Una puerta siempre abierta a reparar el daño de la violencia sexual

Los centros de crisis funcionan 24 horas, siete días a la semana los 365 días del año con equipos que ofrecen acompañamiento psicológico, jurídico y social sin juzgar ni revictimizar durante cada proceso

Carteles en una manifestación contra las agresiones sexuales y la violencia machista.

Carteles en una manifestación contra las agresiones sexuales y la violencia machista. / EFE

Iván Alejandro Hernández

Iván Alejandro Hernández

Las Palmas de Gran Canaria

Una puerta abierta en cualquier momento a reparar el daño de las víctimas de violencia sexual en Canarias, sin prisas, sin explicaciones, en un espacio seguro con acompañamiento y escucha. Desde el pasado 29 de mayo, el Archipiélago ya cuenta con cinco centros de crisis abiertos las 24 horas, los siete días a las semana y los 365 días del año con equipos psicológicos, de trabajo social y jurídicos que ofrecen una atención integral durante todo un proceso.

Coordinados por la psicóloga Araceli Sánchez, estos nuevos recursos forman parte de lo que establece la Ley Orgánica 10/2022, conocida como la ley del solo sí es sí, que obliga a las comunidades autónomas a contar con al menos un centro de crisis 24 horas por provincia. El Archipiélago con uno en cada isla, excepto en La Gomera y El Hierro, cuyas ubicaciones se mantienen en discreción para proteger a las víctimas. De hecho, los centro no tienen rótulos visibles ni señales en la calle.

Su apertura no ha sido sencilla. Aunque en principio el plazo previsto finalizaba el 31 de diciembre de 2024, el Gobierno de España concedió una prórroga a las autonomías hasta finales de junio de este año. El Instituto Canario de Igualdad, dependiente de la Consejería de Bienestar Social, Igualdad, Juventud, Infancia y Familias del Gobierno regional, formalizó la compra de los inmuebles a finales del año pasado. "Ha sido complicado", reconoce Sánchez, pero "se han abierto en un tiempo récord".

Se atiende de manera integral a las víctimas por episodios pasados o presente y también a su entorno

“Son centros especializados en los que no solo atendemos a víctimas de violencia reciente, también a quienes que han sufrido violencia en el pasado. Además, como es característico de la atención integral, a su entorno: a su madre, la hermana y a otras personas que se han visto afectadas por la situación por la que ha tenido que pasar la víctima”, explica Sánchez.

Vías de entrada

Existen varias puertas de entrada. Una de ellas es a través del 112, en situaciones de urgencia o emergencia, o el 012. “Cuando se activa el protocolo, nos desplazamos al lugar donde se encuentra la víctima, generalmente al hospital más cercano, y le ofrecemos acompañamiento inmediato y primeros auxilios psicológicos. Pero, sobre todo, lo más importante es que la acompañamos desde el primer momento”, explica Sánchez. También pueden llegar mujeres derivadas desde otros recursos, como servicios sociales municipales, centros educativos, entidades sanitarias o asociaciones, y por iniciativa propia.

Los centros reciben derivaciones del 112, de servicios sociales, educativos o sanitarios

El objetivo prioritario es ofrecer un acompañamiento a la víctima en su proceso. Con una amplia experiencia en servicios sociales, Sánchez ha trabajado durante más de una década en servicios especializados y en dispositivos de emergencia para víctimas de violencia de género, y cuenta que los episodios de violencia sexual generan consecuencias múltiples y profundas.

Atención integral

“Muchas mujeres desarrollan trastornos de estrés postraumático; ansiedad, depresión, dificultades para dormir o alimentarse. También hay un gran coste social: algunas pierden su empleo, tienen problemas económicos, se aíslan, dejan de relacionarse con su entorno más cercano y el dolor no siempre es visible. Si hablamos de secuelas físicas, pueden presentar infecciones de transmisión sexual, moratones, desgarros… dependiendo de la gravedad de la agresión", abunda Sánchez.

Por todo ello, en los centros ofrecen una atención integral en función de lo que necesite la víctima. "Le damos su tiempo, no la obligamos en ningún momento a denunciar y le hacemos un acompañamiento tanto psicológico, jurídico y social. (...) Lo que es importantísimo es no revictimizar a la víctima, no le vamos a pedir que nos cuente la historia, que la repita, jamás vamos a juzgar". El acompañamiento se basa en la escucha, en el apoyo y, sobre todo, en la validación de sus emociones.

El personal está especializado previamente en violencia de género y sexual; por ejemplo, en psicología, deben ser de ámbito sanitario con unas 150 de formación en la materia. Como ejemplo, Sánchez expone que una persona que acuda al centro, primero es atendida por una trabajadora social que elabora un diagnóstico de su situación y la deriva al ámbito jurídico, donde se le informe de sus derechos, y al psicológico, para recibir apoyo.

La sensibilización

Otro de los pilares del trabajo del centro es la sensibilización a través de campañas y charlas en distintos espacios, sobre todo en centros educativos y asociaciones, para dar a conocer el recurso. “Cuando una mujer nos llama, le explicamos dónde estamos. Se sabe que existe un centro especializado en agresiones sexuales, pero evidentemente no lo vamos a anunciar en la fachada”, aclara Sánchez.

Además, desde la coordinación de los centros trabajan activamente para tejer alianzas con otros servicios, desde fuerzas y cuerpos de seguridad, al personal educativo o coordinadoras de igualdad. "La idea es trabajar en red, abrir el espacio paraque otros profesionales conozcan cómo trabajamos para que todo se vuelve más fluido y cercano. Es fundamental que estemos conectadas”, concluyen.

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