El hallazgo de unos huesos en un camino de Calera de León (Badajoz), a unos doce kilómetros de la localidad de Monesterio, ha vuelto a poner el foco sobre el caso de Manuela Chavero, desaparecida hace más diez meses, pese a que con casi toda seguridad son de origen animal.

La pista de Manuela Chavero, una vecina de 42 años de Monesterio, se perdió la madrugada del pasado 5 de julio en su casa, después de haber estado la noche anterior con una amiga, que fue la última persona que la vio.

Tras semanas sin novedades sobre el caso -el juez titular del Juzgado de Instrucción número 1 de Zafra llegó en febrero a tomar declaración a una persona en calidad de investigada, que quedó en libertad sin ninguna medida cautelar-, el hallazgo de estos huesos ha levantado mucha expectación por haberse encontrado tan cerca de Monesterio.

Fueron localizados por unos senderistas junto a una hoguera el pasado 7 de mayo, según desveló ayer la delegada del Gobierno en Extremadura, Cristina Herrera, en una comparecencia de urgencia ante los medios al trascender la noticia.

Herrera aseguró que los huesos son "a priori" en su mayoría de procedencia animal, en concreto los grandes, según determinó "a primera vista" el médico forense, señaló la delegada.

Ahora hay que descartar que alguno de los pequeños huesos, muchos de ellos machados, sean humanos, agregó Herrera, por lo que están siendo analizados en el Instituto de Medicina Legal y Ciencias Forenses de Badajoz, donde continúan este viernes, según ha confirmado la Delegación del Gobierno.

Herrera aseguró que no hay ninguna novedad en la investigación de la desaparición de Manuela Chavero.

Su hermana Emilia dijo recientemente a Efe, al cumplirse los diez meses de su ausencia, que es posible que haya una nueva batida por tierra en próximas fechas.

En concreto, en un terreno que se dejó sin revisar en el primer reconocimiento.

El último rastreo había sido en febrero en el pantano de Tentudía, entre Monesterio y Calera de León, con un robot submarino.