El delincuente lleva a su perro en brazos, vivo, agarrado del pescuezo y las patas traseras. No se ve pero lleva una barra en la mano. Cuando llega al contenedor deposita al can en el suelo, debe ir malherido o asustado porque ni se defiende.

El maltratador saca la barra y comienza a golpearlo sin piedad. Se guarda la barra entre la ropa, lo arroja al contenedor y se marcha tan tranquilo sin darse cuenta de que una cámara le ha grabado. La escena es cruel, inhumana y un delito grave de maltrato animal como éste, está castigado con 18 años de prisión. Una pena de cárcel que en este caso cumplirá porque este desalmado lleva delinquiendo desde hace 20 años