El acusado de asesinar a su expareja en la localidad de El Fraile (Arona) en octubre de 2017, José Antonio Palau Benítez, manifestó ayer que la muerte de Lílibet Hernández se debió a un "accidente", que nunca quiso matarla y que en ningún momento se dirigió al aeropuerto Tenerife Norte para salir de la Isla, ya que carecía de dinero para comprar un billete. Explicó que abandonó el lugar del trágico suceso al sentirse desesperado y se hizo pasar por la fallecida para decirle a la madre de esta que fuera al colegio a recoger al hijo del matrimonio.

Durante la primera sesión del juicio, Palau Benítez respondió a las preguntas de la Fiscalía, de las acusaciones particular y popular, así como a las de su abogado. En algunos momentos resultó muy difícil comprender sus respuestas, por su dicción y porque no terminaba muchas de las frases que iniciaba. Además, sus contestaciones al fiscal y a las abogadas de la familia de la víctima y del Instituto Canario de Igualdad casi siempre incurrieron en contradicciones con lo que manifestó o se recogió por los investigadores en la instrucción del caso.

Negó que estrangulara a la joven. La fractura de la segunda vértebra cervical la atribuyó a un episodio accidental. Relató que el fatal gesto se produjo cuando estaba de rodillas en la cama, mientras discutía con Lílibet, trataba de calmarla y le había cogido el móvil para evitar que ella volviera a llamar a su actual pareja. La mujer quería que su nuevo novio fuera al piso de El Fraile y echara del mismo a José Antonio, según este.

El procesado esgrime que su exesposa se lanzó de forma rápida desde la cama para coger una plancha. Y, para impedírselo, el acusado trató de frenarla colocando su mano derecha en la cara de la afectada. Y así rompió el cuello de la chica. El abogado defensor considera que se trató de un accidente, por lo que hay un delito de homicidio imprudente y que se le debe condenar a un año de prisión.

Palau reconoció que se enteró de que Lílibet tenía otra pareja cuando esta le entregó un móvil para que él lo utilizara y en el mismo había fotos de la víctima con su nuevo novio. Ante el Jurado, el acusado explicó, varias veces, que estaba dispuesto a aceptar la nueva situación y a regresar a Cuba. Pero aseguró que él carecía de dinero para pagar el billete de avión y Lílibet tampoco se lo abonaba, como sí hizo para que él y el hijo de ambos vinieran a la Isla. Apuntó que su expareja lo humillaba y lo trataba como a un perro desde que llegó a Tenerife. Palau dijo que, unos seis meses antes de llegar al Archipiélago, su esposa ya no le cogía el teléfono cuando él la llamaba.

"En Cuba apuñaló a su primera mujer"

La madre de Lílibet, Ada, realizó una declaración en la que respondió a las partes de forma pausada y clara. La mujer aseveró que su exyerno era "celoso y violento". Señaló que sabía que su hija tenía una nueva "amistad", que se enteró de la misma por un familiar, pero que la joven nunca le confirmó esa relación sentimental. Apuntó que sabía que en Tenerife la relación entre Lílibet y el ahora acusado "iba mal", ya que se lo comentó José Antonio. Reconoció que llegó a aconsejar a su hija que no trajera a la Isla a Palau Benítez, "porque no iba a funcionar, porque él es muy diferente a ella en todas las cosas, en su forma de pensar". Pero la joven cubana solo vio esa opción para conseguir que su hijo se criara junto a ella. Ada comentó que el 31 de octubre de 2017 (el día de los hechos), tras recoger a su nieto en el colegio, por la tarde y la noche recibió varios mensajes de Whatsapp desde el móvil de su hija, que fue asesinada por la mañana. A lo largo del día sospechó que algo raro ocurría, porque las palabras y expresiones que le llegaban del citado terminal no eran propias de Lílibet y, además, contenían faltas de ortografía. Horas antes de que se encontrara el cadáver de la joven, a su madre le llegó el último de los mensajes, en el que presuntamente José Antonio (haciéndose pasar por su expareja) le decía que su hija llegaría tarde o que él estaba con unos amigos. Ada revisó toda la casa y no halló a Lílibet. Después cogió ropa de su nieto y regresó a su vivienda. Policías locales de Arona registraron el piso y tampoco detectaron nada extraño. Hasta que un nuevo mensaje enviado al teléfono de una tía de Lílibet, Marinelda, por parte del ahora acusado insistía en que miraran dentro del armario del cuarto de su hijo, que allí estaba. Así se localizó el cuerpo. A preguntas de la abogada de la familia, señaló que su hija le tenía miedo a su exmarido. Recordó que Palau presuntamente también "celaba" a su primera mujer en Cuba y que, una vez, esta salió con una amiga y el ahora procesado la acuchilló varias veces en el abdomen y un brazo, abandonando el lugar. La madre de Lílibet reconoció que su nieto llegó de su país en un estado de gran alteración y nerviosismo, así como con comportamientos sexuales extraños para su edad (6 años). Ada manifestó que José Antonio Palau llegó a romper el título de Medicina de su hija, ya que así se lo contó esta.