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Moda

Una joven diseñadora ‘pone de moda’ en redes el traje típico de La Palma: “Quiero que mis raíces sigan vivas y vestidas”

Para mantener vivas y vestidas sus raíces, la joven diseñadora Paola Barreto ha fusionado la vestimenta típica de su Isla, La Palma, con las últimas tendencias. Por el camino ha documentado todo el proceso, desde el sisnado a la última puntada. ¿El resultado? 3,4 millones de me gustas en TikTok y más de 102.000 seguidores.

La diseñadora palmera Paola Barret, autora de la colección 'Preservación del Patrimonio Cultural de La Palma a través de la moda'

La diseñadora palmera Paola Barret, autora de la colección 'Preservación del Patrimonio Cultural de La Palma a través de la moda' / E. D.

Santa Cruz de Tenerife

Como la mayoría de jóvenes que residen en islas no capitalinas, la palmera Paola Barreto (@paobarrod) concluyó sus estudios en secundaria y se marchó fuera con la intención de descubrir su verdadera vocación. Primero probó suerte en Tenerife, pero después se dio cuenta de que los estudios que de verdad le apasionaban, el diseño de moda, la estaban esperando bastante más lejos de casa; en concreto, en la Universidad de Nebrija de la capital madrileña.

Aunque ella saliera de La Palma, lo cierto es que la Isla bonita nunca salió de ella. Es más, la lleva por bandera en buena parte de sus creaciones, inspirándose en el mar que la rodea o en el volcán Tajogaite. La última –y la que más especial considera– fue su trabajo de fin de grado (TFG), un proyecto en el que fusiona el traje típico de su Isla y la moda contemporánea con un propósito claro: «Conseguir que nuestras raíces sigan vivas y vestidas».

Para que su trabajo dejara una huella imborrable, sobre todo entre la juventud, Barreto optó por documentar todo el proceso y subirlo a redes sociales como Tik Tok, donde ha superado los 102.000 seguidores y los 3,4 millones de me gustas.

Su colección final, compuesta por cuatro looks diferentes, esconde un curioso secreto: cada diseño tiene una prenda del traje típico y al fusionarlas se forma la vestimenta al completo. Eso sí, antes de enseñar el resultado final, mostró paso a paso cómo había dado forma a cada uno de los diseños y con qué artesanas había colaborado para hacerlos realidad. Durante el proceso, una de sus mejores aliadas fue Lourdes, una palmera de 80 años que se dedica al sisnado –o cisnado– desde que tenía 14. La joven pudo aprender esta técnica, que consiste en marcar o trazar el dibujo que servirá de base al bordado, en el taller de la artesana y con una máquina que le había hecho su marido con un motor de lavadora.

Una vez lista esta primera fase, aparece Arminda, una artesana que se dedica al bordado de trajes típicos y que tardó un mes en plasmar el diseño que Paola había preparado para los puños y el bajo de la falda. «Documenté todo este proceso para que fuera tangible y para que no se pierda el día de mañana, ese era uno de los grandes objetivos que me propuse al comenzar con el trabajo y lo he cumplido», destaca.

La diseñadora, que centró sus esfuerzos en preservar las técnicas, cuidó hasta el más mínimo detalle –más bien, hasta la última puntada– y plasmó la esencia de su tierra en cada rincón. Ejemplo de ello es que incluyó en el bordado detalles como la silueta de la Isla y la de un enano, una de las tradiciones con más arraigo del territorio.

Los diseños presentados en la colección final.

Los diseños presentados en la colección final. / E. D.

Un tribunal de excelencia

Sus tutores consideraron que era un proyecto que merecía ser valorado por un tribunal de excelencia, en el que participaban expertos de otras disciplinas y que terminaron dándole un 9,5 como nota final. «Entre ellos había un historiador, que no estaba vinculado a la moda, pero que me felicitó porque creía que con mi trabajo había aprendido mucho sobre La Palma».

La idea inicial surgió durante una romería y casi de casualidad. La joven relata que fue uno de esos días en los que no quería salir, pero terminó haciéndolo. «No me apetecía mucho ir, pero era un acto que se celebra cada tres años y lo cierto es que acudí solo por vestirme de maga y por ver el resto de trajes», confiesa.

Una vez allí, embelesada por las distintas vestimentas, decidió que su TFG sería un tributo a la artesanía canaria y, más en concreto, a la de la Isla Bonita. «Pensé que sería muy guay inspirarme en eso y a partir de ese día comencé a desarrollar la idea y a dirigirla hacia lo que hoy en día ya es una realidad», explica. Otro de los aspectos que la recién graduada quería representar en su proyecto era el miedo a que la juventud pierda ese traje auténtico: «Se ven muchos vestidos que se alejan bastante de la indumentaria inicial; yo quería ser fiel a todo el proceso que hay detrás de estas piezas artesanales, al nivel de detalle de cada bordado y a la dedicación de los artesanos».

Su trabajo ha traspasado fronteras, pues gracias a las redes sociales ha ido mucho más allá del territorio insular, donde también ha tenido muy buena acogida. «A mi familia le ha flipado el proyecto, todos sabían que estaba volcada con esto y me han ayudado mucho, estaban muy orgullosos y siempre me pedían fotos», detalla. A sus tutores, añade, también les pareció una idea «súper bonita e interesante» y en redes ha creado una comunidad de followers que se ha enganchado a sus vídeos y no se pierde ninguna entrega. Ha recibido comentarios de diferentes partes del mundo y muchos de ellos destacan que les ha sorprendido que la juventud esté interesada en la moda tradicional.

La mantilla diseñada por Paola Barreto

La mantilla diseñada por Paola Barreto / E. D.

Viaje de investigación

Al respecto, Barreto apunta que con la iniciativa se ha sumergido en un viaje de investigación, de diseño y de respeto por su tierra: «Para mí, como palmera y como diseñadora, este proyecto ha sido una forma de reconectar con mis raíces, de buscar inspiración en ellas y de reinterprentarlas desde la moda contemporánea, sin perder su esencia».

El trabajo también le ha servido para descubrir cómo quiere enfocar su perspectiva como diseñadora de cara a los próximos años. Y según apunta, su intención ahora es mantener esta identidad, enfocada en la artesanía y con guiños hacia su tierra.

Aunque ya haya concluido el serial de vídeos sobre su TFG, en redes sociales no ha querido desvincularse de ese sello isleño que ya le caracteriza. De hecho, en los outfits que utiliza, por ejemplo, para ir a la Fashion Week de Madrid fusiona la tendencia del pañuelo a la cintura con la mantilla canaria o combina la camisa interior del traje con una falda globo, todo para demostrar que cualquier momento es bueno para presumir de su tierra. «Ahora que vivo fuera veo la Isla como un lugar de inspiración y de conexión con mis raíces, La Palma siempre está presente tanto en mí como en el arte que creo», defiende. n

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