Entrevista | Sarah Lómore Creadora de contenidos
Sarah Lómore: la "Robin Hood" canaria de las redes sociales
La influencers se ha convertido en un referente de la lucha contra le explotación laboral en las redes sociales: "Las horas extras hay que pagarlas, no caen del suelo", censura

Sarah Lómore (Las Palmas de Gran Canaria, 1994). / E.D.

Al pan, pan y al vino, vino. Con ella no hay medias tintas. Sarah Lómore (Las Palmas de Gran Canaria, 1994) cuenta siempre lo que piensa aunque su sinceridad le pueda ocasionar algún disgusto y la etiqueta de arrogante. «Digo lo que siento, no lo que la gente quiere oír», sostiene una creadora de contenidos que suma más de 70.000 seguidores en las redes sociales. «Algo así no se planifica», defiende al tratar de explicar las razones de una explosión de popularidad que, recientemente, ha sumado una primicia:ser candidata a Reina del Carnaval de la capital grancanaria. «Me lo pensé un ratito, pero enseguida dije:¿y por qué no?», resuelve en el transcurso de una entrevista en la que analiza la incidencia de las nuevas vías de comunicación. «Esto es un no parar, la IA nos reserva muchas sorpresas», intuye una influencers cuyos vídeos ya han recibido más de 3,5 millones de visitas.
¿Todo bien?
Estoy reventada porque llevo unos días sin parar, pero todo muy bien.
¿Maquinando para seguir atrapando la curiosidad de nuevos seguidores?
Siempre hay que estar dándole vueltas a las cosas. Este año he crecido muchísimo y eso se traduce en proyectos nuevos e inesperados como el de ser aspirante a Reina del Carnaval. Lo que no quiero es convertirme en una pesada por el tipo de contenidos que hago, sobre todo, los que afectan a la explotación laboral.
¿Es un problema de saturación?
No, es un problema de no saber si lo que voy a hacer le va a gustar a la gente. Ese es un asunto que preocupa mucho a los creadores de contenidos antes de colgar un vídeo nuevo, el no saber si vas a acertar.
"¡Coño, de vez en cuando hay que contar las cosas que no están bien! Sé que a veces peco de echada para delante, pero la verdad duele menos cuando es sincera"
¿Ahí no valen paños calientes?
A los ciudadanos nos gusta que no suavicen nuestros problemas; queremos que nos cuenten las cosas como nosotros los contaríamos: sin filtros ni palabras bonitas para disfrazar la realidad.
Encima usted es de las que no se suele callar nada...
... [ja, ja, ja...]. Para bien o para mal, eso forma parte de mi esencia. Uno de los problemas que había detectado antes de empezar a hacer contenidos de explotación laboral, por ejemplo, era que la gente no se quejaba de las cosas que ocurren en su trabajo. Nadie contaba lo mal que lo pasaba en el curro y eso es algo que me llamaba mucho la atención:o todos trabajamos en el lugar soñado o pocos son los que se atreven a contar las dificultades que tienen que abordar en sus empresas.
¿A qué se refiere?
Para mis amigas era algo normal que te quedaras una hora más trabajando y que no te pagaran ese tiempo extra.
Al final va a ser una especie de «Robin Hood» de las redes sociales...
...no creo [ríe], pero es verdad que algo está fallando:no me gusta lo que hago, pero no me quejo. ¡Coño, de vez en cuando hay que contar las cosas que no están bien! Sé que a veces peco de echada para delante, pero la verdad duele menos cuando es sincera.
Las redes sociales las carga el diablo, ¿hay mucha mala leche en ella?
Llevo muchos años en las redes sociales y conozco perfectamente el trabajo que hacen los haters con tal de hacerse oír. Estar en ellas es aceptar que este es un mundo con un doble filo; los que aplauden lo que haces y los que te dan palos por todas partes. Ese es el problema de moverte en un mundo en el que no hay filtros ni normas. Tú te vas cuando te sientes incómoda. Hay cosas muy buenas y otras no tanto… Si alguien te quiere desear la muerte en las redes sociales lo va a ser sin ningún tipo de miramientos. Eso es algo con lo que tienes que aprender a convivir si te quieres dedicar a esto.
Entre las buenas, supongo, coloca las miles de visualizaciones que puede llegar a acumular un vídeo de Sarah Lómore.
El contenido que se hace viral es la adrenalina para seguir creando, una especie de gasolina que te permite volver al día siguiente con algo mejor. Tú popularidad no es algo que se pueda medir con los seguidores que tienes en TikTok [Sarah cuenta con más de 51.000] o en Instagram [la cuenta de Lómore registra más de 31.000], sino en el cariño que te demuestra la gente en la calle.
¿Lo suyo es humor o crítica social?
Humor y crítica social, hay un poquito de todo para que el mensaje llegue a dónde debe llegar con mayor nitidez.
"Si alguien te quiere desear la muerte en las redes sociales lo va a ser sin ningún tipo de miramientos. Eso es algo con lo que tienes que aprender a convivir si te quieres dedicar a esto"
La crítica con humor duele menos, ¿no?
Siempre, cuando un problema te lo cuentan con humor lo asimilas mucho mejor.
¿Cómo empezó todo?
Colgando un vídeo que hice minutos después de despedirme de la tienda de ropa en la que empecé a trabajar en unas condiciones distintas a las que hablé en la entrevista telefónica. «Paso, me voy», les dije. Yo acababa de volver de Londres [donde residió durante una década] y me di cuenta de que nada había cambiado,que en Canarias todo seguía igual.
¿Todo se construyó a partir de un cabreo?
Sí, más o menos, fue a partir de una calentura. Estaba muy cabreada por un inconformismo del que nadie se atrevía a hablar.
¿Pero enseguida muchos se subieron a su carro?
Porque me di cuenta de que querían a alguien que les contaran las cosas que nadie se atrevía a decir.
Dice que esta Canarias es «igual» a la que dejó hace 10 años cuando inició su aventura londinense.
Igual o peor [sonríe]. Hace una década los alquileres no estaban por las nubes ni la cesta de la compra se había disparado...
¿Qué piensa cuando alguien se refiere a usted como una persona arrogante?
[silencio]. Sabe lo que ocurre, yo soy una persona muy directa. A veces peco de descarada; no me gusta endulzar las cosas. Puedo aceptar que uno de mis defectos sea pecar de bruta, pero en mi familia y en mi entorno saben cómo soy y no esperan algo de mí que no soy:cuando doy mi opinión no me importa herir a una persona.
"Puedo aceptar que uno de mis defectos sea pecar de bruta, pero en mi familia y en mi entorno saben cómo soy y no esperan algo de mí que no soy:cuando doy mi opinión no me importa herir a una persona"
No sé si es demasiado pronto para pensar en ello, pero le da muchas vueltas a la posibilidad de que estos tenga una fecha de caducidad. ¿Su idea es seguir en este mundo virtual?
Cuando llevas desde los 16 años metida en las redes sociales eres consciente de que en algún instante voy a llegar a mi tope más alto y que a partir de ahí me tocará bajar. Aceptar que puedo llegar a caer en picado forma parte de este juego, pero yo me sigo divirtiendo mucho todo lo que hago, es decir, que aún no está en mis planes dar un paso a un costado o iniciar el camino de vuelta.
¿Le asusta el hecho de ser aspirante a reina del Carnaval?
No [pausa]. ¿Quién no ha soñado alguna vez ser reina del carnaval? Para conseguirlo lo primero que hay que hacer es presentarte. A mí me lo ofrecieron y al principio me impactó. Me quedé en blanco, hice las consultas en mi círculo de amigos y no tardé demasiado en decir: ¿Y por qué no?; ¡vamos a por ello!
¿Fue una decisión suya o de su entorno?
La tomé yo, pero con el respaldo de saber que ellos pensaban que "estaba loca" si dejaba pasar esta oportunidad. Los canarios somos carnavaleros y, por lo tanto, nos gusta vivir la fiesta desde dentro. No sé si en la misma posición en la que voy a estar yo, pero es un reto que llama muchísimo la atención. Tampoco me costó demasiado tiempo tomar una decisión: un par de días y listo. Eso sí, no era algo que lo tuviera planeado.
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