdió mucha fuerza durante la noche, sobre todo por que, al avanzar en sentido descendente, disminuyó su intensidad. También influyó en el éxito de las tareas iniciales de contención el descenso de las temperaturas en la madrugada.

La Unidad Militar de Emergencias finalizó su intervención sobre las siete de la mañana. El capitán Mirabal informó de que, durante la noche y la madrugada, se llevaron a cabo ataques directos contra el fuego.

Las principales armas utilizadas por los profesionales de la UME en esta batalla para frenar el incendio fueron azadas y hachas.

El citado mando indicó que también resultó clave la apertura de la pista y la línea de control, gracias a la utilización de una pala, denominada Delta-5, que fue cedida por la Unidad de Ingenieros del acuartelamiento de La Cuesta.

La activación de los militares que tienen su base en Los Rodeos se produjo a las seis de la tarde del miércoles, es decir, apenas dos horas después desde que se tuvo conocimiento del conato en el paraje denominado Cañada de los Guancheros.

Los componentes de la Unidad Militar de Emergencias llegaron a la zona afectada a las 21:00 horas. De los 74 miembros desplegados, cinco de ellos fueron los primeros en acceder al paraje por el que el fuego avanzaba hacia el pinar, según los datos aportados por el Cabildo de Tenerife.

Todos los miembros de la UME desplazados al Parque Nacional actuaron durante un único turno de trabajo.

Para llegar en las primeras horas al enclave en el que se hallaba el fuego, estos militares y las Brigadas Forestales debieron recorrer a pie entre cuatro y cinco kilómetros.

Según uno de los testimonios recogidos ayer, "lo más complicado fue tener que caminar durante una hora con el equipo a cuestas por un suelo pedregoso".

El alcalde de la villa de La Orotava, Francisco Linares, manifestó que se ha abierto una investigación para determinar el origen del incendio.

Según el regidor, en las primeras horas de la tarde de anteayer no se daban las condiciones para que las causas fueran naturales, pero esa circunstancia deberá ser certificada por expertos en la materia.

La Cañada de los Guancheros es un paraje del Parque Nacional del Teide muy transitado por senderistas y cazadores en diversas épocas del año.

El fuego obligó a suspender diversas actividades en el espacio protegido durante varios días.