El preso gallego Fernando Iglesias Espiño, que el 13 de agosto tendría que haber vuelto al penal de Pereiro de Aguiar (Orense) en el que cumplía condena por haber matado a su mujer y a sus dos hijos en Jinámar (Gran Canaria), está siendo buscado en toda España, puesto que la orden es nacional y solo la autoridad judicial podría acabar determinando que se extienda a nivel internacional si así lo considerase, han señalado fuentes policiales.

Este hombre, natural de Silleda (Pontevedra), ya había disfrutado más veces de estos permisos, al menos en una decena de ocasiones, y sin quebrantamiento alguno, al encontrarse en la actualidad en tercer grado, en régimen abierto, y en el tramo final de su condena, cuya finalización está prevista para 2021.

Con 63 años -41 cuando cometió el crimen-, el interno llevaba 22 años en prisión por un hecho que forma parte de la crónica negra de España y de la isla en la que vivía, Gran Canaria.

Sus víctimas son su esposa, que tenía 39 años; la hija de ambos, de 18, y otro hijo en común, de 12. Según los hechos probados, usó para perpetrar este macabro suceso un pico como los que usualmente se emplean en la construcción.

Fue castigado a 54 años entre rejas, pero, en aplicación del Código Penal vigente en aquel entonces -todo ocurrió el 15 de octubre de 1996-, se fijó el máximo en 25.

La Policía Nacional y la Guardia Civil han solicitado a través de sus redes sociales, entre ellas Twitter, la colaboración ciudadana para dar con su paradero.

Acompañado por la fotografía del preso, los perfiles en Twitter de ambos cuerpos hacen un llamamiento urgente a la ciudadanía para que si tienen alguna pista sobre este varón la comuniquen al 091, 062 o 112.

Fernando Iglesias Espiño había salido de permiso penitenciario el fin de semana del pasado 11 de agosto y tenía que regresar dos días después, pero no se personó en el centro penitenciario.

Ingresó en prisión en octubre de 1996 y actualmente, por la semilibertad de la que disfrutaba, se le permitía salir todos los fines de semana.