El Juzgado de Instrucción número 2 de La Orotava, con competencias en materia de Violencia sobre la Mujer, ordenó ayer el levantamiento del secreto de sumario que pesaba desde finales del año pasado sobre el caso de la desaparición y posterior hallazgo del cadáver de Amy Louise Gerard, una joven británica de 28 años cuyo cuerpo sin vida apareció en la costa de Puerto de la Cruz el 4 de diciembre de 2018.

El órgano judicial ha confirmado que en la investigación llevada a cabo por agentes del Cuerpo Nacional de Policía se han apreciado "indicios de criminalidad" en relación con el novio de esta joven de nacionalidad inglesa, siendo este hombre, además, la última persona que se vería acompañando a Amy Louise Gerard la noche del 30 de noviembre, a la salida de un pub al que solía acudir la pareja.

La joven era cuidadora de orcas en Loro Parque y, según fuentes cercanas a la familia, aún estaba casada con un compatriota británico, aunque se habían separado de hecho y este continuaba residiendo en el Reino Unido.

Amy Louise Gerard habría iniciado una relación con un joven también extranjero y residente en el norte de Tenerife, siendo este el varón que ha sido citado a prestar declaración en las próximas semanas en calidad de investigado por su posible relación con la muerte de Amy Louise Gerard. Según apuntan las investigaciones, habría podido ser empujada al mar cuando la mujer se encontraba cerca de un paseo de la costa de Puerto de la Cruz.

La joven británica desapareció el 30 de noviembre de 2018, tras ser vista con vida por última vez esa noche en un bar de la localidad turística del norte de Tenerife, en compañía de varias personas, entre ellas el ahora investigado. De hecho, varios testigos aseguraron -pocas horas después de que se denunciara la desaparición de Amy Louise Gerard-, que esta se habría despedido de su novio en la misma puerta del pub tras una conversación que duró unos minutos, tomando ella una dirección y él, la contraria.

El cadáver de la joven fue localizado por un helicóptero de la Guardia Civil flotando en el mar, muy cerca de El Penitente, en Puerto de la Cruz. Los primeros informes forenses señalaban que las causas de la muerte no eran de origen violento y que la accidental era la hipótesis más probable. Sin embargo, cuando se tuvieron todos los resultados de los análisis, la autopsia desveló que el cadáver presentaba signos de violencia, por lo que el Juzgado que instruía la causa en Puerto de la Cruz se inhibió en el conocimiento de la misma a favor del Juzgado de Violencia de La Orotava.