Asuntos sociales
La mutilación genital femenina, un problema global que busca el «control del cuerpo y de la sexualidad de las mujeres»
La Delegación del Gobierno en Canarias acoge junto a Casa África varias mesas redondas para hablar sobre este problema global que afecta a más de 230 millones de mujeres y niñas en todo el mundo

Asha Ismail durante las jornadas 'Comprender para transformar' en la Delegación del Gobierno de Canarias. / Elvira Urquijo A. / Efe
No está vinculada a ninguna religión. No es correcto usar el término ablación. Hay 4 millones de niñas en el mundo en riesgo de sufrirla, según datos de UNICEF. No es fija ni uniforme. No se practica únicamente en países africanos. No es «algo cultural». La mutilación genital femenina (MGF) es un problema global que, además de ser muy complejo en sí mismo, tiene que soportar el peso de los estereotipos y desinformación que recaen sobre él.
Para conocer, derribar clichés y plantear interrogantes, la organización Save a Girl Save a Generation se suma a Casa África en la Delegación del Gobierno de Canarias de Las Palmas de Gran Canaria para las jornadas de prevención Comprender para transformar, encuentro en el que a lo largo de hoy y mañana tendrán lugar diversas mesas redondas para debatir y profundizar en esta cuestión.
«Me acuerdo que hace años, cuando llegué a España, tuve una infección y acudí al médico que me citó con la ginecóloga. Al llegar ahí, me miraron. ¡Se asustó tanto! Se le quedó la cara blanca como un papel y llamó a otros compañeros. De repente tenía a cuatro personas mirándome, sin decirme absolutamente nada. Estaba temblando, avergonzada, sudando. Quería contarles que no era un defecto de nacimiento, quería contarles lo que me había pasado, pero no me preguntaron nada», relata Asha Ismail, directora y fundadora de la organización -y, a su vez, sobreviviente de mutilación genital femenina-, en uno de los vídeos con los que la ONG da a conocer su labor en Instagram.
El origen
Presente en la capital grancanaria, Ismail quiso recordar, en la inauguración de las jornadas, que Save a Girl Save a Generation lleva desde el año 2007 «haciendo un trabajo de hormiga, de buscar aliados y aliadas para poder crecer». «Todavía somos muy pequeños, pero estamos en el camino. Tenemos proyectos aquí en España y también desde hace tres años trabajamos en Kenia. Creo firmemente que si quieres acabar con la mutilación genital femenina, también tienes que ir al origen», apuntó.
¿Y cuál es el origen? Tal y como indica Hayat Traspas Ismail, activista, responsable de comunicación de la organización y participante en la primera mesa redonda de la mañana, este depende de muchos factores y puede variar, tanto a nivel histórico como geográfico. No es único. «En Kenia, por ejemplo, conviven 47 etnias. La mitad de ellas practica la mutilación genital femenina y la otra mitad no. Entre quienes lo hacen, cada uno lo hace de una forma distinta y a edades diferentes. No podemos ponerlo todo en la misma caja», recalca.
La ONG Save a Girl Save a Generation, fundada por Asha Ismail, lleva desde 2007 trabajando para acabar con esta práctica que atenta contra la salud física y mental de las mujeres
«Muchas investigaciones sitúan el origen en el noreste de África, en Egipto. Pero no hay un consenso absoluto. Algunas teorías proponen que la práctica surgió en diferentes momentos históricos, en diferentes contextos geográficos, con finalidades diversas», añade en este sentido. Pero sí que hay un punto en común: «El control del cuerpo y de la sexualidad de las mujeres», sentencia.
Junto a Traspas Ismail, estuvieron presentes Yaiza Schamann, ginecóloga de la Dirección General de Programas Asistenciales del Servicio Canario de Salud y Laura García, técnica de proyectos de Save a Girl Save a Generation. Schamann se centró en los aspectos médicos de la mutilación genital femenina, recalcando lo complicado que es detectarla porque «las mujeres saben que esta práctica aquí está muy mal vista»: «Hay que abordarlo con privacidad y en un clima de respeto intercultural, con respeto hacia las costumbres. Es importante emplear un lenguaje adecuado y no emitir juicios pero tampoco justificar la práctica», apuntó en su discurso, más enfocado hacia el personal sanitario.
94 países
La mutilación genital femenina está presente en un total de 94 países. De ellos, 28 están en África. Se suele asociar únicamente a contextos rurales de países africanos en los que predomina la pobreza, pero la realidad va mucho más allá de este estereotipo incompleto. «No solo afecta a un grupo pequeño de personas en zonas rurales. Hay mujeres médicas, abogadas, ricas, que han pasado por la mutilación genital femenina y que viven en ciudades. Este es también un estigma que hay alrededor de la práctica y evita que la abordemos en todos sus contextos», expresó por su parte García.
En esta línea, Traspas Ismail destacó que la mutilación genital femenina también se da en otros continentes como Asia, América o Europa, poniendo sobre el foco como «la medicina occidental desarrolló un discurso que patologizaba el placer femenino y promovía el control de los cuerpos». «Se medicalizó la sexualidad con teorías sobre la histeria, la masturbación o el deseo excesivo. En cualquier problema relacionado con la mujer, la culpa la tenían sus genitales», aseveró la activista, que también recordó la práctica del «punto para el marido» -dar un punto de más cuando se ha realizado una episiotomía o hay un desgarro para que la vagina quede más estrecha- que existía en España y Latinoamérica.
«Lo que sabemos del cuerpo femenino ha sido moldeado por el poder y no solo por la ciencia», recuerda Traspas Ismail.
Por otro lado, Schamann también hizo alusión al aumento de casos que se han detectado en Canarias a lo largo de los años, registrándose 72 en 2024. «Esto se explica por el aumento de flujo migratorio, pero también porque ahora vienen más mujeres y más niñas. También se explica por la mejora y la sensibilización de los profesionales sanitarios. Hemos mejorado el registro de datos», manifestó la ginecóloga.
La mutilación genital femenina no es un problema lejano, ni ajeno, ni simple. Es una forma de violencia hacia las mujeres que se transforma y se perpetúa en el silencio, en los estereotipos. Las jornadas Comprender para transformar no solo abren un espacio para el diálogo, sino que recuerdan que el cambio empieza por cuestionar certezas y por ofrecer información a los profesionales que tienen que hacer frente a este problema global en primera línea.
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