Cambio de hora
Canarias abraza la llegada del horario estival pese al trastorno en el descanso
Los científicos insisten en que el horario de invierno es mejor para la rutina del sueño y advierten de las consecuencias de la época actual

Esta madrugada se adelanta la hora y, en Canarias, a la una serán las dos. / INFORMACIÓN
Quedan menos de 24 horas para ver la luz del sol. O al menos un poco más de lo que los canarios la han visto hasta ahora. Esta madrugada las manecillas del reloj se adelantarán una hora y, en Canarias, a la una serán las dos. Irene García, vecina de Santa Cruz, espera con ansias este cambio de horario porque “el calorcito, los días más largos, tomar algo hasta tarde, la playa y los atardeceres” son el tipo de actividades que realmente disfruta.
Y es que en general, los canarios abrazan la llegada del horario estival, que les permite disfrutar de más horas de luz, y las actividades asociadas a ella, como la playa o el terraceo. Sin embargo, para otros como Roberto Bacallado, también vecino de la zona, el cambio de hora es decepcionante, ya que le cuesta mucho más conciliar el sueño durante esta época.
Bacallado no se equivoca. Los científicos insisten en que el horario de invierno es mejor para el descanso y advierten de sus consecuencias en la rutina del sueño.
A partir de este domingo, los canarios tendrán días mucho más largos. No en vano, el Sol saldrá a las 7:52 de la mañana y terminará por esconderse a las 20:18 de la noche. El Astro Rey se irá poniendo cada vez más tarde hasta llegar al 20 de junio, que será el día más largo del año para celebrar la llegada del verano.

El Día
Este cambio tiene su origen en la Primera Guerra Mundial, cuando Alemania decidió instaurarlo para ahorrar carbón - necesario para iluminar casas y calles -. A pesar de que en el año 2018 la Comisión Europea presentó una propuesta para suprimir el cambio de horario dentro de la Unión Europea, aún no se ha llegado a un acuerdo unánime y existe un extenso debate sobre si esta práctica debería continuar o eliminarse.
Al menos en España, el Boletín Oficial del Estado (BOE) recoge que el último cambio de hora previsto será el 25 de octubre de 2026, por lo que hasta esa fecha el país mantendrá la tradición de cambiar las manecillas del reloj dos veces al año.
Cambios “sin sentido”
La neurocientífica de la Universidad de La Laguna (ULL), Raquel Marín, autora del libro Alimenta el sueño para un cerebro sano, es contundente ante el dilema. “Los cambios de hora, desde el punto de vista fisiológico, no tienen ningún tipo de sentido”, sentencia. Su opinión se fundamenta en que el ser humano, al haber sido nómada la mayor parte de la historia y tan solo sedentario durante un pequeño periodo, está acostumbrado a un tipo de fisiología que no tiene nada que ver con los cambios por ahorro energético o económico. Por ello subraya que “lo ideal sería eliminarlos si queremos considerar al ser humano como un ente fisiológico”.
Johan Camacho, otra de las personas que suele pasear por Santa Cruz, no considera tan importante el objeto de debate. “No noto gran diferencia entre un horario y otro y creo que si realmente quitasen uno de los dos ni nos daríamos cuenta, a menos que estemos muy pendientes”, apunta. Además, Camacho comenta que es tan mínima la diferencia que en cuestión de pocos días ya está acostumbrado.
Por el contrario, Grace Rodríguez, dueña de un pequeño local de hostelería en la capital tinerfeña, sí que preferiría establecer el horario estival como el definitivo. Y es que, aunque de primeras no lo parezca, el cambio de hora también afecta al comercio. “En invierno suelo vender más productos dulces, pero con la llegada de la primavera aumenta la venta de licores y la gente se anima a pasar más tiempo en las terrazas”, señala.
Alteraciones en la rutina
Pero el cambio de hora puede llegar a provocar ciertas alteraciones en la rutina. El desgaste emocional, el cansancio e incluso el aumento de apetito pueden ser algunos de estas variaciones que causa el nuevo horario. “Es bastante probable que, durante esta etapa, nos encontremos más fatigados y con más ganas de ingerir carbohidratos”, apunta Marín.
Sin embargo, este tipo de molestias no afectan únicamente a aspectos fisiológicos del ser humano; también interfieren en la manera de socializar. “Tendemos a pasar más tiempo con nosotros mismos y a estar más sensibles”, agrega la autora. Pero calma, porque esta sensación de malestar dura bastante poco. “Concretamente un par de días”, aclara.
No obstante, hay a quienes les afectan más los cambios de horario. Existe un tipo de trastorno calificado como afectivo estacional, que el Instituto Nacional de la Salud Mental (NIMH, por sus siglas en inglés) define como un tipo de depresión que se caracteriza por un patrón estacional recurrente, con síntomas que duran entre 4 y 5 meses al año. Para el trastorno afectivo estacional de patrón invernal, los síntomas son dormir y comer en exceso, y retraerse socialmente. Para el trastorno de patrón de verano las señales son diferentes: problemas para dormir, comportamientos agresivos, menor apetito, inquietud y ansiedad presente.
Asimismo, la experta anota que las alteraciones más comunes y de carácter temporal se acentúan más en la transición al horario de invierno que en verano. Marín explica que esto se debe a que la exposición a más horas de luz preserva la producción de serotonina, el neurotransmisor del bienestar. Razón por la que Cristina Sánchez, vecina de la zona, prefiere el horario estival. ”Creo que podemos aprovechar más las horas de luz y tener más oportunidades de hacer planes distintos, al solecito”, confiesa con entusiasmo.
Por su parte, el neurofisiólogo del Hospital Universitario de Canarias (HUC) y especialista en sueño, Pedro Pérez, coincide con la neurocientífica en que el desajuste que podrá sufrir la población durante estos días es mucho más ligero del que sucede en invierno.
Pese a ello, el especialista aclara que el horario estival sí que es más perjudicial para la rutina del sueño. “Podemos sentir cansancio, somnolencia, falta de concentración y dolor de cabeza, pero se trata de efectos muy temporales”, añade. Aunque recalca que a quienes padecen determinados trastornos, como insomnio, les resultará más complicado adaptarse al nuevo horario.
Por tanto, aunque el horario de verano es el favorito de los canarios, la realidad, como puntualiza Pérez, es que la Sociedad Española del Sueño –de la que también forma parte– recomienda el horario de invierno para descansar. “Es el más adecuado para tener un ritmo circadiano - aquel que regula las actividades físicas y mentales en el día - y adaptarnos a nuestro estilo de vida”, subraya.
Recomendaciones
En este sentido, el neurofisiólogo recomienda una serie de pautas para contrarrestar los efectos del cambio de horario. La primera es intentar dormir menos en la madrugada del cambio de hora para descansar mejor la noche siguiente. Y la segunda es pasear, tanto por la mañana para recibir luz solar como por la tarde para que nuestro cerebro asimile el cambio y empiece a reaccionar.
Además, aconseja establecer horarios regulares, cenas ligeras, no tomar estimulantes a partir de una hora determinada - como la cafeína - y no usar pantallas antes de dormir, para evitar una señal luminosa que impida conciliar el sueño. Pérez también aclara que estas recomendaciones no son exclusivas para el periodo de adaptación del cambio de horario, sino para lograr una rutina del sueño adecuada.
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