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Redes sociales

Marisa y Amparo, juezas e 'influencers': "La gente se cree que estamos forrados y las horas de guardia las cobramos a 50 céntimos"

Marisa Llambés, Decana en Vila-real, y Amparo Salom, que ejerce ahora en Torrent, son las magistradas que están detrás de una exitosa cuenta en redes sociales

Pretenden acercar su profesión a la gente: «Igual que se lucha por una sanidad y educación de calidad, también hay que hacerlo por una justicia de calidad»

Marisa Llambés y Amparo Salom (d) tienen decenas de miles de seguidores en su perfil @ahacerpunyetas.

Marisa Llambés y Amparo Salom (d) tienen decenas de miles de seguidores en su perfil @ahacerpunyetas. / LAZARINA KANOROVA

Rafael Fabián

Marisa Llambés y Amparo Salom son dos juezas que coincidieron en los Juzgados de Vila-real. Marisa es a día de hoy la Decana de estos juzgados, mientras Amparo ahora ejerce en Torrent tras haber pasado también por Castelló o Segorbe. Hace poco más de tres años, después de dar una conferencia en la UJI en la que comprobaron cómo los estudiantes de Derecho se informaban y formaban a través de redes sociales, decidieron introducirse en el mundo digital. Fue entonces cuando abrieron la cuenta @ahacerpunyetas, que cuenta con decenas de miles de seguidores en Instagram y TikTok.

“Por un lado vimos la necesidad de divulgar y por la otra de acercar una profesión sobre la que existen todavía muchos prejuicios”, asume Amparo Salom, que prosigue con su alegato de la siguiente forma: “La gente tiene una imagen de los jueces que no es real. Creen que tenemos un poder infinito, que no estamos sujetos a la ley, que no trabajamos y que estamos forrados. Nada que ver. Cobramos las guardias a 50 céntimos la hora, y tenemos un nivel de estrés que está provocando muchos problemas de salud mental en los compañeros”.

Otro de los propósitos, según confirma Marisa, es el de “desahogarse”, pues añade su compañera que “la profesión está cada vez más denostada y precarizada a nivel económico y social”. Tanto es así, que “también pagan por objetivos como si esto fuera una fábrica de tornillos, que no hubiera que preparar bien cada caso”. Es por ello que solicitan “que igual que se lucha por una sanidad y educación de calidad, que está muy bien, también se haga por una justicia de calidad. Hay que pelear para que los juzgados tengamos más medios y no estemos tan sobrecargados, por que en Torrent por ejemplo somos seis y hay trabajo para 11”, lamenta Amparo, que tampoco se siente representada por todas las asociaciones, pues “muchas tiran cada una para un lado y depende de quién gobierne hacen más ruido o menos”.

Amparo Salom, que al margen de la cuenta en redes también acaba de publicar el libro ‘Kit de primeros auxilios procesales’, una guía esencial para profesionales del derecho civil, está encantada con la repercusión que tiene la cuenta que lanzó junto a su compañera Marisa Llambés: “Cuando la abrimos no teníamos ni idea de lo que iba a pasar, pero las reacciones de la gente son muy buenas. Muchos jueces al principio lo veían raro, pero ya han podido comprobar que no nos dedicamos a hacer bailes y que dentro de los límites que tenemos hablamos de todo con transparencia y desde un tono más desenfadado”.

Rompen también una lanza por quienes piensan que para llegar a ser magistrado tienes que tener parientes en el gremio o pertenecer a familias adineradas: “Las estadísticas demuestran que el 70% no tienen ningún familiar en ninguna rama jurídica. Por más que se repita, una mentira no se convierte en verdad. En cuanto al dinero, el coste de un preparador a juez es de unos 150 euros al mes, muchísimo menos que el precio de un Master por ejemplo”.

Para concluir inciden en que “la gente cree que los jueces son invencibles y pueden soportar todo, pero no. Somos personas y si tenemos la carga de cuatro jueces es normal que a algunos se les caiga el pelo o tengan depresión, pero hasta ahora era un tema tabú”. Y para ello confía también “en el papel de los medios de comunicación y política, que están participando mucho de una campaña de desprestigio a la judicatura. No conozco la instrucción de Peinado, pero de él se llegó a decir que tenía dos DNI, aunque no tardó en demostrarse que era falso, pero ya se sabe: desprestigia que algo queda”.

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