María Bestar, cantante y cineasta: «Muchas mujeres víctimas de violencia están sufriendo por sentencias que son absurdas»

La madrileña presenta este lunes en Tenerife su primer cortometraje como directora ‘No estás loca’, un film para dar voz a las víctimas de violencia vicaria

La madrileña María Bestar

La madrileña María Bestar / E.D.

Santa Cruz de Tenerife

¿Cómo surgió No estás loca, su primer cortometraje como directora?

El corto nace con la idea de visibilizar la violencia vicaria, un tipo de violencia que yo misma he sufrido. Como víctima, estaba en medio de una situación horrible y crear –tanto música como guiones– se convirtió en mi vía de escape. Necesitaba sacar lo que llevaba dentro y así surgió el corto. Además de dirigirlo, quise interpretarlo porque sentía que nadie entendería lo que yo quería hacer. 

Ha comentado en varias ocasiones que tenía normalizadas ciertas actitudes machistas, ¿cuándo y cómo logra identificar que sufrías violencia vicaria?

Me separé hace 13 años, pero hasta hace muy poco no fui consciente, siempre intentaba quitarle importancia. También es cierto que duele mucho reconocerte como víctima. Cuando comencé a hablar con asociaciones, me di cuenta de que las situaciones que viví tenían un nombre y le ocurrían a más personas. Al nombrarlas se hicieron visibles. 

Además de la vicaria, ¿experimentó otras formas de maltrato?

En el cortometraje, por ejemplo, él le cuestiona lo que se ha gastado en la compra con una actitud posesiva. Esto es una forma de violencia económica que se encubre tras el pretexto de proteger la economía familiar. Lo mismo ocurre con los golpes a la pared o los portazos, que pese a no ser agresiones directas sí son consideradas violencia ambiental. También nos enfrentamos a violencia institucional. Yo sabía que todo esto estaba mal, pero no le daba la importancia que merecía. Con la producción quiero que las mujeres que lo sufren, sobre todo las más jóvenes, identifiquen esas pequeñas señales desde un principio para que no toleren la violencia en ninguna de sus formas.

Precisamente, con el título del cortometraje (No estás loca) pretende simbolizar que no son situaciones aisladas y que esas actitudes violentas tienen nombre y apellido, ¿no?

Claro, sobre todo es importante resaltarlo porque llega un momento en el que empiezas a cuestionarte si eres tú la exagerada, la loca, si no deberías sentir lo que sientes… En el corto hay una parte en la que él dice que son situaciones que se dan en todos los matrimonios, una forma de manipulación habitual que hace que empieces a cuestionarte todo. La autocrítica es muy sana porque te invita a reflexionar y a buscar cómo puedes mejorar, pero en estos casos te lleva a pensar que eres tú la que tiene el problema cuando en realidad es la otra parte la que está obrando mal.

Los protagonistas del corto son una pareja de clase media alta, ¿por qué es importante hacer énfasis en esto?

Es importante para demostrar que no hay un perfil de víctima, que no importa tu nivel socioeconómico o educativo. Tenemos que derribar esa creencia que sostiene que esto solo le ocurre a las mujeres pobres, sin familia y analfabetas. Sí que hay un perfil de maltratador, en el sentido de que todos siguen un patrón de conducta similar, pero cualquiera puede ser víctima. Con el cortometraje he ido a colegios y a universidades y también he participado en charlas. En estos actos, muchas de las mujeres que se acercan para contarme que se han sentido identificadas tienen un nivel económico bastante alto y parece que les da más vergüenza reconocerlo.

«Duele mucho reconocerte como víctima, siempre intentas restarle importancia»

¿Qué supone para usted recibir el feedback constante de mujeres que han pasado por estas situaciones?

Me ha sorprendido muchísimo la cantidad de mujeres que sufren esta situación a día de hoy en nuestro país. Ya no hablo del mundo, que es una barbaridad, en España por desgracia la violencia vicaria es bastante frecuente. Para mí se ha convertido en una responsabilidad social. De hecho, este martes empiezo el rodaje de un documental en el que también intentaré dar voz a las mujeres y los niños que están pasando por esto.  

Canta, actúa, escribe y ahora también dirige obras, ¿considera que todas estas expresiones culturales juegan un papel importante en la lucha para erradicar la violencia de género?

Yo siempre he creído que el audiovisual es una herramienta buenísima en esta lucha. La gente cada vez lee menos, sin embargo, las series y las películas tienen un alcance cada vez mayor. El cine siempre ha tenido una cara social importante, muchas películas en la historia han dado voz a quien no la tiene. Ya que estoy en este gremio, ¿por qué no hacer algo así? En nuestra parcela, todos podemos aportar algo.

El cortometraje también ha sido reconocido en festivales nacionales e internacionales.

Sí, nunca lo hice con esa intención, pero los milagros ocurren. Está gustando mucho y eso me ha impulsado a grabar mi primer documental y a dirigir otra película, también con perspectiva social pero de ficción. Estoy muy contenta, aunque lo importante era que el mensaje calara. 

En estos últimos años se han dado pequeños pasos para visibilizar la violencia vicaria, por ejemplo, a nivel legislativo. ¿Aún queda camino por recorrer?

Totalmente. Hay un gravísimo problema de formación, sobre todo, en jueces, aunque también es visible en sanitarios, policías, bomberos... Necesitamos aprender mucho de este tema y tomar más conciencia. Es cierto que estamos mejorando, al menos ya se habla de esto y se incluye en algunas normativas, pero todavía hay muchas mujeres sufriendo por sentencias que son absurdas. Es tan sencillo como escuchar a los niños, es un derecho que no se está garantizando. Desde Europa nos han dado un toque de atención en este sentido. 

«Falta mucha formación en todos los ámbitos, pero el problema se agrava en los juzgados»

Mucha gente desconoce el término violencia vicaria, ¿cree que sería interesante comenzar por ahí?

Cuando la gente que aún no lo conoce lo descubra, se producirá un gran cambio. Con el corto también quiero enseñar que la violencia de género vicaria no es solo el asesinato de los hijos, esa es la punta del iceberg, desgraciadamente. Antes de llegar a ese momento ocurren muchas más cosas: te manipulan a través de ellos, te amedrentan o te amenazan con que les pasará algo a los niños si no haces lo que te piden. A las mujeres se les dice que no vuelvan con el maltratador, pero a los peques, en muchas ocasiones, se les obliga a seguir viendo a sus padres, hombres con antecedentes penales de maltrato probados. A veces parece que imperan más los derechos de los maltratadores que de los niños.

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