Reflexiones desde la otra orilla a través de la literatura

Afrotèque, un canalizador del espíritu rebelde de los jóvenes en Senegal

La biblioteca es la única de Senegal que alberga en su interior un cien por cien de literatura africana

El periodista Pape Malick Barros abrió sus puertas hace cuatro años

Además de libros, ofrecen actividades relacionadas con la poesía, el teatro, el cine o la gastronomía

Interior de la Afrotèque en el corazón de Dakar.

Interior de la Afrotèque en el corazón de Dakar. / Martina Andrés

Dakar (Senegal)

Una biblioteca que albergue un cien por cien de literatura africana en su interior puede parecer una obviedad en un país como Senegal, pero lo cierto es que solo hay una y está en Dakar. Así como en Las Palmas de Gran Canaria existe la singular mediateca de Casa África, en esta otra orilla se alza, en el barrio de Grand Dakar, la Afrotèque, un templo de la literatura que hace cuatro años abrió Pape Malick Barros al observar la falta de libros escritos por autores africanos que hay en las librerías y otras bibliotecas de su tierra.

“No hay muchos autores africanos en los programas educativos. Leemos más a Antoine de Saint-Exupéry, Molière o Voltaire. Sólo unos pocos autores franceses. Y eso no es normal. No son los únicos que escriben. Hay autores africanos que escriben libros preciosos, que son creativos, que rebosan imaginación. Y ellos también merecen que se les conozca”, defiende este periodista que, con una inversión de su propio bolsillo, logró sacar adelante este proyecto que hoy es ya una firme realidad que alimenta el talento y el potencial de los jóvenes.

7.000 obras de autores de África subsahariana, del Magreb, del Caribe y la diáspora dan la bienvenida apiladas en las distintas estanterías con la forma del continente que decoran las paredes de la sala principal. Hay libros de historia, de filosofía, de gastronomía, de relaciones internacionales, de economía, de política, de religión, novelas, poesía o teatro. Entre ellos, algunas chicas estudian concentradas, los dos codos sobre la mesa y la cabeza gacha, y un chaval trabaja en su ordenador. El futuro del país.

El periodista Pape Malick Barros en la entrada de la Afrotèque.

El periodista Pape Malick Barros en la entrada de la Afrotèque. / Martina Andrés

“Tenemos que dar a estos jóvenes la oportunidad de desarrollarse, de crecer, de encontrarse a sí mismos, de canalizar todo su espíritu rebelde a través de actividades, de acciones concretas. Eso es lo que necesitamos”, expresa Pape. 

'Slam poetry' o cine africano

Por eso, la Afrotèque va más allá de los libros. Tres o cuatro veces a la semana tienen lugar diferentes actividades que abarcan desde encuentros de poesía, proyecciones de cine africano o talleres de teatro, hasta jornadas gastronómicas en las que la gente se reúne para degustar platos de otros países. También están presentes en su programación otras disciplinas como la pintura, el dibujo, la cerámica o la escritura, disciplinas que ponen a los jóvenes manos a la obra –literalmente– para dar forma a las inquietudes que llevan por dentro.

Un gran aliado en este sentido es el slam poetry, declamar poemas para reivindicar y denunciar, como hace la artista Samira Fall, que además de escribir versos les pone música en su álbum Poétesse, y que visitó la biblioteca el año pasado. También lo hizo la poeta Mauaya Jua, autora de Sacoleve, o la escritora de romances africanos, como ella misma se define en sus redes sociales, Souade Niang

Este último género es, tal y como explica Pape, el más popular entre los miembros de la Afrotêque, un total de 1.200 socios de 28 nacionalidades distintas. El periodista destaca los nombres de tres autores como los más leídos: la mundialmente conocida Chimamanda Ngozie Adichie (Americanah, La flor púrpura), el senegalés Mohamed Mbougar Sarr (La más recóndita memoria de los hombres) o el argelino Yasmina Khadra (Lo que el día debe a la noche). 

“¿Quién dirías que es el poeta senegalés más leído ahora mismo?” La respuesta llega bien rápida: a pesar de su antiguedad, continua siendo el primer presidente de la República de Senegal, Léopold Sédar Senghor. “¿Y alguna mujer?” “Aminata Sow Fall”, responde Pape haciendo alusión a esta pionera de la literatura africana en francés. “Aunque no escribiera mucha poesía, es realmente una gran figura poética”, aclara.

Los “bouquinistes”

Para conseguir los libros que conforman la biblioteca, Pape tiene distintos métodos, ya sea a través de donaciones de expatriados que después de unos años viviendo en Dakar se van y dejan sus libros atrás, o a través de lo que el periodista llama bouquinistes, los vendedores ambulantes de libros que andan por la calle repartiendo a precios irrisorios sabiduría, aventuras y conocimiento. 

Así también lo hace el periodista: para acceder a la Afrotèque, hay una cuota anual de 15.000 CFA al año, es decir, de unos 23 euros. Una pequeña cantidad que cada vez más familias se pueden permitir para que sus hijos e hijas tengan la posibilidad de conocer la literatura hecha por autores y autoras de su continente, un refugio en el que sentirse identificados y entendidos más allá de principitos o avaros. Porque los deseos, anhelos e inquietudes, también los moldean los libros. 

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