Derechos sociales
Tres parejas LGTBI en el 20º aniversario del matrimonio igualitario: "Nos seguiremos casando le pese a quien le pese"
El 30 de junio de 2005, el país se convirtió en el tercero del mundo en legalizar la unión entre personas del mismo sexo
"Dejamos de ser ciudadanos de segunda", afirman

Darío Martínez (izquierda) y su marido, Roberto Cerviño, con sus hijos. / Manu Mitru
Beatriz Pérez
Hace ahora 20 años, España se convirtió en el tercer país del mundo en legalizar el matrimonio homosexual. Ocurrió el 30 de junio de 2005, cuando se aprobó en el Congreso, y entró en vigor días después, el 3 de julio. Fue la gran conquista del colectivo LGTBI, la ley que más le hizo avanzar y que construía, según dijo el entonces presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, "un país más decente: porque una sociedad decente es aquella que no humilla a sus miembros". Desde entonces se han casado en España unas 75.000 parejas de homosexuales. Tres matrimonios LGTBI explican en EL PERIÓDICO su historia de amor y qué supuso para el colectivo la conquista de este derecho en el marco del 28J, Día del Orgullo,
Katy e Inma: "No quisimos esperar porque teníamos miedo del recurso del PP"

Katy Pallàs (a la izquierda) y su mujer, Inma Lluesma, junto a Max, el hijo de ambas. / Jordi Otix
La historia de Katy Pallàs e Inma Lluesa comenzó "tres o cuatro años antes" de aquel día. "Yo ya me estaba preparando para ser madre sola. Pero conocí a Inma y estuvimos de acuerdo en hacer uso de la ley aprobada en 2005", relata Katy, docente y expresidenta de la Associació de Famílies LGTBI+, de 59 años. Katy e Inma se casaron poco después, en mayo de 2006. "No quisimos esperar porque teníamos mucho miedo de que prosperase el recurso contra el matrimonio igualitario que el PP había presentado ante el Tribunal Constitucional. Hicimos uso de nuestro derecho porque pensamos que, casadas, sería más difícil quitárnoslo", cuenta Katy. En 2008, tras un "largo" proceso de reproducción asistida, nació Max, el hijo de ambas, que ahora tiene 17 años.
"Nos casamos porque nos queríamos muchísimo y quisimos hacerlo público. Pero también tuvo un componente político: cuando se aprueba un derecho, debemos hacer uso de él"
La boda de estas dos mujeres tuvo una doble vertiente. "Nos queríamos muchísimo y queríamos hacerlo visible públicamente. Pero también tuvo un componente político: cuando se aprueba un nuevo derecho, debemos hacer uso de él", reivindica Katy. Asegura que el matrimonio, para ella y para Inma, fue "un antes y un después". "Antes del matrimonio, tú podías tener pareja y muchas familias te decían que estaba bien mientras no lo pregonaras mucho. Pero el matrimonio, al ser una convención social —además de un derecho—, supone una visibilización".

Inma Lluesma (izquierda) y Katy Pallàs se casaron en mayo de 2006, apenas un año después de la aprobación de la ley. / Archivo familiar
Para ella esta precisamente ha sido la clave: que este derecho "ha visibilizado al colectivo LGTBI". "Las familias LGTBI con hijos vivimos en barrios donde la mayor parte de la gente es heterosexual. Pero nos relacionamos todos de una manera muy próxima. Las familias LGTBI hemos sido siempre ese puente entre ambos mundos y eso ha hecho que la sociedad ya no nos vea como personas ajenas", opina Katy. El matrimonio igualitario, defiende, ha hecho que el "mundo normativo" sea "más diverso".
Darío y Roberto: "Por fin se podía adoptar y formar una familia"

Roberto Cerviño (izquierda) junto a su marido, Darío Martínez, y los hijos adoptados de ambos. / Manu Mitru
Darío Martínez y Roberto Cerviño, de 42 y 49 años respectivamente, están juntos desde 2007. Se casaron en 2018 y tienen dos hijos adoptados: una niña de 8 años y un niño de 10 meses. "La ley del matrimonio homosexual fue muy importante para nosotros por varios motivos. Uno de ellos, porque por fin se podía adoptar y formar una familia", explica Darío, quien precisa que en Catalunya, a diferencia de otras comunidades, no hace falta estar casado para llevar a cabo un proceso de adopción.
"Hay una ola reaccionaria evidente, no tengo miedo a que tumben las leyes, pero sí a perder legitimidad"
"Esta ley puso en igualdad a todas las parejas. Garantiza que, sea cual sea tu orientación sexual, tengas la posibilidad de formar un matrimonio y una familia más adelante si quieres. Supuso estar a la misma altura en igualdad y derechos", dice Roberto. "Y luego también está la legitimidad del resto de la sociedad. Que no se nos vea más como ciudadanos de segunda", precisa Darío.

Roberto Cerviño (izquierda) y Darío Martínez el día de su boda, en 2018. / Archivo familiar
Roberto, de nacionalidad francesa, elogia que esta ley tan progresista se haya aprobado hace ya 20 años en un país como España, "con una tradición católica muy grande". "Me siento orgulloso del avance de España. Francia tardó mucho más en aprobar el matrimonio homosexual y tuvo una reacción muy contundente. Creo que aquí no se organizaron las protestas que hubo en Francia", añade. "España es un país acogedor con el colectivo LGTBI. Sobre todo en Barcelona, donde hay muchos homosexuales que vienen aquí a vivir", valora Darío.
¿Hay miedo a la ola reaccionaria? "Sí, pero no a nivel legislativo, sino que tengo miedo de que perdamos la legitimidad. Hay muchas más agresiones al colectivo", dice Darío. "No creo que un gobierno del PP se atreviese a tumbar la ley del matrimonio gay, pero sí que es un partido que legitima a la gente que no está de acuerdo", añade. "Hay una ola reaccionaria de derechas evidente. Pero la norma está, la posibilidad está y seguiremos casándonos a pesar de que no les guste", avisa Roberto.
Gael y Gema, pareja trans: "Esta ley ha supuesto felicidad para mucha gente"

Gael (hombre trans) con su mujer, Gema, con quien lleva casado desde 2008. / David Aparicio
Cuando Gael Llach se casó con Gema Molina su nombre era otro: Magda. En 2008 año hicieron uso de la ley del matrimonio igualitario aprobada tan solo tres años antes. En 2016 y 2018 nacieron, respectivamente, el hijo e hija de ambas. En 2021, Magda comenzó su transición para ser Gael. "Ahora somos una familia trans y tenemos dos hijos", explica Gael. "A la vista de la gente somos un matrimonio heterosexual, normativo. Pero en realidad no es así. Choca porque cuando hablamos de matrimonio igualitario pensamos en dos mujeres o dos hombres", comenta.
"A la vista de la gente somos un matrimonio heterosexual, normativo. Pero en realidad no es así"
Gael y Gema se conocieron en 2004. Ya tenían en mente casarse, al igual que "cualquier pareja heterosexual". En aquel momento conocían a "muy pocas parejas LGTBI" que se casaran. "Lo hicimos en 2008 en Vilanova i la Geltrú porque estaba muy cerca de Sitges. Lo hicimos porque, aunque la ley llevaba tres años aprobada, no estaba muy consolidada. Teníamos miedo de qué nos podíamos encontrar", rememora Gael. Fueron la primera pareja de mujeres que celebraba una boda en aquel restaurante de Sitges. "Nosotras teníamos miedo aún y por eso fuimos a un lugar seguro", dice Gael.

Magda (izquierda) y Gema se casaron en 2008. En 2021, Magda comenzó su transición y ahora es Gael. / Archivo familiar
Ahora ya no existe el temor. Esta familia vive en un pequeño pueblo, Hostalric, en Girona, donde la aceptación ha sido "natural". "Tampoco hubo problema cuando empecé la transición, ni con nuestros hijos", cuenta Gael. Solo hubo una cosa que les hizo "un poco de daño". Cuando la pareja le explicó al hijo, de entonces 3 años, que iba a comenzar la transición, el menor dijo: "Qué bien: así seremos papá y mamá". "Lo único que veía a su alrededor eran parejas heterosexuales. Pero la verdad es que nuestros hijos lo han llevado muy bien", comenta Gael. Tampoco hubo problemas en el Registro Civil para cambiar su nombre ni en el libro de familia.
"El matrimonio LGTBI ha supuesto la felicidad de muchas personas homosexuales. Incluso para quienes no necesitan casarse, poderlo celebrar es una gran felicidad. Es un avance de la libertad", celebra Gael.
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