Demografía

La capacidad de las canarias para ser mamás se desploma

Canarias tiene un 65% de madres solteras y más mujeres formadas

Una mujer pasea con su pequeña . | EL DÍA

Una mujer pasea con su pequeña . | EL DÍA

Verónica Pavés

Verónica Pavés

Santa Cruz de Tenerife

En Canarias faltan bebés y mamás. La natalidad en las Islas se desploma desde hace años y la razón está en un mermado índice de fecundidad que ha caído seis veces más rápido que en el resto de España desde principios de siglo. En concreto, la capacidad reproductiva de la población local ha disminuido un 32,3% desde el año 2000, frente al 5,7% que ha descendido en el resto de la Península.

«Las mujeres canarias han pasado de ser las más fecundas a las menos de toda Europa», sentencia Ramón Beteta, antropólogo de la Universidad de Granada y autor de varios estudios sobre la realidad sociodemográfica de las Islas. Tal es así que Canarias es hoy la última región europea en lo que se refiere a fecundidad: cada madre engendra apenas a 0,8 hijos cuando a principios de los 2000 la cifra superaba los dos hijos por mujer.

En su última publicación, La evolución de la fecundidad de Canarias en contraste con la de España en el siglo XXI (2000-23), el autor analiza los factores que han podido ocasionar este brutal cambio de paradigma. Y es que el descenso de la natalidad no supone tener menos niños correteando por las calles; es un problema que tiene consecuencias tanto a nivel social como económico, e incluso en la salud. «Todo esto determina el volumen y la estructura de la población, el ritmo de crecimiento y cómo será el próximo grupo etéreo biológicamente fertil y económicamente activo», insiste.

Según los datos del Instituto Nacional de Estadística (INE), Canarias ha venido registrando un descenso de la natalidad desde los años de la Gran Recesión. Y la situación no tiene visos de revertirse. Canarias cerró 2024 con 11.715 nacimientos, un 26% menos que hace una década pero es que . Sin embargo, como recuerda Beteta, las mujeres isleñas ya tenían menos hijos que sus abuelas desde mucho antes.

De hecho, como explica Beteta, «en el resto de España empezó a caer la fecundidad en 2008, como consecuencia de la crisis económica». Canarias, sin embargo, pisó el acelerador mucho antes, a principios de los 2000.

El antropólogo insiste en que son «un cúmulo de factores» los que han configurado esta realidad. El motivo vertebrador es, como destaca, la pobreza. Las dificultades económicas que atraviesan un importante número de familias en Canarias, provoca que muchas se lo piensen dos veces (cuando no tres o cuatro) antes de embarcarse en la aventura de ser padres. La pobreza es, además, un elemento limitante en el número de hijos, ya que alimentar (vestir y educar) a una boca más en la familia supone un coste extra de entre 800 y hasta 1.000 euros al cabo del primer año.

A esto se unen otras circunstancias socioeconómicas relacionadas con esta. Por un lado, las altas tasas de paro que ha venido registrando el Archipiélago han impedido a muchas familias durante años poder crear un proyecto de vida estable que les lleve a engendrar pequeños. «La incertidumbre laboral no anima a tener hijos». Y hoy, aunque la situación de empleabilidad es más boyante, las posibles madres millenials y de la generación Z se han dado de bruces con una nueva realidad: el del difícil acceso a la vivienda.

Pero más allá de la economía, hay otro factores culturales que también influyen y truncan las posibilidades de las canarias de convertirse en mamás. Uno de esos motivos, como explica el antropólogo, es el mayor acceso a estudios superiores de las mujeres isleñas. «Es inversamente proporcional a la natalidad», sentencia. En Canarias también hay hoy muchas más mujeres activas en el mercado laboral y «ser madres las penaliza». Por esta razón, muchas retrasan la llegada del primer bebé. «Prefieren culminar avanzar en su proyecto de vida laboral antes de tener un hijo», resalta el experto.

La inestabilidad sentimental es otro de los elementos que explica esta situación. De hecho, no solo da respuesta a las bajas tasas de fecundidad , sino también el hecho de que sean las canarias las que –paradójicamente– lleguen más jóvenes a tener el primer hijo.

Y es que en paralelo a la caída de la fecundidad, en las Islas también se ha producido una de las variaciones más acusadas en la edad de las madres primerizas. Según Beteta, mientras la edad media de concepción del primer hijo en el año 2000 era de 27,7 años, frente a los 29,1 del resto de España .

A día de hoy, la maternidad en las Islas se ha retrasado más de tres años, hasta los 30,9 años. Y aunque sigue por debajo de la media española, en el resto del país se ha incrementado en dos años y medio, hasta 31,6. «Las mujeres canarias tienen la entrada a la maternidad más baja de España, pero aún así son las que menos hijos tienen», sentencia. Y esto se explica, precisamente, por el alto índice de separaciones y divorcios que hay en el Archipiélago.

Porque Canarias también tiene el porcentaje más alto de madres solteras. El 65% de las familias son monomarentales. Una situación que, en el resto de la península es mucho menos común. Menos de la mitad de las madres en el resto de España son solteras. «Este es un factor que explica por qué las madres son más jóvenes en Canarias, pero luego tienen menos hijos», recalca. Y es que al separarse de su pareja inicial, es más difícil que formen un nuevo proyecto de vida con otras personas.

Revertir la tendencia

La caída de la natalidad no solo tiene efectos demográficos claros –la población canaria ya está mucho más envejecida que hace veinte años–, también pone en jaque el sistema económico y la salud y los cuidados futuros de la población.

«Revertir la tendencia de la fecundidad no es fácil», sentencia el experto que, sin embargo, no lo ve imposible. «Teóricamente se prodria revertir entendiendo que los niños son una parte fundamental de la sociedad», resalta Beteta. Para ello, como insiste, se les tiene que dar facilidades económicas y sociales a las mujeres. «Debe haber medidas políticas directas destinadas a reducir costes, ya se a través de acceso a ayudas o a incentivos fiscales», resalta. De forma indirecta, además, se debería proveer a las familias de servicios de guardería de 0 a 3 años, bajas laborales de maternidad y paternidad más largas y compatibilizar los horarios laborales. n

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