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El premio Nobel de Química de 2016 comparte su sueño en Tenerife: "Queremos conseguir que los rasguños del coche se reparen con el Sol"

El científico neerlandés Ben Faringa expone en la Universidad de La Laguna las oportunidades de futuro del desarrollo de nuevos materiales que puedan tener propiedades similares a la "vida"

Ben L. Feringa, premio Nobel de Química, imparte una charla en la ULL

El Día

Verónica Pavés

Verónica Pavés

La Laguna

Casi diez años después de ser laureado, el científico neerlandes Ben Feringa ha inaugurado el Congreso Shift de la Universidad de La Laguna (ULL), que se ha consolidado como una de las citas de referencia en el campo de la Física y la Química en Canarias. Feringa ha mostrado, frente a un entregado auditorio en el Paraninfo universitario, las oportunidades que abre la síntesis química de materiales dinámicos y "vivos" basados en el diseño de las "máquinas moleculares" por los que fue galardonado. Para el científico, en un futuro –al que no se atreve a poner fecha–, todos los objetos inertes que nos rodean (como sillas, mesas o coches), tendrán propiedades que les permitan reaccionar de forma similar a como lo hace la materia orgánica, es decir, autorepararse o autolimpiarse.

En su primera estancia en Tenerife, Feringa también ha tenido tiempo para defender una ciencia abierta y "sin fronteras" donde todos los científicos se comporten como "una familia"; y ha advertido sobre los recortes a la investigación: "Hay que tener cuidado con lo que se recorta porque podemos estar eliminando herramientas para construir el futuro".

Han pasado casi diez años desde que sus "maquinas moleculares" recibieron el Premio Nobel de Química. ¿Qué ha cambiado desde entonces en su campo de estudio?

El campo de las máquinas moleculares se ha vuelto muy popular en todo el mundo. Este avance supone pasar de tener materiales estáticos (como una silla o una botella de agua) a materiales dinámicos. Y es que lograr que los materiales inertes tengan propiedades parecidas a la vida abre muchas nuevas oportunidades en muchos campos. Hay científicos trabajando en el desarrollo de superficies sensibles, que se auto-reparan o se auto-limpian; otros que lo utilizan para crear robótica blanda; y ,mientras, ya existe todo un campo que trabaja en medicina inteligente donde puedes activar o desactivar el tratamiento para que llegue al lugar concreto en el que quieres utilizarlo.

El premio Nobel de Química, Ben Feringa, en el Congreso Shift

El premio Nobel de Química, Ben Feringa, en el Congreso Shift / Andrés Gutiérrez

¿Cuando habla de que los objetos adquieran "vida" se refiere a como lo hacía el Doctor Frankenstein con su creación?

No, no es exactamente como Frankenstein. Buscamos que los materiales tengan propiedades similares a la vida. Por ejemplo, cuando te cortas un dedo y lo mantienes limpio, se cura solo. Es decir, se auto-repara. Esto no ocurre cuando tu coche se hace un rasguño. Mi sueño es que, en un futuro, cuando haya sol ese rasguño se repare solo gracias a las propiedades fotoquímicas de estos materiales. Ya tenemos los primeros ejemplos de plásticos que se cortan y se reparan solos, y a eso me refiero cuando hablo de propiedades de vida. Un material como este nos podría ayudar incluso en el reciclaje. Pensemos que ahora contamos con unos materiales que cuando queremos darle un segundo uso tenemos que optar bien por el reciclaje mecánico o, directamente, la quema. Sin embargo, a lo que deberíamos aspirar es a a reciclarlo como lo hacen los compuestos de tu cuerpo, con enlaces químicos que sean lo bastante fuertes como para fabricar una botella y mantener el agua dentro, pero que también, cuando tú quieras, puedan separarse y volver a sus componentes básicos. 

¿Está la ciencia cerca de lograr algo así?

No. Es difícil. Es difícil. Mucha gente está trabajando en ello e intentando crear nuevas formas de hacer enlaces químicos lo suficientemente resistentes para crear materiales que sean resistentes pero también fáciles de reciclar

Tal y como lo cuenta, parece que estas máquinas moleculares sirven para casi todo. Sin embargo, cuando usted ganó el Nobel se hablaba más de sus aplicaciones en la biomedicina.

Sí, es que estas máquinas moleculares vivas podemos usarlas para la liberación controlada de fármacos. Son como interruptores y máquinas diminutas que se incluyen en las medicinas, para que podamos activar el medicamento exactamente donde se necesita. Es especialmente notable sus aportaciones en la quimioterapia contra el cáncer. Esta biotecnología nos puede ayudar a evitar los efectos secundarios de la terapia, porque podríamos activarla exactamente donde se necesita, incluido tumores pequeños que el cirujano no puede quitar. Pero no es lo único. También podríamos diseñar tejidos artificiales que permitieran, por ejemplo, a las personas con algún tipo de parálisis volver a caminar. Y por supuesto, aquí también entrar sistemas híbridos, es decir, integrar este material blando y sensible con material vivo, como piel artificial.

¿Cuánto tiempo cree que tardaremos en tener todo esto?

Eso siempre es difícil de saber. Soy científico, no sé predecir el futuro. Pero me resulta mucho más estimulante el hecho de inventar el futuro y hacerlo junto con los estudiantes. Necesitamos nuevos medicamentos, nuevas formas de reciclar y una química sostenible y verde para el futuro. 

Ben Feringa durante su exposición en el congreso Shift de la Universidad de La Laguna.

Ben Feringa durante su exposición en el congreso Shift de la Universidad de La Laguna. / Andrés Gutiérrez

También hoy tenemos nuevos problemas que resolver y que son diferentes a los que teníamos hace una década, cuando usted ganó el Nobel.

Esto está claro, y más los habrá a futuro. Cada nuevo desarrollo conlleva nuevos problemas. Por ejemplo, cuando empezamos a volar, hubo que construir aviones, pero también aparecieron problemas como los combustibles contaminantes o la necesidad de entrenar bien a los pilotos. Cada desarrollo tiene también inconvenientes, pero podemos pensar en ellos y en sus aspectos éticos. Hay que reflexionar y discutirlos en las universidades y junto a los estudiantes. En temas como la modificación genética, por ejemplo, debemos reflexionar sobre qué queremos hacer. Si puedes ayudar a una persona con una enfermedad genética grave, un bebé que tendrá esa enfermedad toda su vida, eso quizá esté bien. Pero modificar genéticamente para tener el cabello rubio en lugar del que tienes, quizás no.

¿Y qué preocupaciones éticas existen en su campo, el de la nanotecnología molecular?

Hay que pensar hasta dónde querremos llegar cuando consigamos desarrollar estas máquinas diminutas, que en realidad son nanorrobots, que habrán adquirido propiedades parecidas a la vida. Puedes imaginar, como el libro ‘Prey’ de Michael Crichton, donde hablaban de nanorrobots que podían entrar en tu cuerpo y hacer locuras. Eso da un poco de miedo. Pero claro, esos robots llegarán. No deberíamos tenerles demasiado miedo, porque pueden ayudarnos a resolver muchos problemas.

¿Cuál es su opinión sobre los avances que ha premiado el Premio Nobel de Química este año?

Es fantástico, porque trata sobre los materiales porosos. Y es un desarrollo muy importante. Ya se veía desde hace 10 o 20 años que serían cruciales. Estos materiales pueden limpiar el aire, extraer agua del aire seco, capturar CO₂. De hecho, conozco personalmente al profesor Omayagi y ayer llegué del congreso Solvay, porque fui el presidente. Y créelo o no, Omayagi fue nuestro primer conferenciante. Llegó desde Estados Unidos y, cuando aterrizó en Frankfurt para tomar el vuelo a Bruselas, recibió la llamada de Estocolmo. Llegó el miércoles por la noche, hicimos entrevistas de prensa, conferencias… Y fue mi primer ponente el jueves por la mañana, justo después de recibir el Nobel. 

¿Diría que los avances del Nobel de este año pueden complementar los suyos?

Sí, sí. De hecho, hace poco desarrollamos materiales porosos y, junto con colegas de Italia y Alemania (del Max Planck), pusimos nanomotores dentro. De esta manera, hemos creado materiales porosos, como cristales, que, gracias a estos nanomateriales, al moverse, cambian la porosidad y el volumen. Eso les permite controlar si los gases entran o salen, a voluntad.

¿Cree que será revolucionario para todos los campos?

Sí, los materiales porosos ya se producen industrialmente, y pueden revolucionar muchas áreas: purificación de aire o el agua. Omayagi incluso envió a algunos de sus estudiantes al Valle de la Muerte (Death Valley en EEUU). Allí, con un kilo o dos de este material, lograron absorber agua del aire seco durante la noche y tener agua líquida por la mañana. Increíble.

¿Qué espera de su visita a Canarias?

Es mi primera visita aquí, y vine con mi esposa. Así que sin duda haremos algo de turismo. El jueves iremos a las montañas, de excursión y tengo muchas ganas. Y por supuesto, la ciudad antigua es preciosa. Tal vez vayamos también a la costa, quizá a nadar un poco o a la playa.

¿Y sabías algo sobre Tenerife antes de venir?

Sí, claro, por la escuela y por los libros. Es un lugar hermoso. He estado muchas veces en la España peninsular, colaborando con universidades, pero nunca había estado en Tenerife, y es fantástico venir porque es un mundo diferente. Muy distinto a Países Bajos o al norte de España, donde suelo ir. La naturaleza, el clima… y también su historia. Las Islas Canarias fueron muy importantes en el pasado. Cuando los holandeses viajaban hacia Sudáfrica o la India en barcos de madera, siempre pasaban por aquí para abastecerse de agua y comida. He leído bastante sobre eso, y además son muy famosas por el turismo. Nunca había venido como turista, así que es maravilloso poder hacerlo ahora.

Este tipo de congresos, como Shift, le permiten conectar con otros científicos, ¿espera establecer alguna colaboración de esta reunión?

Si, claro. Espero tener muchas discusiones estos días con científicos de las Islas. Ya se me acercaron algunos interesados en nanopartículas, así que podría haber oportunidades. Esa es la belleza de estos congresos: haces nuevos amigos, conoces gente de otras comunidades científicas y surgen nuevas ideas. Los científicos somos como una familia en todo el mundo. Y eso es importante. Hay que mantener esa familia, porque hoy se habla mucho de fronteras, y no me gusta. Debemos conectarnos y ayudarnos mutuamente, especialmente inspirar a los jóvenes, a las próximas generaciones.

¿Que opina de los recortes políticos en ciencia?

Creo que es crucial que los políticos piensen en el futuro. Que inviertan en educación, investigación, sostenibilidad y juventud. El presupuesto no es infinito, pero hay que tener cuidado con lo que se recorta, porque si no, como Estado te quitas las herramientas para construir el futuro.

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