Análisis
Blas Cabrera: del magnetón al monopolo
Cabrera Felipe era una autoridad reconocida, con un prestigio elevado por el trabajo conjunto con Arturo Duperier que conduciría a la ecuación de Cabrera-Duperier del paramagnetismo

Los físicos Albert Einstein (izquierda) y Blas Cabrera Felipe, en Madrid, en una fotografía de 1923. / ED
Francisco González - Dominga Trujillo
Ha aparecido en la importante revista Muy Interesante, como noticia científica de relevancia en el estudio de la materia oscura y de las partículas elementales, un extenso artículo con el sugestivo título de La cacería del monopolo magnético; el enigma subatómico que podría reescribir la física moderna.
No es propiamente en sí mismo un tema para la prensa diaria, pero sí cobra especial interés periodístico el hecho de situar, desde un conocimiento no baladí, la impresión que nos ofrecieron en sus respectivas historias los dos Blas Cabrera profesores de física: abuelo y nieto.
Limitémonos, desde el plano de la física actual, a referir algunos de los temas puestos en atención presente por la revista: las ideas más sofisticadas de la física para explicar la realidad se sustentan en la existencia de partículas con un solo polo magnético; tras casi ocho décadas de búsqueda infructuosa, los científicos no cejan en su intento de detectarlas; la cacería a la partícula que lleva eludiendo a los físicos desde finales de los 70; en 1931, con la teoría cuántica bien asentada, un solitario físico inglés llamado Paul Dirac demostraba que los monopolos magnéticos hacían que la carga eléctrica sólo pueda tomar un valor discreto, o sea, múltiplo de una unidad mínima; no se ha encontrado espacio para la misteriosa materia oscura que llena el Universo; el monopolo puede rellenar esas lagunas. Y finalmente: todas las teorías del Todo dicen que los monopolos deberían existir.
Blas Cabrera Felipe (Arrecife, 1878; México, 1945) catedrático de Electricidad y Magnetismo de la Universidad central, accedió en el año 1928 a la condición de consagración internacional‟ según acordamos con su hijo Nicolás Cabrera, también ilustre catedrático de física en la Universidad Autónoma de Madrid; y así lo hemos hecho constar en numerosas publicaciones.
La élite de la física mundial
La elección internacional más significativa fue su ingreso en el Comité Científico de las Conferencias Solvay, condición que compartiría con el elenco de físicos que alcanzaron los primeros puestos en el primer tercio del siglo XX: 1930, Paul Langevin (Pres.), Niels Bohr, Blas Cabrera, Marie Curie, Théophile de Donder, Albert Einstein, Charles Eugène Guye, Martin Hans Christian Knudsen, Owen Willans Richardson.
Solemos afirmar que su inclusión se debió al hecho de que para la Conferencia de 1930 se había elegido el tema del Magnetismo, entonces de suma importancia, una vez introducida en la física la Mecánica cuántica en sus dos versiones fundamentales: la matricial de Heisenberg y la ondulatoria de Schrödinger. Y para el tratamiento del Magnetismo Blas Cabrera Felipe era una autoridad reconocida, con un prestigio elevado por el trabajo conjunto con su doctorando Arturo Duperier que conduciría a la posteriormente denominada ecuación de Cabrera-Duperier del paramagnetismo.
Cabrera Felipe expondría en la citada Conferencia su Estudio experimental del paramagnetismo. El Magnetón, que editamos como libro en la colección Obras Completas. En aquel momento histórico aún no se conocía el neutrón ni las partículas elementales que se denominarían hadrones. El físico lanzaroteño defendía el magnetón, en línea con su colega Pierre Weiss. En la física nuclear entonces imperante, el magnetón era una unidad natural de momento magnético, constante física hoy obsoleta.
Había sido introducida por Niels Bohr desde una perspectiva teórica pero los físicos experimentales, caso de Cabrera, manejaban el magnetón de Weiss.
Blas Cabrera Navarro (París, 1945), hijo de Nicolás Cabrera, había nacido en el exilio parisino de su padre Nicolás Cabrera, el año en que fallecería su abuelo don Blas en México.
Estudió Física en Francia, Inglaterra y Estados Unidos donde ha consagrado su vida como investigador de la Universidad de Stanford (California). En ésta realizó un experimento cuyos resultados lo hicieron famoso: la demostración de la existencia de monopolos magnéticos, en el caso de que así fuera, por primera vez y hasta el momento presente única. En síntesis, ha concentrado su vida de investigador universitario con éxito sobre la materia oscura del Universo.
Un primer encuentro de especial relevancia tuvimos con él en la Universidad Autónoma de México en 1995, con motivo de la Reunión conmemorativa del Cincuentenario del fallecimiento en la capital mexicana de su abuelo Blas Cabrera Felipe. Allí nos reunimos para recordar la figura de don Blas, sin ruidos, con Blas Cabrera Navarro y José Cabrera Ramírez, constituyendo el conjunto nuclear de veterófitos blascabrerianos.
Un momento singular de nuevo reencuentro, de estos paladines de la recuperación de la figura de don Blas en las Islas Canarias, tuvo lugar en Lanzarote, el 7 de julio de 2003, en la ocasión de la visita de Blas Cabrera Navarro con el propósito de conocer el Centro Científico-cultural Blas Cabrera que se había inaugurado en el año 1995, con tan diversas celebraciones en las tres ciudades significativas, Arrecife, La Laguna y Las Palmas de Gran Canaria. La finalidad concreta de su visita consistía en su integración en la Academia de Ciencias e Ingenierías de Lanzarote como Académico de Honor.
Su discurso de ingreso tuvo el sugerente título de Buscando la materia oscura del Universo en forma de partículas elementales débiles que puede leerse en la web de la Academia, como Discurso número 3. Su Prefacio merece reproducción, una vez concluido el ruido reciente de los neófitos blascabrerianos: “Es un honor enorme ser nombrado Académico de Honor en la Academia de Ciencias e Ingenierías de Lanzarote, que ha nacido en el contexto del Centro Científico-Cultural Blas Cabrera. [En particular, quiero dar las gracias a los Profesores Francisco González de Posada y Dominga Trujillo Jacinto del Castillo por sus esfuerzos, ya que gracias a ellos tenemos desde hace muchos años este Centro en Arrecife]. Así no nos olvidamos de las importantes obras científicas de mi abuelo Blas Cabrera Felipe y de la tradición científica en Lanzarote, Canarias y España. También quiero dar las gracias a mi tío José Cabrera Ramírez por ser el único que mantiene contacto con los que estamos a mucha distancia física, pero que nos acordamos de nuestra familia y de nuestros antepasados”.
Dejó constancia pública escrita de la realidad familiar canaria de los Cabrera.
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