El invierno deja en Canarias la mitad de la lluvia esperada

Canarias despide un inicio del año muy cálido que convierte al Archipiélago en una de las regiones con mayor sequía

Un hombre camina bajo la lluvia durante la borrasca ‘Garoé’ en Santa Cruz de Tenerife.

Un hombre camina bajo la lluvia durante la borrasca ‘Garoé’ en Santa Cruz de Tenerife. / María Pisaca

Verónica Pavés

Verónica Pavés

Santa Cruz de Tenerife

Canarias despide otro invierno muy seco y muy cálido. Pese a la sensación general de frescor, los termómetros no han marcado valores habituales para la época y las lluvias se han quedado muy lejos de lo esperable. El Archipiélago cierra así un invierno que se antojaba fresco pero que demuestra que el avance del cambio climático también puede ser imperceptible. 

La temperatura media de los últimos tres meses (entre diciembre y febrero) se ha situado en 16 grados, según el último balance de la Agencia Estatal de Meteorología (Aemet), presentado ayer. Este valor lo sitúa como un mes «muy cálido» y, de hecho, lo convierte en el sexto más cálido desde 1961. Por encima se encuentran el de 2023-2024 (el más cálido de la serie histórica), el de 2019-2020 y el de 2009-2010. 

En todo caso, los últimos siete inviernos (a excepción de 2020-2021), Canarias ha registrado temperaturas por encima de los valores normales en mayor o menor proporción. Los episodios puntuales de calor han sido los responsables de que en el balance final de los termómetros hayan dado este resultado. Como explica la Aemet, el primero se produjo entre el 13 y el 16 de diciembre. La borrasca Dorothea que se formaba al noroeste del Archipiélago, provocó un flujo del este (desde el continente africano)que acabó incrementando la temperatura media hasta en cinco grados por encima de lo habitual. El episodio vino acompañado de una intensa calima que alcanzó su máxima concentración el 17 de diciembre. 

Después de las uvas y a la espera de la llegada de los Reyes Magos, Canarias vivió otro episodio de altas temperaturas. De nuevo el viento sopló desde el este, arrastrando calima y calor desde el continente africano debido a una borrasca que se encontraba al norte de Azores. Los termómetros marcaron esos días una anomalía positiva de 2,5 grados. Aunque las temperaturas se estabilizaron a mediados del mes, a finales se volvió a registrar otro de estos episodios cálidos. En concreto, entre el 25 y el 27 de enero se produjo un aumento de las temperaturas que, sin embargo, fue menos intenso y acabó rápido una vez se reestablecieron los Alisios y las borrascas Hermine e Ivo aportaron masas de aire más frías. 

El último episodio cálido se vivió entre el 21 y 25 de febrero, pero fue uno de los «menos intensos del invierno», según la propia Aemet. Un vórtice al noroeste de África y un anticiclón muy extendido hacia la Península Ibérica fueron los responsables de que se restableciera ese flujo del este que arrastra calor y calima hasta el Archipiélago. 

El calor fue, además, extensivo a ambas provincias. Por un lado, en la provincia de Las Palmas de Gran Canaria se registró una temperatura media de 17,2 grados, lo que supone 0,7 grados por encima de lo normal. En Santa Cruz de Tenerife –que siempre suele tener temperaturas más frescas–, registró 14,5 grados de media, lo que supone 0,8 grados por encima de lo habitual. 

Por meses, el de diciembre fue el más cálido. En concreto, según la Aemet, en diciembre se registraron 16,8 grados de media (18,1 grados en Las Palmas y 15,3 en Santa Cruz), lo que supone una anomalía térmica de 0,9 grados. En enero bajaron las temperaturas, pero aún se mantuvo por encima de lo habitual. En este caso, se registraron 15,7 grados de media en toda Canarias, con una anomalía térmica de 0,9 grados. Por último, febrero fue el mes más frío y «normal», con una temperatura de 15,4 grados en toda Canarias (0,5 grados por encima de lo normal). 

Precipitaciones escasas

Otro de los aspectos en los que incide este resumen estacional es en las lluvias, que durante el invierno han sido demasiado escasas. Aunque en diciembre y en enero las precipitaciones fueron suficientes como para convertirlos en meses «normales», la sequía de febrero ha sido suficiente como para que este invierno tuviera un carácter «muy seco». 

Según la Aemet, durante el invierno apenas se acumularon 62,6 litros por metro cuadrado en el Archipiélago, lo que representa un 48% de las precipitaciones esperadas. Esto sitúa a este invierno 2024-2025 en el top diez de inviernos más secos desde 1961. 

Las zonas menos agraciadas con la lluvia se han situado en Lanzarote y Fuerteventura, y el sur de Gran Canaria, Tenerife, La Gomera y La Palma. Por el contrario, el enclave más lluvioso ha sido el norte de la Isla Bonita. Por meses, el más lluvioso fue el de diciembre, cuando se acumularon 28,3 litros por metro cuadrado.Se produjeron tres episodios de lluvia, entre el 8 y el 10, el 14 y el 15 y del 20 al 23 de diciembre. Sin embargo, el que dejó precipitaciones más abundantes fue este último, ya que se debió a la aproximación de una DANA al noroeste de las islas. Incluso así, solo llovió la mitad de lo esperado. 

En enero se acumularon 20,7 litros por metro cuadrado, lo que corresponde al 57% de lo esperado según el periodo de referencia. Las lluvias se acumularon en tres episodios:del día 5 al 6, entre los días 20 y 24 (asociados a la borrasca Garoé) y entre los días 27 a 31 de enero, con unos alisios más húmedos de lo habitual gracias a las borrascas Hermine e Ivo. 

Febrero no tuvo tanta fortuna. La precipitación media acumulada apenas se situó en 13,5 litros por metro cuadrado, lo que significa que llovió el 36% de lo esperado. 

Por tanto, el invierno no ha ayudado a paliar la grave sequía meteorológica que sufre el Archipiélago. En lo que llevamos de año hidrológico (que comienza en octubre) apenas ha llovido la mitad de lo esperado. Así Canarias encadena cuatro años de sequía y se ha convertido en la comunidad autónoma con peores registros.

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