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El CO2 contamina la atmósfera a un ritmo sin precedentes

El Observatorio de Izaña detecta un nuevo récord de concentración de este gas de efecto invernadero, que alcanza los 424,3 partes por millón, 4,3 ppm más que en 2024

La azotea del Observatorio de Izaña desde el que se toman estos datos.

La azotea del Observatorio de Izaña desde el que se toman estos datos. / María Pisaca

Verónica Pavés

Verónica Pavés

Santa Cruz de Tenerife

Los niveles de dióxido de carbono atmosférico no solo siguen creciendo sin freno, ahora lo están haciendo más rápido que nunca. Así lo han detectado los investigadores del Observatorio de Izaña (IZO) –uno de los dos puntos de referencia mundial en la medición de estos gases capaces de recalentar la atmósfera– que, tras analizar los registros de los últimos años, ven cómo el incremento medio de CO2 se está acelerando. «Esta aceleración también es observada en los registros tomados en Hawái, confirmando que se trata de un fenómeno a escala global», sentencian los científicos. 

Este año la tendencia sigue al alza. La instrumentación que se encuentra en Izaña ha registrado este mes de mayo concentraciones de CO2 que ascienden a 424,3 partes por millón (ppm), lo que supone un incremento de 4,3 ppm con respecto al año anterior, cuando se registraron 423,86 ppm. Los picos máximos suceden en primavera, coincidiendo con el incremento de la actividad fotosintética de la vegetación. 

El Centro de Investigaciones Atmosféricas, que forma parte de la Agencia Estatal de Meteorología (AEMET), inició su programa de monitorización continua de gases de efecto invernadero en 1984. Desde entonces, las medidas realizadas anualmente muestran como la concentración atmosférica de dióxido de carbono (CO2), principal gas de efecto invernadero, ha experimentado un aumento progresivo y sin límites. 

Estos datos han sido corroborados por el Observatorio de Mauna Loa (MLO, Hawái, NOAA), cuya serie de registros se inició en 1958 y que, junto a Izaña, actúa como referencia mundial de estas mediciones. Dicho centro ha informado que la concentración media mensual de mayo fue de 426,90 ppm, un incremento de 2,9 ppm con respecto al valor de 424 ppm registrado el año anterior. Los investigadores recuerdan que estos registros son provisionales, pero que los finales no diferirá significativamente.

Incremento del metano

Aunque el dióxido de carbono es la sustancia más emblemática del cambio climático, la realidad es que este fenómeno también se da en otros productos contaminantes. Es el caso del metano (CH4), segundo gas de efecto invernadero más importante. Aunque su presencia es varios órdenes de magnitud inferior al CO2, su peligrosidad está asociada a su alto potencial de calentamiento, 28 veces superior al del CO2 y, por tanto, mucho más eficiente calentando la atmósfera. Por ello, monitorizar los cambios de su concentración es crucial para comprender el calentamiento global y su evolución.

Al igual que el CO2, las medidas realizadas en IZO sugieren que la presencia en la atmósfera de este gas está aumentado. Desde el centro se están estudiando las posibles fuentes tanto naturales. Entre las posibilidades se encuentra el deshielo del permafrost terrestre, que hasta ahora habría actuado como un gran reservorio de metano y con su pérdida habría liberando así grandes cantidades de este gas. Pero tampoco se descarta el origen antropogénico, que puede estar asociado tanto al notable crecimiento de la agricultura y la ganadería, así como la mayor producción de petróleo y gas natural. 

Estos datos han sido corroborados por el Observatorio de Mauna Loa (MLO, Hawái, NOAA), cuya serie de registros se inició en 1958 y que, junto a Izaña, actúa como referencia mundial de estas mediciones. Dicho centro ha informado que la concentración media mensual de mayo fue de 426,90 ppm, un incremento de 2,9 ppm con respecto al valor de 424 ppm registrado el año anterior. Los investigadores recuerdan que estos registros son provisionales, pero que los finales no diferirá significativamente.

Que ambos observatorios, distanciados por más de 13.000 km, registren concentraciones similares no es casualidad. Este hecho se debe a que sus observaciones son representativas de la composición atmosférica de fondo, dado que ambos son estaciones de alta montaña, situadas a latitudes similares y sus medidas no están afectadas directamente por fuentes de contaminación antropogénicas. Todo esto les permite medir con precisión los cambios a largo plazo de la composición atmosférica global. Para poner en contexto, de forma más clara, el impacto negativo de la actividad humana en la atmósfera y, por tanto, en el cambio climático, sólo es necesario comparar los actuales registros de CO2 frente a las 280 ppm que había al comienzo de la revolución industrial. 

Por tanto, como concluyen los investigadores, los registros no solo ponen de manifiesto que el problema se está agravando, sino que también alertan sobre que «no hay ningún signo de desaceleración de esta tendencia». A ojos de los investigadores esto significa que «las normativas aplicadas para mitigar las emisiones de gases de efecto invernadero no tiene un efecto inmediato y deben mantenerse en el tiempo»

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