Desconexión
De vacaciones en cuerpo y mente
Desconectar de la rutina durante las vacaciones favorece el bienestar emocional, la reducción del estrés y el aumento de la satisfacción laboral. Sin embargo, lograrlo no resulta tarea fácil en una sociedad hiperconectada en la que estar pendiente de las notificaciones del móvil es casi una costumbre

Tres bañistas disfrutan del tiempo de descanso en la playa. | Alba Villar
Ágatha de Santos
Muchas personas continúan con la mente en la oficina mientras se broncean bajo el sol, y es que en un mundo cada vez más hiperconectado romper con la rutina no es tarea fácil, especialmente para quien su teléfono móvil es una herramienta más de trabajo. Sin embargo, permanecer con un ojo en la arena de la playa y otro en los emails de trabajo provoca un aumento del estrés, la ansiedad y el agotamiento mental. Asimismo, no desconectar en el tiempo vacacional dificulta el retorno al ritmo habitual de trabajo e incrementa la insatisfacción laboral, pudiendo desencadenar problemas como el síndrome de desgaste profesional (burnout).
Según José Manuel Campal, psicólogo del trabajo, el principal beneficio de desconectar es recargar pilas para retomar el trabajo con mejor estado de ánimo y reducir el estrés de todo el año. "Este beneficio también lo tendrá la organización, porque un buen descanso se traduce en una mejora de la productividad a la vuelta al trabajo", considera.
En su opinión, es importante acompañar la desconexión física de la digital, esto es, eliminar, y si no es posible, limitar, el uso de dispositivos digitales relacionados con el trabajo, un aspecto, por cierto, que recoge la legislación española (Ley Orgánica 3/2018, de Protección de Datos Personales y garantía de los derechos digitales) que busca proteger el descanso, la intimidad y la vida personal de los empleados. "Nada de emails de trabajo", sostiene.
Si esta desconexión total no es posible, Campal propone establecer límites de contacto tanto con compañeros, superiores o clientes, de modo que únicamente se realicen en caso de extrema urgencia.
«La desconexión también supone un beneficio para las organizaciones»
La psicóloga educativa Alba Fernández afirma que el verano nos permite conectar con nosotros mismos, nuestros gustos, nuestras apetencias y con el descanso, algo esencial para cargar pilas. "Seguir en la noria de la hiperproducción o hiperexigencia puede provocar agotamiento físico mental y social, desmotivación y desconexión de sus necesidades y desvalorización de ciertas experiencias o entornos enriquecedores", advierte.
Según esta psicóloga, los niños también pueden tener problemas para desconectar si se les sobrecarga de planes y actividades, algo que responde a la creencia de que uno es más válido por realizar más cosas y a la falta de conexión con nosotros mismos. "La principal causa de esto va asociada a la hiperexigencia de la sociedad de sentirse más válido por asistir o participar más actividades y eventos, y a la falta de conexión con nosotros mismos, que en ocasiones nos asusta o no sabemos desempeñar porque llevamos internalizada la creencia de descansar es de 'vagos' o nos permitimos hacerlo cuando estamos exhaustos", explica.
El juego y el aburrimiento
El periodo vacacional es una oportunidad para que el niño juegue y se aburra también. En este sentido, la psicóloga recuerda que jugar es uno de los derechos y necesidades básicas de los niños, aunque muchas el ritmo de la vida lo coloque en un segundo plano cuando es esencial para su desarrollo, ya que a través del juego, se potencian multitud de habilidades: cognitivas (atención, lenguaje, memoria, planificación, creatividad y solución de problemas...), sociales, que dan la oportunidad a multitud de esquemas sociales o cooperación, físicas, donde se potencian destrezas de motricidad gruesa, fina, equilibrio o coordinación y emocionales como la tolerancia a la frustración.
"Por otro lado, no nos podemos olvidar del aburrimiento, que, aunque no lo creamos resulta un ingrediente esencial para la potenciación de habilidades, gestación de la curiosidad, exploración, libertad y puerta a la creatividad, así como desarrollo de la gratificación a la demora o tolerancia a la frustración, habilidades básicas para el desarrollo de individuos sanos", agrega.
«Si los padres no saben o no se permiten descansar, el niño hará igual»
La forma que tienen los padres de gestionar el tiempo de descanso influye en los niños, que acaban reproduciendo el mismo patrón. «Si los padres no se permiten descansar, no saben hacerlo o solo lo hacen cuando están exhaustos, los niños acaban interiorizando que descansar es de vagos o que solo podemos hacerlo si estamos agotados, lo que les acabará convirtiendo en seres desconectados de sus necesidades físicas y emocionales, sociales e intelectuales. No sabrán escuchar lo que su cuerpo necesita, pudiendo desencadenar cuadros de ansiedad y depresión en el futuro», sostiene.
Recuperar la libido
Desconectar en vacaciones también mejora la vida sexual al bajar el nivel de estrés, según la sexóloga Emma Placer. "Dormimos mejor, nos sentimos más disponibles, tenemos más tiempo para el juego erótico y para el contacto sin prisa. Además, al dejar espacio al ocio y al descanso, mejoran la lubricación, la calidad de las erecciones y la conexión emocional, todo lo que sostiene una vida sexual más saludable y placentera", comenta.
Por el contrario, si no desconectamos, las vacaciones se convierten en una extensión del estrés. "Si seguimos mentalmente en el trabajo, cuesta disfrutar, nos irritamos más y el deseo se apaga", dice la sexóloga.
"Si seguimos mentalmente en el trabajo, el deseo se apaga"
Placer recomienda ponernos límites para el móvil y las redes, reservar momentos sin pantallas y priorizar actividades que nos conecten con el cuerpo, recuperar la curiosidad, hacer cosas nuevas y probar sin presión. «También ayuda mucho practicar la atención plena en lo cotidiano: comer despacio, tocar sin objetivos. Y, sobre todo, descansar de verdad», añade.
Para la sexóloga viguesa, la tecnología puede ser una aliada o un obstáculo. «Si la usamos para compartir mensajes eróticos, apps que reavivan la fantasía, descubrir cosas nuevas o generar complicidad, suma. Pero cuando se convierte en una vía de escape, nos roba presencia y crea distancia. Estar con el móvil mientras estamos con la pareja rompe el clima erótico. Y muchas veces no sabemos desconectar porque tenemos miedo al silencio o a la falta de conexión real», sostiene.
La vuelta a la rutina
¿Y qué pasa con la vuelta a la rutina? Campal asegura que para evitar el temido síndrome postvacacional, hay que realizarla de forma paulatina, de manera que permita un periodo de adaptación, planificando una agenda de vuelta de vacaciones liviana que se incremente poco a poco.
"Esto no sería complicado si existiese desde recursos humanos de las organizaciones una planificación de las vacaciones que permita una desconexión real del trabajador, tanto física como tecnológica", afirma el psicólogo.
Medidas para una desconexión plena
La primera medida para desconectar es limitar el uso de dispositivos digitales, ya que dificulta el descanso y altera la concentración, el sueño y el disfrute del tiempo libre. Para sacarles el máximo rendimiento a las vacaciones, José Manuel Campal recomienda, además, priorizar actividades de ocio, mantener relaciones sociales satisfactorias, y realizar deportes de interés y cualquier actividad que no tenga nada que ver con la rutina laboral; si es posible intentar realizar actividades en lugares y con horarios diferentes; aprovechar este tiempo para practicar o iniciarse en la atención plena (mindfulness) y para fortalecer las relaciones sociofamiliares con momentos de calidad, y dormir mejor. Y antes de iniciar las vacaciones, dejar las tareas bien delegadas para que estas no se vean alteradas.
En el caso de los menores, Alba Fernández da una sencilla receta: descansar, aburrirse, jugar y conectar con el entorno y las familias. "Es muy beneficioso que puedan nutrirse de otras actividades que permite la temporada, pero lo más relevante es que ralenticen su ritmo, saboreen y estiren experiencias agradables, aunque sean cotidianas, para que se conviertan en recursos de desconexión en etapas posteriores de sus vidas", dice. Si tienen que realizar alguna actividad como medida de conciliación, Fernández aconseja que esta vaya de la mano de los intereses de los niños. Asimismo, si lo que precisan es reforzar ciertas habilidades o procesos cognitivos básicos, lo mejor es que se haga "de manera lúdica, dinámica, manipulativa y divertida", sacándoles de las clases de refuerzo tradicional, las fichas o los cuadernillos, que pueden verlos como un castigo.
Suscríbete para seguir leyendo
- Santa Cruz inicia la obra para crear la nueva avenida de Anaga
- Los termómetros 'hierven' ante la fuerte entrada de aire sahariano: Canarias espera máximas de hasta 37 grados este miércoles
- Una menor, en estado crítico después de ser rociada por un joven con material inflamable en Canarias
- La menor de 17 años quemada por su novio en Las Palmas de Gran Canaria: «Fue él. Me lanzó un papel prendido»
- Las agrupaciones musicales del Carnaval amenazan con un plante por un trato de favor de Fiestas al 'colectivo Premium
- La tradicional cucaña del Puerto de la Cruz deja las imágenes más divertidas de las Fiestas del Carmen
- Tenerife Cook Music Fest: todo lo que debes saber sobre las tres jornadas del festival
- El FC Barcelona ficha a otro tinerfeño