El "milagro" de Francisco: tres horas de resonancia acaban con seis años de temblores incapacitantes
El tinerfeño es el primer paciente del Hospital de La Candelaria que se ha sometido a una novedosa técnica sin cirugía para eliminar su trastorno neurológico

Vídeo: El Día / Imagen: Arturo Jiménez

Francisco Cobo solo necesitó tres horas para acabar con el problema que había lastrado su vida durante seis años. Cuando sacaron su cuerpo lentamente de la resonancia magnética, lo último que esperaba es que aquella intervención –indolora y nada invasiva– fuera a tener resultados inmediatos. Cuando levantó por primera vez su mano derecha, ya no se movía. Ni un ápice. "Uno vuelve a la vida", destaca Cobo. Aunque la voz le tiemble es incapaz de esconder su satisfacción: "para mí era algo inconcebible, es un milagro".
Cobo es el primer paciente tinerfeño en someterse a la técnica terapéutica HIFU (High-Intensity Focused Ultrasound), una innovadora tecnología que emplea ultrasonido focal de alta intensidad para eliminar las alteraciones neurológicas que provocan los temblores. Lo ha hecho en el Hospital Universitario Nuestra Señora de Candelaria, el primer centro de la provincia en poner en marcha esta técnica con la que ya han tratado a cuatro pacientes.
A Cobo le diagnosticaron temblor esencial hace quince años. Esta patología es relativamente habitual –se calcula que afecta a unos 30.000 canarios–, pero su origen es desconocido. Se califica, de hecho, como una enfermedad ideopática, aunque en algunos casos se ha hallado un vínculo genético. Se trata de un desorden del sistema nervioso que se caracteriza por provocar temblores involuntarios rítmicos y oscilatorios. Algo que se suele manifestar especialmente en las extremidades.
Cobo no sabe por qué empezó a sufrirlo, pero recuerda que su deterioro fue progresivo. Al principio, los temblores solo le dificultaban la escritura y le provocaban algún incidente sin importancia, pero con el tiempo el problema fue a más y su patología se convirtió en incapacitante. "Me convertí en dependiente de mi señora hasta para comer", rememora.
Privado de gestos cotidianos
El hecho de que sus dos manos se zarandearan sin control le privó de muchos gestos cotidianos: desde tomarse un cortado en el bar hasta afeitarse. "Una vez me lo encontré en la cocina tomándose con una pajita el vaso de leche directamente desde el microondas porque no lo podía sacar", rememora su mujer.
Cobo es de ese "nada desdeñable" porcentaje de pacientes a los que ningún fármaco les hace efecto. "Al principio era leve, pero hace unos seis años se volvió imposible", indica. Como además sufre esclerosis múltiple, las posibilidades de operarse con los métodos quirúrgicos tradicionales se reducían a cero. "No era compatible con operarme la cabeza", indica.
La dificultad para tratar su patología le llevó a peregrinar por varios hospitales. "Primero fui a Las Palmas, pero desestimaron mi caso; así que mi médico me recomendó ir a Santiago de Compostela", rememora. Allí le confirmaron que era apto para someterse a la técnica HIFU y le metieron en lista de espera. "Había mucha demanda porque casi todos los pacientes de España llegaban ahi", sentencia. Cuando llevaba un año esperando, Cobo recibió la llamada que le cambiaría la vida. Pero no era de su médico en Santiago, sino de su neuróloga en La Candelaria. "Me dijeron que me lo podían hacer aquí, así que me olvidé de Santiago", recuerda.
Sin molestias
Los siguientes meses, Cobo se sometió a distintas pruebas para ratificar que podía ser un candidato ideal para el HIFU. El 19 de diciembre entraría en la sala blanca como una persona y saldría como otra totalmente diferente. "Salí y vi que podía coger un vaso de agua. Me emocioné", rememora el paciente, que recuerda que apenas sintió dolor durante la intervención. "Cuando te dan los rayos notas algo de calor, y en algún momento mi cabeza se movía a modo de acto reflejo, pero no fue nada molesta", insiste.
Ahora Cobo se ha convertido en uno de los mayores defensores de esta novedosa técnica. "Quiero transmitir a todo el mundo que venga y se haga el tratamiento porque merece la pena", concluye el paciente, que recalca que lo único que hay que hacer es quitarse el pelo. "En dos horas ya estás curado, aunque haya que raparte, compensa porque te devuelve a la realidad", concluye.
De momento, la intervención a la que se sometió Cobo solo ha curado los temblores de una de sus manos, pero pronto podrá someterse al mismo procedimiento para eliminarlos de la otra. "Mi mano izquierda está deseosa", asegura entre risas.
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