Los forenses declararon el pasado jueves que la causa de muerte de la mujer asesinada por su marido el 31 de octubre de 2017 en el barrio de El Fraile, en el municipio tinerfeño de Arona, se debió a la rotura del cuello y no a la asfixia por estrangulamiento que le realizó el acusado.

El juicio oral celebrado en en la Audiencia Provincial de Santa Cruz de Tenerife permitió esclarecer el motivo de las hemorragias presentes en los tejidos analizados y desvelar que la víctima seguía viva pese a la asfixia que también han evidenciado que sufrió. Han añadido asimismo que la rotura debió producirse necesariamente tras la falta de oxígeno por una asfixia mecánica, porque en caso inverso no habrían podido apreciar los signos propios de ésta, y han negado que dicha rotura pudiera hacerse con una sola mano.

El acusado, J.A.P.B., declaró en la apertura del juicio el pasado martes que la mañana del día de los hechos tan solo la empujó y que, tras realizar un gesto con su mano derecha para apartarla y evitar que cogiese una plancha, la mujer cayó bocabajo inconsciente.

Por otro lado, dos psicólogas han declarado que no apreciaron en el acusado ninguna patología psicológica, pero sí una personalidad meticulosa, organizada, que trata de justificar su conducta en base a las acciones de terceras personas y cuyo arrepentimiento, según han dicho, responde a motivos propios.

Tras la evaluación que le realizaron tres meses después del día de los hechos, concluyeron que no padecía lapsus de memoria ni padeció una disociación de la personalidad aquella mañana. El fiscal pide 24 años de prisión y retirar la patria potestad.

Además, distintos agentes de la Guardia Civil que entraron en primer lugar en el domicilio tras los hechos, no han recordado ver una plancha, objeto que iba a coger la mujer durante la discusión, según declaró el acusado durante la apertura del juicio.

El único signo de violencia fue una puerta desplazada en diagonal en un armario de tres puertas, con una de las tres bisagras rota, aparte del desorden generalizado en todo el piso.

Encontraron el cuerpo sentado y encogido dentro en un armario de dos puertas que encontraron cerradas y de apenas un metro de anchura, y bajo un montón de cojines, peluches y sábanas.